Iglesias evangélicas: hay 900 templos de un culto que crece

Mientras la proporción de católicos sigue en baja, otras vertientes del cristianismo tienen cada vez más fieles en Mendoza.

Iglesias evangélicas: hay 900 templos de un culto que crece
Iglesias evangélicas: hay 900 templos de un culto que crece

¿Por qué hay tantas iglesias evangélicas en los barrios? ¿Cómo se sostiene ese crecimiento? Los testimonios se acumulan: "Dios salvó mi matrimonio", "Estaba en la droga y Él me rescató", "Vi que el Señor caminaba de mi mano y dejé el casino". Para el agnóstico o el ateo, estas frases pueden sonar absurdas. Pero más allá de las disputas teológicas, al recorrer las esquinas se hace evidente que las ramas del cristianismo no católico cumplen una función esencial en la vida de muchos mendocinos.

Franco Mazzocca (22) asiste a la congregación C3 (Comunidad Cristiana de la Ciudad). "Nací en una familia cristiana, aunque 'nacer en un garaje no te hace un auto'", bromea, y recuerda que "su conversión" se dio en la adolescencia. Hoy va a las reuniones y con sus impresoras 3D diseña prótesis de manos y brazos para quien las precise ¿Qué encuentra en su iglesia? "Una familia que se ocupa de acompañar, enseñar y ayudarse. Pero estos son aspectos que no he visto sólo allí, sino en todas las congregaciones hermanas que conozco". 

Camino al cielo

Algo se mueve en el mundo de la fe. Para entender la tendencia, lo primero que hay que saber es que los más de 900 lugares de culto que existen en la provincia representan un panorama que no se presta a generalizaciones.

El incauto sólo ve a "católicos y protestantes". Sin embargo entre los evangélicos, por ejemplo, hay diversas líneas. A su vez, numerosos pastores locales sostienen que la Iglesia Universal del Reino de Dios -"los brasileños de la tele"- no debe considerarse dentro de la doctrina cristiana. Por afuera de esos grupos, hay iglesias minúsculas que concretan sus actividades más allá de las denominaciones.

El mapa, en suma, es complejo: lo irrefutable es que el catolicismo viene en baja. La Segunda Encuesta Nacional sobre creencias y actitudes religiosas en la Argentina, que publicó este año el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), detalla que 30,4% de los cuyanos no se considera católico. En contraste, las iglesias que más crecen son precisamente las evangélicas, un grupo que tiene más templos que todos los otros credos juntos y que incluye, entre otros, a los bautistas, los pentecostales, los metodistas y los llamados "libres". Estas confesiones pasaron de representar un 9% del total nacional en 2008 a un 15% en 2019. Casi el doble.


Pastor. Roberto Beretta, en una celebración al aire libre. | Gentileza
Pastor. Roberto Beretta, en una celebración al aire libre. | Gentileza

El pastor Roberto Beretta (63), de la Iglesia de la Ciudad (Godoy Cruz), atribuye el proceso a varios factores. "Uno es, sin dudas, que la gente busca una transformación concreta en su vida y no la mera adhesión a un sistema de creencias", reflexiona. "Otra variable es la transversalidad. Vas a encontrar evangélicos en diferentes barrios, con diferentes estilos, lo que les permite conectar mejor con cada lugar". A esto, Beretta añade la posibilidad de que las mujeres sean pastoras y la mirada integral sobre la realidad: "Intentamos un acompañamiento de nuestros hermanos en sus necesidades espirituales, pero también familiares, materiales y físicas, sumando un propósito a la vida".

Llegado este punto surge una primera hipótesis. Frente al caos posmoderno, ciertos templos ofrecen algo que ni la educación formal, ni la militancia política ni la industria cultural están siendo capaces de articular: una idea de comunidad. Una vara común para interpretar el presente, de forma que se vuelva menos angustiante. "En un sentido -aporta Beretta- la experiencia cristiana es una contracultura".

Visión de familia

Un estudio reciente indica que "los pastores son en su mayoría varones (60,1%) de entre 40 y 65 años (72,4%)" y que "más de la mitad complementa su labor religiosa con algún trabajo remunerado fuera de la iglesia" (Mosqueira y Algranti: 2019).

Las familias de esos pastores y pastoras suelen colaborar en la prédica. De hecho, Beretta trabaja junto a Silvia, su esposa y compañera de ministerio. Desde otra perspectiva, Rodolfo Valdivia (60) y Adriana Farías (58) hacen lo propio en la Iglesia Bautista San Martín Norte (San Martín). Adriana, además, es trabajadora social. Rodolfo toma la palabra: "Te voy a contar una cosa para que entiendas lo que significan los valores que defendemos. Mirá si será importante esto, que me acuerdo de la fecha exacta en que ocurrió: el domingo 5 de febrero de 2014. Nuestro hijo de 28 años se levantó y cuando desayunábamos nos dijo 'tengo que contarles algo importante. Anoche besé a una chica por primera vez'". Adriana completa: "Ahora esa chica es su esposa. Esto defendemos: pulcritud, santidad, pureza. Un mensaje revolucionario".

