Totalmente golpeada por la pandemia, y con las morgues repletas, la ciudad de Nueva York comenzó a enterrar a varias víctimas de coronavirus en fosas comunes en una isla cerca del Bronx, la isla Hart.
Este lugar es desde hace más de 140 años la última morada de los muertos que nadie reclama, los no identificados y los indigentes.
Tiene 40 hectáreas y allí descansan más de 800.000 personas. En el cementerio público más grande de EEUU, no hay lápidas, elogios ni horarios de visita regulares. De hecho, la mayoría de los neoyorquinos nunca escucharon hablar de Hart Island, el lugar de los olvidados y las almas perdidas.
Dicha isla es administrada por el Departamento Correccional de la ciudad y tiene un pasado marcado por la tragedia. Durante la guerra civil, fue sede de una cárcel, luego de un asilo psiquiátrico, un hospital para tuberculosos, un orfanato y una base de misiles.
Los cuerpos no reclamados en la morgue de la ciudad llegan a la isla en ferry y son enterrados en lotes que contienen entre 150 adultos o mil bebes, según indicaron.
Hace años, cuando había allí un centro de tratamiento de adicción a las drogas y otras instituciones, había un capellán. Pero hoy, los muertos, sin embalsamar y a veces vestidos con las ropas con las que los encontraron, son enterrados sin ninguna ceremonia.
En la isla también descansan miles de bebés, no natos, u otros que murieron a poco de nacer.