Expoagro es una muestra organizada por Exponenciar S.A., sociedad formada por los diarios Clarín y La Nación, que hace más de una década fusionaron dos exposiciones que hacían por separado. Una característica de la Feria es que los cultivos se muestran “en vivo”, desde la siembra a la cosecha.
Las máquinarias se exponen haciendo sus trabajos y lo mismo hacen todas las actividades vinculadas al agro, desde medios de transportes a servicios financieros. Hasta hace un par de años la exposición se realizaba sobre campos alquilados y preparados con mucha anticipación, en la zona núcleo que va desde el norte de Buenos Aires hasta el este de Córdoba.
Luego los organizadores compraron un campo de 150 hectáreas cercano a la ciudad de San Nicolás, para poder dotarlo de mayores comodidades para expositores y visitantes. En este sitio se realiza la muestra de este año, que visitada por miles de personas, productores, profesionales, empresas contratistas. Extranjeros, de más de 22 países la visitan interesados en la tecnología agropecuaria argentina.
El éxito de la muestra de estos últimos cuatro años está estrechamente relacionado con la nueva política económica para el sector. Política de la eliminación de retenciones para las exportaciones, reducción en el caso de la soja, eliminación de regulaciones que impedían exportar, garantía de los derechos de propiedad y haber terminado la constante agresión que practicaba el gobierno anterior.
Lamentablemente, en el ciclo agrícola 2017/18 una sequía extraordinaria produjo una notable disminución del volumen cosechado, especialmente soja, provocando grandes pérdidas a mucho productores. Cuando habían comenzado las siembras del ciclo actual, con expectativas de alcanzar records de producción y exportaciones, el gobierno nacional, restableció las retenciones que había eliminado y congeló la baja gradual prevista para soja.
Las nuevas retenciones de 3 y 4 pesos por dólar exportado, según sean productos primarios o elaborados, unidas a una baja de los reintegros, desalentó y enojó a no pocos productores. En la práctica este mecanismo implica un desdoblamiento cambiario donde los productores compran insumos a un dólar más alto del que reciben al exportar.
Es de esperar que este esquema sea realmente transitorio. A pesar de todo, ya en plena cosecha, se están obteniendo rindes muy altos tanto en maíz como en soja, y una cosecha de trigo que ha sido record: se espera un volumen total que rondará los 120 millones de toneladas. Desde 1983 a la fecha el agro ha multiplicado por cuatro su producción. Es que el sector agropecuario en las últimas tres décadas ha realizado lo que con acierto el Ing Héctor Huergo, uno de los mayores conocedores del sector, ha llamado la “Segunda Revolución de las Pampas”.
Obviamente la primera fue la concretada en la segunda mitad del s. XIX. Dice Huergo que se trata de “una fenomenal epopeya en la que se gestó una agricultura de enorme eficiencia e insuperable huella ambiental”. Se trata en resumen de la aplicación del conocimiento científico a todas las etapas y procesos de la agroindustria, semillas, fertilizantes y plaguicidas, la maquinaria agrícola. La síntesis de ello es la siembra directa, en la que Argentina está a la cabeza del mundo, una revolución en el cuidado y mejora de suelos.
Esa segunda revolución de las pampas no hubiese sido posible sin un extraordinario cambio en la organización de los procesos productivos agropecuarios, con la aparición del contratista de siembra y cosecha. Empresas con una importante dotación de capital en maquinarias y equipos, que cultivan sobre tierras arrendadas. Hoy casi no importa quién el propietario, sino el que hace producir a la tierra.
