Los humedales son ecosistemas esenciales para el desarrollo y bienestar de la humanidad. Se trata de áreas que permanecen en condiciones de inundación o con suelo saturado con agua durante períodos considerables de tiempo, donde el agua es el elemento clave que define sus características físicas, vegetales, animales y sus relaciones.
Estos ambientes revisten una importancia excepcional basada en la función que desempeñan como proveedores de los múltiples beneficios que brindan al ser humano. Entre estos se destacan el abastecimiento de agua dulce y alimentos; la regulación de sequías; mitigación de los efectos del cambio climático y de la degradación de tierras; la retención de contaminantes y depuración de aguas; la diversidad biológica que albergan; los servicios culturales de tipo recreativo, espiritual, religioso que ofrecen, entre otros beneficios tangibles e intangibles.
A pesar de la reducida extensión que presentan a nivel planetario -apenas entre 5% y 8% de la superficie terrestre- , involucran casi la mitad de los servicios ecosistémicos que proveen todos los ecosistemas terrestres. En lo que se refiere específicamente a los humedales localizados en tierras secas, revisten una importancia vital que encuentra su origen en las funciones y servicios ecosistémicos que estos ambientes brindan, en un contexto geográfico signado por la escasez de recursos hídricos y dominado por procesos de desertificación y cambio climático.
Entre estos beneficios resalta por su carácter estratégico para nuestra región la provisión de agua dulce, a partir de la cual es posible el desarrollo provincial, basado en el sector agroindustrial concentrado en las tierras irrigadas u oasis; seguido por el sector de explotación hidrocarburífera extendido tanto en las áreas no irrigadas como irrigadas de la provincia. Ambos demandan cuantiosos volúmenes de recursos hídricos para la ejecución de sus procesos.
¿Cómo influye el cambio global en estos ecosistemas?
Los humedales son particularmente sensibles a las interacciones establecidas entre los procesos de cambio climático y degradación de tierras, debido a su fuerte dependencia de las condiciones hidrológicas y térmicas. En este sentido, la Convención Ramsar de Humedales de Importancia Internacional prevé su degradación e incluso la desaparición, así como también la disminución de especies que en ellos habitan. Estas tendencias de cambio global, sumadas a una intensificación de los usos no sustentables de los humedales y a los cambios de uso y cobertura de la tierra a los que se ven sometidos, generan una pérdida de la resiliencia (capacidad de reaccionar ante los cambios) de estos ecosistemas y, con ella, a una marcada disminución de sus bienes y servicios ecosistémicos.
La Organización de Naciones Unidas advierte que, de continuar la inadecuada e inequitativa distribución actual de los recursos hídricos en el planeta, se prevé que para 2050 más del 25% de la población mundial vivirá en un territorio afectado por la escasez crónica y reiterada de agua dulce. Esta tendencia es aún más alarmante si se considera que, para 2045, 145 millones de personas deberán desplazarse hacia nuevos territorios a causa del fenómeno de la desertificación.
La escasez y calidad no deseable del agua, repercuten negativamente en la trilogía energía-agua-alimentos y, por tanto, en la soberanía alimentaria, medios de vida y oportunidades de las poblaciones más vulnerables.
¿Qué ocurre en Mendoza?
Forman parte de las tierras de secano de la República Argentina, las cuales abarcan 55% del territorio nacional. De acuerdo con el Inventario Nacional de Humedales de Argentina elaborado por el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación en conjunto con especialistas de todo el país, los humedales de la provincia se distribuyen entre la Región de Humedales del Monte Central -la cual pertenece en su totalidad al dominio de las tierras secas y representa 20,34% del total nacional- y a la Subregión de Humedales Altoandinos –la cual representa apenas 0,4%-.
Actualmente, ambas regiones se encuentran afectadas por diferentes procesos de degradación de tierras y cambio climático. Particularmente, en la porción de los Andes Centrales correspondientes a las provincias de Mendoza y San Juan, entre 2010 y 2018, se registró uno de los períodos más secos de la historia. A nivel regional, existe una disminución verificada en los caudales de los ríos de las regiones del Comahue, Mendoza y San Juan y de retraimiento de glaciares en la región de Cuyo por un incremento de la temperatura.
El Departamento General de Irrigación indicaba, en su Pronóstico de Caudales de los ríos de Mendoza 2019-2020, una reducción de alrededor de 11% en la cantidad de agua. Sin embargo, de acuerdo con sus mediciones, la sequía registrada es mayor que la estimada, alcanzando porcentajes que en algunos casos alcanzan al 30%.
Por su parte, investigaciones recientes realizadas por el equipo de Laboratorio de Desertificación y Ordenamiento Territorial dependiente del Instituto Argentino de Investigaciones de las Zonas Áridas (Iadiza-Conicet), indican que en la cuenca del río Mendoza, los cambios de cobertura de la tierra, registrados durante elperíodo comprendido entre 2000 y 2015, han afectado severamente los servicios ecosistémicos de almacenamiento de carbono en el suelo y de control de la erosión hídrica y eólica, fundamentalmente en sus tramos medio e inferior. Cabe destacar que la construcción y llenado del embalse Potrerillos, repercutió significativamente sobre la dinámica territorial de la cuenca y, en forma diferenciada, sobre el servicio de provisión de agua dulce: la regulación del régimen hídrico del río Mendozapermitió administrar los caudales en función de los requerimientos de riego del oasis agrícola. Sin embargo, paralelamente afectó la dinámica hidrológica natural ocasionando una disminución drástica de los recursos hídricos que abastecían el tramo inferior de la cuenca.
Sin amparo legal
Los humedales de la provincia presentan una situación muy variada en cuanto a las herramientas empleadas para su protección legal: aquellos incluidos en la Lista de Humedales de Importancia Internacional de la Convención Ramsar, otros protegidos por el Sistema Provincial de Áreas Naturales Protegidas (Ley Nº 6.045), algunos incorporados en Áreas Protegidas Municipales y Privadas, y otros que, a pesar de su carácter estratégico, no se encuentran bajo el amparo legal de un instrumento específico, más de allá de los alcances de la Ley Provincial de Preservación del Ambiente Nº 5.961 y de la Ley General del Ambiente Nº 25.675.
En este contexto, resulta prioritaria la generación de estrategias de conservación compatibles con las finalidades de la Ley Nº 8.051 y con los ejes estratégicos y objetivos del Plan Provincial de Ordenamiento Territorial (Ley Nº 8.999).
Éstas deberán promover la articulación y sinergias entre las herramientas de conservación ya existentes e incluir, bajo un modelo de participación real, a todos los actores intervinientes en la gestión y el uso sustentable de estos ecosistemas, especialmente a las comunidades locales. El desafío es grande e impostergable si se considera la gran importancia que los humedales, en tierras secas, revisten tanto para sus habitantes como para la biodiversidad que albergan. Por ello, procurar el mantenimiento, recuperación y mejoramiento, de estos ecosistemas estratégicos debe constituir un eje central en las políticas ambientales y territoriales llevadas a cabo en la provincia de Mendoza.