Tres triunfos al hilo no pueden ser coincidencia. Ni siquiera golpes de suerte. Gutiérrez volvió a dejar de rodillas a un nuevo rival y encadenó una racha de victorias que lo pusieron en lo más alto. Ayer fue 1-0 ante Independiente de Chivilcoy y la sensación es que los rivales deberán dejar la vida si es que quieren quitarle al “celeste” su condición de líder.
Las condiciones sobre como jugar el capítulo inicial no fueron propiedad exclusiva del local y eso pesó en el trámite general del encuentro. Independiente de Chivilcoy juntó las líneas, presionó en la mitad de la cancha con mucha gente y decidió jugar desde ese lugar, buscando provocar el error rival para salir rápido de contragolpe.
Gutiérrez se perdió en su propia impotencia y casi no avanzó con pases cortos. El circuito creativo (léase Ortiz-Arce) casi no tuvo destellos y faltó claridad para jugar la redonda.
Ese mano a mano que falló Torres cuando la etapa se moría dejó en claro que no se podía descuidar la última línea. La soledad con que el delantero enfrentó al ex Guaymallén no es una imagen a la que estén acostumbrados los hinchas “celestes” y el ¡uhh! con que vivieron el desenlace de la jugada dejó en claro que el equipo debía salir de su aletargamiento.
La misma lectura que hicieron esos miles de técnicos que pueblan las tribunas fue la que hizo Scivoletto. Faltaba claridad para llegar ante Ivanoff y por eso metió mano a banco de los suplentes. Adentro González y Lucero, afuera Baldaccini y Ortiz. La idea era encontrar más tenencia de balón y romper en velocidad por el costado con las corridas del exLepra. ¿Hubo solución? Costó, sobre todo porque el equipo continuó impreciso en la entrega durante los primeros minutos y apostó a lanzamientos largos durante gran parte del encuentro.
Recién después del gran sofocón que vivió en su área, cuando Aracena salió lejos del arco y debió rechazar en la línea Pucheta, el equipo se hizo dueño de la redonda. Ya estaba en cancha Irañeta, quien reemplazó al lesionado Andrada (ver aparte), y dio mayores argumentos para buscar el triunfo. Arce, rodeado de “socios”, empezó a jugar y el rendimiento colectivo sumó algunos puntos como para merecer finalmente la victoria.
Y de tanto ir, aunque no siempre con claridad, encontró, tras un tiro libre de Arce y un rebote en un rival, el gol que necesitaba para desatar el delirio contenido. González le dio con alma y vida para romper la resistencia de Ivanoff y decretar el triunfo.
El real valor de esta victoria debe darse por lo costosa. Fue el partido más complejo que debió sortear y salió airoso. Es cierto, todavía falta el candidato (Talleres de Córdoba), pero que nadie le quite la ilusión al pueblo “celeste”.
Andrada preocupó a todos con su salida
Gabriel Andrada debió abandonar el campo de juego antes los 15 del complemento por una fuerte dolencia en su hombro izquierdo, producto de una caída tras un choque con un rival. Los primeros indicios no son positivos respecto de la lesión. Habrá que esperar los estudios. Además, Jesús Baldaccini dejó la cancha con una contractura, aunque no sería grave.