Ibis Lusetti de Cepparo: “He vivido muchas vidas a través del teatro”

Formada en el Conservatorio Nacional, pionera de la televisión mendocina y con más de cien obras junto al elenco de la UNCuyo, la actriz estrena a mediados de este mes "De Mendoza al mundo compartiendo amores", una puesta que combina teatro, canto y baile

Ibis Lusetti de Cepparo: “He vivido muchas vidas  a través  del teatro”

Con el tiempo, Ibis Lusetti de Cepparo aprendió a convivir con su amigo invisible. Ese que le exigía, que le pedía su entrega total en cada obra, su voz para la composición de cada personaje, algo que vivió con pasión a lo largo de una fructífera carrera que ya lleva más de 60 años.

Con tan solo doce, cuando apenas entraba en la adolescencia, Ibis sabía que su vida iba a estar ligada a las tablas.

Hizo sus primeras apariciones en los escenarios locales y los primeros pasos los dio con su maestra Blanca de la Vega. Con 15 años y un carisma arrollador, comenzó su formación en el Conservatorio Nacional de Arte Dramático hasta su regreso a Mendoza, donde se convirtió en una referente insoslayable de la actuación y hasta fue pionera de las telenovelas locales.

Hoy, luego de dos años de ausencia de la escena vernácula, tiene previsto un nuevo estreno que sumará, a mediados de agosto, a su impecable derrotero artístico. "De Mendoza al mundo compartiendo amores" es la obra que presentará con Aldana y Julio Pizarro, y que combina poesía, música y baile, para hablar de los comienzos del siglo XX en nuestra provincia.

"A partir del último espectáculo "Romance de tango y vino", que hicimos con Enzo De Lucca y tuvo una gran recepción con funciones en el Quintanilla, ahora haremos un espectáculo con otra amplitud.

"De Mendoza al mundo compartiendo amores"  narra los inicios de Mendoza, la nostalgia del mate en la vereda, hasta la llegada de los inmigrantes y toda la transformación que vemos en la actualidad", dice Ibis con la simpatía que la caracteriza y expectante por la nueva puesta que la llevará a los escenarios.

El arte de la composición
La vocación la llevó a interpretar papeles dramáticos y cómicos sobre las tablas. Pero su popularidad en nuestra provincia llegó de la mano de la entonces incipiente televisión.

En la década del '60, con los comienzos de Canal 7, Ibis fue una de las figuras de las telenovelas de la tarde, donde actuó con figuras de la talla de Luis Politti, Eloísa Cañizares o Cristóbal Arnold, por nombrar tres mendocinos ilustres. También por entonces fue Ibis la cara de varios avisos publicitarios.

En la pantalla de aquellos años, la ficción era protagonista de la programación. Y aunque los riesgos eran varios, el aprendizaje fue aún mayor para los actores, que debieron acostumbrarse a los códigos de la televisión bajo su formación teatral.

"En los comienzos de Canal 7 hice avisos comerciales, hice varios ciclos de teleteatro, entre ellos "Ángela", con Luis Politti. También el ciclo de teatro francés con Cristóbal Arnold. Todo era en blanco y negro y salía al aire como salía. Ahí tuve experiencias increíbles con el vivo. Hicimos "Los árboles mueren de pie" con Eloísa Cañizares. Tuve grandes satisfacciones".

-En ese momento eran todo un acontecimiento las novelas locales…

-Sí, la gente las seguía. Recuerdo que el final de uno de los teleteatros me encontró embarazada de seis meses, de mi primer hijo. En ese momento me ponía una faja para que no se notara la panza, pero al final del teleteatro me tenía que casar, y ya no podía más.

El asunto que voy a alquilar el traje de novia y me dice la chica que me mostraba el traje: "¿Para quién es?" Y me mira asombrada, y mi madre que iba conmigo le dice: "Es para el teleteatro". Y la chica le responde: "Ah si usted me cuenta el final no le cobro el alquiler del traje" (ríe).

La actriz mendocina fue parte de la llamada "época de oro" del elenco de la Universidad Nacional de Cuyo. Por aquel entonces se hacían grandes producciones de clásicos de la dramaturgia internacional que convocaban a una multitud.

Con tanta experiencia en el oficio, las vivencias e historias son múltiples. Y como la mayoría de los artistas de su generación, fue una formadora de actores y desarrolló una gran labor docente. "Cuando me encuentro con ex alumnos me dicen: ‘Ibis yo no pude seguir las tablas, pero usted no sabe lo que me ha servido el teatro para la vida’, reflexiona con satisfacción sobre sus cimientos como persona y artista.

