Desde que nos constituimos como provincia, tras la desintegración de Cuyo en 1820, el escudo oficial de Mendoza tuvo infinidad de diseños.
Durante las gestiones de varios gobernadores tuvo varios diseños o modificaciones. Recién en 1941, el Gobierno y la Legislatura promulgaron la ley 1.450, con la que quedó definido tal como lo conocemos actualmente. El 3 de diciembre de ese año, el Poder Ejecutivo, a través de un decreto, reglamentó este emblema que representa a los mendocinos.
El blasón del rey
En el momento de producirse la Revolución de Mayo, toda la documentación llevaba las armas de “Su Majestad Católica don Carlos IV de España”. El escudo estaba cuartelado y circundado por el collar de la Real orden del Toison y la leyenda en latín “Hispaniarum Rex Carolus Cuartus, D.G.”. A pesar de los hechos de Mayo de 1810, el escudo real continuó usándose por tres años más.
A partir de 1813, Mendoza abandonó las armas reales y comenzó a utilizar el escudo de la Asamblea del Año XIII, compuesto por un óvalo y dividido por mitades horizontalmente divididas en dos cuarteles: el superior (azul “cielo sin nubes”) y el inferior (blanco).
En el campo del mismo, se encontraban dos brazos desnudos y dos manos diestras encajadas, que sostenían una pica que alzaba el gorro frigio. Una corona de laureles circundaba el óvalo que en lo alto tenía un sol meridiano con ojos y nariz, y 16 rayos flamígeros y 16 rectos. Todo estaba rodeado por la leyenda “Sup. Poder Execut. D. Las Provincias Unidas del Río de la Plata - 1813”.
Recién en 1819, el Escudo nacional predominó con algunas variantes. Cabe destacar que no se conoce con nombre y apellido el autor del dibujo original del símbolo patrio. Algunos historiadores suponen que el diseño perteneció al peruano Juan de Dios Rivera.
El primer escudo de Mendoza
El primer emblema de nuestra provincia fue realizado en 1821, un año después de la separación de las Provincias de Cuyo y la autonomía de la misma. Era ovalado y sobre un campo de plata se distinguía un pámpano atravesado por una espiga de trigo y en una de sus partes la leyenda “Gobierno de Mendoza”.
El pámpano y la espiga de trigo simbolizaban las dos industrias principales por aquel entonces. Recordemos que Mendoza, por ese tiempo, era una de las importantes productoras de trigo y su harina se exportaba a Buenos Aires.
Este escudo se aplicó como complemento del nacional, hasta casi terminar la tercera década del siglo XIX.
Emblema federal
El 8 de enero de 1834, durante una sesión en la Legislatura provincial, Andrés Barrionuevo, Juan de Rosas y Correas y Celedonio Roig, incorporaron al escudo nacional de 1819 una series de cambios: en el blasón, cuatro banderas argentinas, sables, un clarín y trofeos de guerra, una leyenda que decía: “Gratitud de Mendoza al señor General Rosas” y la inscripción “Viva la Federación”. Este modelo se utilizó hasta la caída de Rosas en 1852.
Al estilo Urquiza
Luego de la batalla de Caseros, el 23 de febrero de 1852, y la victoria del general Justo José de Urquiza frente a Juan Manuel de Rosas, el escudo de nuestra provincia sufrió nuevas modificaciones.
Fueron sustituidos los trofeos de guerra, las banderas, el título superior de “Viva la Federación” y las palmas por laureles. El sol es pleno, con ojos y nariz. También, en un pequeño lugar, reapareció el escudo nacional apoyado en cañones y adornado con banderas.
Los cuernos... de la abundancia
Cuando se celebró en Santa Fe, el Congreso General Constituyente de 1853, la sala en donde se encontraban los representantes de las 14 provincias, fueron decoradas con sus respectivos escudos oficiales.
Según se cree, fue allí donde apareció por primera vez el de Mendoza y consistía en el mismo emblema nacional pero ofreciendo por primera vez un distintivo peculiar: dos cuernos de la abundancia con las bocas hacia arriba.
Desde 1854 hasta 1861 –año en que se produjo el terremoto– se creó un nueva insignia local: su forma era ovalada. El campo cubierto con montañas; cielo azul. En la parte baja, dos manos diestras encajadas, sostenían una pica con el gorro frigio. Una guirnalda de laurel y otra de roble lo bordeaban.
En lo alto, un sol naciente. Banderas, cañones, lanzas completaban este emblema. Ese mismo año, el ministro de Gobierno, Pedro Pascual Segura, empezó a usar un sello para su despacho que consistía en un escudo circular apareciendo por primera vez una sola cornucopia.
Por decreto ley del 18 de diciembre de 1862, el gobernador Luis Molina ordenó que el Escudo Nacional sirviera como Escudo de Mendoza, pero que el sol no estuviese naciente, sino en perigeo y con banderas de guerra y trofeos militares.
A pesar de tener esta ley, dos años después, el ministerio de Gobierno adoptó como sello dos cuernos cruzados con las bocas hacia arriba.
También, el mismo fue instaurado por el Poder Ejecutivo y la Legislatura, quedando así como el escudo oficial de Mendoza.
Al no existir una ley puntual que normalizara las formas y el contenido del escudo provincial, todo quedó librado al azar, creándose otros emblemas para sellos en diferentes reparticiones públicas.
Oficialmente, Mendoza no tuvo un escudo regularizado hasta 1941, cuando el entonces gobernador Adolfo Vicchi propuso elevar un proyecto de ley para unificarlo.
Como lo conocemos hoy
El actual Escudo de Mendoza se lo debemos a Mauricio Beck, quien en 1941 era el ministro de Gobierno.
El 8 de julio de 1941, el Ejecutivo elevó un proyecto a la Legislatura para que se promulgase una ley que fijara las características definitivas del escudo de la provincia y adoptase un único dibujo para ser usado en todos los edificios públicos o impreso en los papeles, documentos y títulos.
Días después, el proyecto ingresó a la Cámara de Senadores y el 4 de agosto se sancionó en general y particular, introduciendo una modificación al artículo primero. Luego pasó a la Cámara de Diputados. Posteriormente, dicha comisión elaboró un estudio que fue considerado en la reunión del 17 de octubre de ese mismo año.
El debate tuvo como interlocutores vitales a los diputados Urbano J. Ozán y Alejandro Mathus Hoyos. Si bien ambos estuvieron de acuerdo, discutieron en la interpretación que debía darse a cada elemento.
Mientras que el diputado Ozán se inclinó por seguir una línea heráldica pura, el legislador Mathus Hoyos advirtió que el blasón debería tener un concepto republicano.
Los diputados aprobaron con modificaciones el criterio de la Cámara alta y lo remitieron para que los senadores cumplieran con los procesos legales.
Así, el 30 de octubre de 1941 quedó definido el escudo provincial a través de la ley 1.450 que constaba de seis artículos.
El 3 de diciembre de ese año, el Poder Ejecutivo emitió el decreto 1.190 en donde quedaba reglamentada dicha ley.