Impacto de la cuarentena en los mendocinos: miedo, cefaleas y desgano

Un trabajo del hospital Lagomaggiore concluyó que 8 de cada 10 encuestas sufrieron cambios en su estado de ánimo y pensamientos negativos

Impacto de la cuarentena en los mendocinos: miedo, cefaleas y desgano
Impacto de la cuarentena en los mendocinos: miedo, cefaleas y desgano

Un trabajo realizado por el servicio de Salud Mental del hospital Lagomaggiore le puso números al impacto psicológico que la pandemia y el aislamiento han tenido en los mendocinos.

Se trata de una encuesta en la que pudo concluirse que ocho de cada 10 consultados tiene pensamientos negativos y cambios en el estado de ánimo que incluso han llegado a manifestaciones orgánicas.

Es que el impacto para muchos ha sido tal que lo han somatizado y han expresado síntomas que han afectado su calidad de vida. La mitad (48,1%) dijo sentir desgano y casi un tercio (28%), cefalea. Pero además mencionaron cansancio excesivo (20,3%), dificultad para respirar (5,1%), opresión en el pecho (8,6%) y sudoración en las manos (1,1%).

El malestar está asociado a emociones como miedo, tristeza e irritabilidad que dijeron sentir uno de cada 10 de los participantes.

"El aislamiento tiene como común denominador ser una experiencia desagradable por la pérdida de la libertad, la separación de los seres queridos, la incertidumbre sobre la evolución de la enfermedad y el futuro", concluye el informe.

El abordaje fue realizado tras los primeros 30 días de aislamiento (dispuesto desde el 20 de marzo), por lo que en el servicio estiman que luego de transcurridos casi 70 días las condiciones se habrían agravado. Esto en particular porque se trata de personas elegidas al azar que no estaban en tratamiento psicológico, muchos de los cuales no han recibido asistencia médica debido a las restricciones que impuso la situación. Influyen la disminución en la atención de los servicios de salud, limitaciones a los traslados y temor de acudir por riesgo de contagio del nuevo coronavirus.

Los miedos 

De los 1.213 encuestados, 81,3% ha presentado cambios en su estado de ánimo. Entre las emociones que describen se cuentan incertidumbre (42,7% dijo sentirla), ansiedad (32,9%), angustia (24,4%), empatía y solidaridad (18,9%), irritabilidad (14,2%), tristeza (13,9%), miedo (10,2%) y alegría (5,7%).  

Algo bastante llamativo es la gran proporción que manifestó tener pensamientos negativos: 79%. Del total, 74,2 % dijo haber oscilado entre ellos y algunos positivos lo que es una especie de mecanismo de defensa, un recurso mental para compensar los primeros. 

"Las emociones son negativas porque no hay posibilidad de otras, desde el punto de vista cognitivo se trata de equilibrarlas pero esto en algún momento ya no se puede sostener y se cae en un estado de desesperanza", explicó la psiquiatra Celia del Canto, jefa del servicio y especialista en estrés.

Y agregó: "Es lo que tiene mucha gente, siente que no hay salida. Además de la incertidumbre de no saber cómo salir de acá se suma el factor económico, como el de quienes se han quedado sin trabajo. Llega un punto en que el entorno sigue siendo tan disruptivo que no hay manera de sostener esto".

Andrea (31) sabe de qué se trata. Por las noches siente falta de aire que, con humor, cuenta que ha intentado calmar con un ventilador, aunque sabe que no sirve de mucho. Varias madrugadas la encontraron tomando un té mientras se repite “ya va a pasar”.

"A veces siento mucho dolor de pecho, como si tuviera un elefante encima. La sensación de que me ahorcan, dolor en al garganta, me duelen las costillas y me transpiran las manos", describe.

