Leer puede predisponer a un mejor conocimiento del mundo o para acceder a una más adecuada relación con el entorno y amortiguar las dificultades o los pesares.
Por eso resulta reconfortante que haya ejemplos de niños que se enfrascan en la lectura y animan a otros a imitarlos, como es el caso de los hermanos mellizos Jeremías y Genaro Otelo, del kilómetro 8 de Guaymallén. Estos chicos no hace mucho obtuvieron el primero y tercer puesto en Mendoza, en el marco de la XVII Maratón Nacional de Lectura, organizada por la Fundación Leer. Eso significa que el primero de los chicos fue el alumno que más leyó este año que está transitando en la provincia y su hermanito quedó en la tercera posición en el mismo certamen, claro, considerando el ámbito de acción que abarca la institución que impulsó esta particular convocatoria.
Este tipo de convocatorias son importantes, no por la competencia en sí misma, sino por el estímulo a leer que provocan en los niveles infantiles y juveniles de la población. Estas instituciones, como la escuela misma y las bibliotecas públicas y populares, buscan con el hábito de la lectura transformar la vida de millones de chicos o ponerlos en una mejor aptitud frente a la vida. Y aquí citamos las palabras del pediatra y fundador de Conin Argentina, doctor Abel Albino, quien sostiene que un gran país se hace con infantes bien nutridos, con sus vacunas al día y con todos ellos leyendo, es decir, desarrollando las competencias de lectura y de escritura.
En el caso descripto de los pequeños estudiantes de Guaymallén, el impulso a leer se debe a la gestión y mediación de la madre, porque ella fue la que los incentivó en forma permanente a tener esa predisposición. Y en la actualidad los dos alumnos ya no necesitan ser acicateados porque ambos han adoptado esa tendencia a rodearse de libros, con la misma naturalidad que se puede tener, por ejemplo, para salir a jugar a la pelota o ir de paseo al parque o al cine.
Hay una labor familiar de preparación y estímulo importante en el hogar para que los niños lean. En este caso, se sugiere la lectura de cuentos de fácil comprensión para los más pequeños y poco a poco dejar que los infantes vayan eligiendo los temas en los cuales quieren introducirse y desarrollar. Sabemos que son tiempos difíciles, complicados, en muchos hogares, pero merece la pena “perder el tiempo” con los niños leyéndoles y contándoles historias porque los efectos pueden ser muy positivos en el corto, mediano y largo plazo.
También es muy gravitante en este acercamiento a la lectura el trabajo silencioso pero fecundo de los clubes del lector de las bibliotecas públicas y populares, que apelan a la diversidad lectora buscando caminos de lecturas donde el viaje ficcional o ensayístico sea una experiencia para compartir, contar y debatir.
En definitiva, desde las aulas, en el hogar con el apoyo de los padres o desde las casas de los libros, hay que mantener la fe el hábito de la lectura entre niños y jóvenes y resguardarlo e impulsarlo, como gran forma de aumentar el saber, vigorizar el pensamiento y la capacidad imaginativa de quienes están llamados a ser los conductores de este país en el futuro.