La tendencia actual es unificar ambientes para crear espacios abiertos y diáfanos, eliminando las barreras visuales entre ellos. Crear varias zonas es una opción muy interesante y práctica, pero necesitás tener en cuenta varios factores a la hora de distribuir la luz, el tamaño, el uso que le vas a darle, etc. El vidrio es una buena solución para separar espacios sin perder luminosidad y ganar metros.
Sustituir los tabiques por una estructura de vidrio le dará al espacio una mayor amplitud visual. Además, la luz natural pasará con facilidad de un lugar a otro consiguiendo más luminosidad. Estas características son muy importantes, sobre todo en casas con poca iluminación y de reducidas dimensiones.
Los paneles divisores de vidrio sirven para distribuir y separar el espacio y aislarlo de ruidos y olores, pero lo más importante es que haya una comunicación visual entre ambas espacios. Una interesante propuesta es crear una habitación dentro de otra, compartiendo una zona común de la casa.
Las paredes de vidrio ocupan menos espacio útil que las de ladrillo, por lo que se consigue ganar unos centímetros a la casa. Si estás pensando en cambiar alguna pared por una estructura de vidrio, podés encontrar una gran variedad de soluciones: estructuras fijas, puertas corredizas, en vidrio transparente, mate, serigrafiado...
Si elegís una estructura de vidrio sin marco, conseguirás crear una gran continuidad espacial; en cambio, si apostás por cuarterones, estos aportarán un toque actual y sorprendente tu hogar.
La instalación es sencilla y limpia. Las paredes de este material son resistentes, ya que son de vidrio templado o de seguridad con puertas rebatibles o corredizas. Se integran fácilmente en cualquier estilo, son muy decorativas y contribuirás a crear un mayor confort sin limitaciones estéticas.
La ventaja: son un buen aislante de los ruidos. Las desventajas: no proporcionan intimidad visual, no son sencillas de limpiar y acumulan grasa con rapidez, sobre todo si tienen acceso a la zona de la cocina.