Humedales valiosos, pero descuidados

Nadie discute la importancia de proteger nuestros recursos hídricos naturales.

Humedales valiosos, pero descuidados
Humedales valiosos, pero descuidados

En la fecha se celebra en todo el planeta el Día Mundial de los Humedales, a propósito de la fecha en la que se suscribió internacionalmente el convenio sobre estos valiosos espacios para el hombre en la ciudad de Ramsar (norte de Irán), un 2 de febrero de 1971.

Esa convención ambiental intergubernamental, fue el alerta para crear conciencia sobre la importancia de las áreas naturales y la necesidad de conservarlas, contribuyendo al logro de un desarrollo sostenible en todo el mundo.

En Argentina, la pertenencia al Sitio Ramsar  es de rango constitucional (art. 75) y desde 1992 al presente hay 23 sitios certificados, que ocupan más del 21% del territorio nacional.

Desde entonces, aunque también desde mucho antes, se viene advirtiendo en el ámbito científico sobre la necesidad de proteger zonas de este tipo, que para provincias como Mendoza tienen un valor inconmesurable, debido a su clima semiárido y a la crisis hídrica que padecemos de forma permanente.

Las dos formaciones principales e iniciales en el rango Ramsar en nuestra provincia son Llancanelo, en Malargüe, y las lagunas de Guanacache, en Lavalle (límite con San Juan). Pero, desde el año pasado, se sumó al privilegiado grupo la Reserva Natural de Villavicencio (de 72.000 ha), en Las Heras, que también calificó como Sitio Ramsar en Argentina, convirtiéndose en la única reserva privada del país en obtener esta certificación.

El cuidado y la conservación de estos sitios es un compromiso de las autoridades de la provincia, los ciudadanos que la habitamos y  la comunidad científica, que los estudia y nos alerta permanentemente sobre la necesidad de prestarles la debida atención.

Este año, la temática de esta jornada gira sobre el concepto, “Los humedales y el cambio climático”, debido a que dichas áreas naturales son indispensables para prepararnos, enfrentar y contrarrestar los efectos de las variaciones atmosféricas.

Los humedales desempeñan un papel clave para el desarrollo de la vida sobre la tierra y han sido críticos para la supervivencia de las comunidades humanas a lo largo de la historia. Estos ecosistemas brindan importantes beneficios tales como el abastecimiento de agua, el control de las inundaciones, la reposición de aguas subterráneas, la estabilización de costas, la protección contra las tormentas, la retención y la exportación de sedimentos y nutrientes, la retención de contaminantes, la mitigación del cambio climático y la depuración de las aguas. Además, se destacan por la excepcional biodiversidad que albergan. De ellos se obtienen numerosos productos, entre los que se incluyen peces, animales silvestres, maderas y forraje.

Por otro lado, brindan grandes oportunidades para el turismo, la recreación y el desarrollo de la educación y la investigación.

A pesar de su trascendencia, en la actualidad la existencia de los humedales sigue seriamente comprometida en distintas partes de nuestro planeta, como lo planteábamos en esta misma sección el año pasado.

Integrantes del ámbito científico mendocino han advertido la degradación ejercida sobre el “sistema” de humedales de Huanacache en los últimos 100 años. Basta leer documentos y ver croquis del siglo XIX para darse cuenta de la diversidad del “rosario” de lagunas que englobaban a las provincias de San Juan, Mendoza y San Luis, y cuya “pérdida”, prácticamente irreversible, significó un empobrecimiento del capital cultural, social y biológico de la región cuyana. En opinión de estudiosos, la “desaparición” de este sistema de humedales es uno de los grandes desastres ecológicos de la región.

Por otro lado, pensando a futuro, es necesario destacar que la conservación en el largo plazo de ecosistemas como Llancanelo y otros (humedales o no), resulta de contar con un Estado fuerte, capaz de planificar y administrar su territorio, integrando a distintos sectores sociales en el marco del desarrollo y mantenimiento del funcionamiento de los ecosistemas a perpetuidad, es decir, su sustentabilidad.

En síntesis, si somos capaces de revertir el papel del ‘mercado’ para determinar la conservación del medio ambiente, habremos dado un paso imprescindible y trascendental en asegurar la sustentabilidad y conservación de la diversidad biológica, cultural y social de Cuyo.

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