El Acceso Este es, sin lugar a dudas, la principal puerta de ingreso a Mendoza. Sin embargo y por diferentes circunstancias, a excepción del tramo comprendido entre la Terminal de Ómnibus y el puente de hierro en Guaymallén, el resto de esa importante vía de circulación presenta un panorama que no responde a las exigencias en cuanto a cuidados se refiere. Es más, existen problemas de inseguridad que se reiteran como consecuencia de la falta de iluminación en algunas zonas conflictivas.
A modo de comparación, podríamos señalar lo que sucede con los otros dos accesos: el Sur y el Norte. En el primero de los casos, las comunas de Guaymallén, de Godoy Cruz y de Luján se han preocupado por mantener la parquización del espacio central entre las dos vías de circulación, mientras en el caso del Acceso Norte se realizaron importantes trabajos que incluyeron la implantación de especies arbóreas con motivo de la reciente realización de la Cumbre del Mercosur.
En el Acceso Este, todo está muy bien cuidado hasta el puente de hierro, pero a partir de allí la situación varía sustancialmente, aunque se trata de un tema que no es reprochable a la comuna de Guaymallén sino al accionar de inadaptados que arrojan todo tipo de escombros y residuos a los costados del camino.
Otro tema a considerar se centra en la gran cantidad de desarmaderos o de compra y venta de hierro que se multiplican por kilómetros a lo largo de la ruta. Quizás por carencia de una necesaria legislación, ese tipo de comercio funciona sin ningún tipo de infraestructura, por lo que los restos de los vehículos se encuentran prácticamente diseminados.
Días pasados comenzaron las tareas de colocación de torres de iluminación en un tramo de 7 kilómetros, entre el puente de hierro y el cruce con Rodríguez Peña, una iniciativa que tiene un plazo de ejecución de seis meses y un costo de 11,5 millones de pesos. Se trata de una obra que cubrirá una falencia importante, en razón de que a partir del puente de hierro la ruta se convierte en una verdadera boca de lobo.
Esa oscuridad suele ser aprovechada por delincuentes para arrojar piedras a los automóviles y luego asaltarlos, tal como lo han señalado las crónicas policiales. Esto resulta inaceptable, como lo es también el hecho de que se haya tenido que colocar los tableros de comando en las columnas a una altura inaccesible y eliminar las jabalinas de puesta a tierra, a los efectos de evitar los robos.
Debería también contemplarse la posibilidad de construir cruces peatonales, especialmente en las zonas pobladas ubicadas en las cercanías del mercado cooperativo de Guaymallén y dotar de una capa suficientemente consistente en los caminos laterales a los efectos de que sirvan de colectoras cuando se producen embotellamientos como consecuencia de algún accidente. Los hechos han demostrado que los trabajos realizados en los últimos meses no dieron los resultados esperados.
La iluminación de un nuevo tramo del Acceso Este es una obra necesaria y mejorará, sin dudas, la imagen del ingreso a la provincia y resulta interesante el hecho de que se haya anunciado la proyección de la obra hasta San Martín, en un tramo de 32 kilómetros más. Es de esperar también que ese anuncio se concrete en el corto plazo y que no se repita la demora entre la iluminación del primer tramo, durante el gobierno de José Bordón, y las tareas ahora encaradas en la segunda etapa. También es esperable que las comunas de Guaymallén, Maipú y San Martín trabajen en conjunto para la parquización del espacio central entre las vías de circulación.