Es mamá de dos chicos, además trabaja y reconoce que la situación la ha superado: atender las cosas familiares se sumó a las mayores exigencias laborales y en su empresa les han dicho que si tienen que contagiarse que se contagien pero que tienen que trabajar.  "El número de infectados y muertos lo tiran tipo 9 de la noche, cuando estás cenando y con eso te vas a la cama, te va dando miedo de todo y he pensado 'me voy a morir", relata.

Y luego reconoce: "En este momento estoy sola con mis hijos, por primera vez sentí miedo a la muerte y de qué va a pasar con mis hijos si se enferman y los aislan"
Complicaciones a futuro

“En general la gente lo ha considerado como una consecuencia del aislamiento. Incluso muchos no lo habían detectado hasta que les hicimos la consulta”, señaló la psiquiatra.

"Nuestra cuarentena es todo lo contrario a una saludable", resaltó al considerar que es más llevadero un aislamiento corto con menos control y más dirigido al altruismo (que salgan sólo los que pueden salir).

Por otra parte remarcó que la desesperanza es el preámbulo de la depresión. Hay que recordar que ya se viene advirtiendo sobre riesgos mayores. "La vivencia de una epidemia de gran magnitud, especialmente en personas que han experimentado pérdidas importantes, puede ser causal de síntomas de estrés postraumático", ha afirmado la Organización Panamericana de la Salud.

El informe resalta que la actual situación de pandemia podría afectar a la persona en sus diferentes dimensiones: biológica, psicológica, social, laboral, espiritual.

"Este acontecimiento genera una situación disruptiva y de crisis enfrentando a la persona a una situación de estrés agudo", señala. Al respecto detalla: "La reacción de estrés agudo se presenta como respuesta a varios sucesos altamente estresantes, donde se ha puesto en peligro la integridad física o de los demás".

Menciona que esta puede durar hasta 30 días y que el individuo puede presentar sensación subjetiva de embotamiento, desapego o ausencia de reactividad emocional, despersonalización, desrealización, amnesia disociativa, reexperimentación de los acontecimientos traumáticos, síntomas evitativos, restricción de la vida afectiva, sensación de un futuro desolador y aumento del estado de alerta.

Los aspectos positivos

En lo que parece ser un aspecto positivo, dos de cada 10 participantes (18,9%) dijeron sentir empatía y solidaridad. Al respecto, la psiquiatra Celia del Canto señaló que es algo bastante común que se produzca al inicio de estas situaciones, pero que luego este sentimiento cambia.  

"Las pandemias se enmarcan en lo que se llaman 'desastres'. Los mecanismos están descriptos y la solidaridad es uno de los temas que aparecen, al menos al principio, pero esto después termina transformándose en rivalidad, porque el virus no es el enemigo , es el arma: el enemigo es quien tiene el arma o quien se contagió", explicó. Y luego aclaró que por eso surgen agresiones al posible portador del virus, como el personal de salud.

"La solidaridad aparece porque es un mecanismo de defensa pero también se agota y al final termina siendo un 'sálvese quien pueda', y eso se extiende a todo, incluso a lo laboral".

La motivación resguarda la psiquis 

Quienes realizaron el estudio observaron que quienes mantuvieron algún tipo de actividad laboral u otras que los motivaban se reportaron menos síntomas psicológicos y físicos. 

El 72,3% de la muestra pudo encontrar una actividad que les genere motivación, siendo estas principalmente: series y películas (59,6%), tareas de mantenimiento del hogar (46,3%), redes sociales (43,4%), actividades culinarias (41,4%) y música y podcast (30,4%).

En cuanto a la observación de reacciones emocionales exageradas a situaciones cotidianas, el 44,6% las presentó. De todos ellos, el 88,5% logró restablecer la calma.

Tenemos algo para ofrecerte

Con tu suscripción navegás sin límites, accedés a contenidos exclusivos y mucho más. ¡También podés sumar Los Andes Pass para ahorrar en cientos de comercios!

VER PROMOS DE SUSCRIPCIÓN

COMPARTIR NOTA