-Su labor con el elenco de la Universidad fue ardua, pero satisfactoria…

-Hice más de cien obras con el elenco estable de la Universidad Nacional de Cuyo. Fueron 34 años de actividad ininterrumpida. En ese momento había presupuesto para hacer las mejores producciones. Traían grandes directores, había despliegue de producción escenográfica, de vestuario. Haciendo "Hamlet" tuvieron que poner sillas al costado de las butacas en el Independencia, para que la gente no se quedara afuera.

Cuando hacíamos las obras convocaban a directores de Buenos Aires y cada uno  venía con su estilo, en tanto que nosotros nos teníamos que adaptar a eso, era nuestro gran desafío. También hicimos obras de autores mendocinos como "La Marga", que tuvo un éxito impresionante. Y en esa obra terminé de conocer a mi amigo invisible, que me pide mi cuerpo, mi voz y mi piel para meterme en un personaje y componerlo. Ya dejo de ser yo.

El trabajo de composición es muy difícil pero es maravilloso. Cada personaje va dejando su sedimento dentro de uno, y se siente enriquecida. Vivís la magia de ser otro, el teatro te permite vivir muchas vidas.

-En la actualidad, ¿sigue al teatro mendocino?

-Sí. Me gusta. Pero yo soy de otra escuela, tuve que memorizar los textos toda mi vida y ahora se usa la improvisación. Yo entiendo que es importante como estudio, como ejercicio. Pero para montar una obra y hacer composición de personajes es otra cosa.

-¿Cuál fue el personaje que más le costó?

-Una de mis experiencias grandes fue "Mariana Pineda", de Federico García Lorca, que hice en el Teatro San Martín de Buenos Aires. Porque es teatro en verso, que es muy difícil. Y no podía cambiar una sola palabra, porque había doce personas detrás de mí que de acuerdo a tal palabra, tenían un movimiento, y si cambiaba una palabra se cortaba la obra.

Yo le decía al director que en dos horas de un monólogo podía ocurrir que se me olvidara algo. Y el director me dijo: "Ni se te ocurra porque no hay lugar para pasar letra". Gracias a Dios salió todo bien, pero estoy acostumbrada a la poesía. Y la poesía y el teatro no se dividen. No hay que dejarse llevar por el canto y lo superficial, y se puede llegar al fondo del texto.

Pero hay que tratarla de manera que no se note el canto del verso, y no se pierda el concepto. Ese personaje es el más difícil que hice en mi vida. Porque Mariana se vuelve loca y luego la matan. Pasás por todos los estados de ánimo y el amor que sentía por el hombre que la traicionó. Además de trabajar un texto, es la entrega física.

-¿Se identifica más con el drama que con la comedia?

-Sí. Yo no me siento cómica, me siento de corte dramático.

-Y de su paso por el Teatro Nacional Cervantes, ¿cuál es el momento que más recuerda?

-Hicimos la obra "Nuestro pueblo" de Thornton Wilder. En el final se van muriendo los personajes y quedo sola en el escenario. Cuando termina la obra, se abre el telón y nadie del público se movió. Nos empezamos a mirar. Se cerró y abrió el telón nuevamente para que el público se diera cuenta de que la obra había terminado, pero nada... Yo veía que nadie se movía ni aplaudía.

Entonces, cuando abrieron por tercera vez, se vino un aplauso ensordecedor. Habíamos logrado un estado de conmoción en el público por lo que nadie aplaudía. Luego, mi profesora Blanca de la Vega me vino a ver al camarín y me dijo: "Ese silencio quizá sea el mejor aplauso que tengas en tu vida". Ahí te das cuenta lo que es la comunicación, lo que es llegar al público.

-Cuénteme sobre el nuevo proyecto

-Haremos un espectáculo con más amplitud que el anterior. Los textos fueron integrados, los fuimos buscando de a poco, no es tarea fácil que todos se unan en un argumento. Yo interpretaré a una mendocina que va relatando todos esos cambios de época, combinados con el baile, el canto y teatro. Aldana Pizarro canta.

Julio Pizarro va a tener el acompañamiento en vivo de guitarra, más una pareja de baile. Va a tener la música de guitarra creando el clima y los textos teatrales que van uniendo las etapas hasta que terminamos en la época de los inmigrantes. A mediados de agosto tenemos previsto presentarlo en el Espacio Le Parc, y estamos ajustando todos los detalles para esta vuelta.

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