La política y el Estado

Se las puede amar o criticar, pero las iglesias cuentan con merenderos, hogares de ancianos, centros para personas en situación de calle, escuelas, clubes, programas para la mujer y la juventud, equipos de psicólogos, médicos y espacios de formación laboral. En general, los fondos para solventar esos proyectos salen de los fieles, que aportan diezmos u ofrendas. Según el pastor Valdivia, "no se trata de avanzar sobre tareas del Estado sino de cumplir con lo que debe hacer un cristiano, más allá de lo que hagan los gobiernos". 

La idea de participar en política cobró fuerza hace unos diez años, con un impulso notable en el último lustro. "Hoy hay líderes que son concejales, legisladores, y también en cargos ejecutivos. Sabemos que el espacio vacío que vos dejás, alguien lo va a llenar. De todas formas cada quien tiene la libertad de votar lo que quiera. En nuestra carrera, la única vez que hemos hablado en favor de algunos políticos fue cuando se dio el debate sobre el aborto", destaca Valdivia.

Otros cristianos

Son las 20.30. En la Iglesia de Cristo, ubicada en Mitre 1478 de San José (Guaymallén), varias personas estudian la Biblia como todos los jueves. Un joven llamado Esron Ocsa (sic) -moreno, unos 30 años- lee pasajes de la Escritura y escribe en un pizarrón. En un momento, pide disculpas y se retira apurado "porque tiene que entrar al trabajo". El encuentro sigue. Aquí no hay pastores. Todos los asistentes se consideran sólo "hermanos".

"¿Usted es del diario? Le damos la bienvenida", dice Waldo Sánchez (70), y el resto de los fieles saluda. Waldo tiene un ancho bigote blanco; nació en Quillota (Chile) y hace más de 40 años que predica. En su comunidad intentan "ceñirse a los textos sagrados" -por lo que "no usan instrumentos musicales en la alabanza"- y buscan cuidar a los integrantes "cuando están desocupados o con algún inconveniente".  "No hacemos como otros, que montan un show y sacan la plata a la gente" remarca.


Iglesia de Cristo. Algunos fieles de la congregación, que se encuentra en Guaymallén, posan frente a uno de los templos, que consiste en un simple local.  | Gentileza
Iglesia de Cristo. Algunos fieles de la congregación, que se encuentra en Guaymallén, posan frente a uno de los templos, que consiste en un simple local. | Gentileza

La Iglesia de Cristo es una entidad pequeña, con una única sede en la provincia. Pero representa, en parte, a otra vertiente a destacar: la de los innumerables espacios de fe que funcionan lejos de las avenidas; en locales, garajes o incluso en casas obreras. Una constelación de organizaciones que, más allá de sutilezas doctrinarias, contiene de algún modo a miles de mendocinos que navegan la incertidumbre del presente. "Se nos acercan con problemas económicos, familiares, de adicciones... Y seguirán viniendo, porque dice la Biblia que llegarán días de hambre: no de pan, sino hambre espiritual. Vuelva cuando quiera", invita Waldo. Es casi la hora de la cena.

Iglesia Universal del Reino de Dios: la más criticada

La Iglesia Universal del Reino de Dios es muy cuestionada por algunos líderes religiosos de la provincia. Los Andes intentó contactar con representantes de ese credo fundado en Brasil. La respuesta fue que nadie podía hablar porque "hay que solicitar autorización de los superiores". 


Iglesia Universal. El imponente templo de calle Rioja. Esta vertiente es mirada con recelo. | Mariana Villa / Los Andes
Iglesia Universal. El imponente templo de calle Rioja. Esta vertiente es mirada con recelo. | Mariana Villa / Los Andes

Igual vale la pena anotar algunas impresiones –seguramente parciales– tras la visita al enorme templo que está en Rioja al 1400 de Ciudad. Por la tarde, el pastor inicia el culto cantando. Vendrán múltiples tramos de clímax y la alusión a elementos muy concretos, mediante los cuales se lograría el contacto con lo sobrenatural. Así aparece "la sal que purifica", luego vienen los "los relojes consagrados". Los objetos cotidianos se vuelven portadores de un encantamiento que aviva los ánimos.

Y en el "pare de sufrir", el leit motiv son los asuntos económicos. En las paredes se proyecta el video de una mujer que por años no aportó sumas importantes a la iglesia. "Hasta que un día donó $ 7.000 y su vida cambió". La señora se volvió corredora inmobiliaria y se compró una 4x4 (la foto del vehículo se proyecta en el muro). Como le fue tan bien, en el año siguiente la creyente donó otros $ 90.000 ¡y le fue mejor! "Ya lo ve, Dios está dispuesto a poner su parte… si usted pone la suya", cierra el pastor.

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