Hacía más de diez años que
Hugh Laurie
no rodaba una película (la última fue "Chica de río"). Actualmente está embarcado en la comedia romántica "La hija de mi mejor amigo", en la que encarna a un hombre adulto que se involucra sentimentalmente con la hija de uno de sus amigos, mujer por la que también suspira su hijo.
El actor, y también músico, que alcanzó la fama mundialmente con la serie "Dr. House", en la que interpretaba a un médico que gracias a su suspicacia e inteligencia podía resolver los casos más difíciles dio una entrevista a ABC.es y habló sobre aquella ficción y su regreso a la pantalla grande.
—¿Qué le hizo decidirse por esta historia para su esperada vuelta a la gran pantalla?
—El director contactó conmigo cuando aún estaba rodando "Dr.House", y sólo tenía un par de meses libres al año para elegir algo que me pareciera realmente interesante. Así que me fijé en su guión tan bueno y gracioso, además de una manera generosa y compasiva.
—¿El hecho de estar situada en las vísperas de Navidad tiene, a su juicio, algo de subversivo?
—Desde luego, es como plantar una bomba y que estalle en mil pedazos (risas). Pero un terremoto sentimental tampoco es lo peor del mundo, y desde luego no significa que jamás puedas volver a celebrar la Navidad. Incluso podrías tener la mejor Navidad del mundo.
—¿Tiene algún mensaje la cinta?
—Bueno, pienso que tiene una moraleja más bien optimista. Creo que hay algo alegre en el hecho de que, a pesar del daño hecho y de que se hayan roto relaciones, al final tienes la sensación de que no es el fin de la existencia. El mensaje es: la vida sigue.
—¿Qué tal se ha sentido en su regreso al cine?
—Muy bien, aunque la verdad es que yo nunca he encajado muy bien como actor en la gran pantalla, y eso que mis modelos eran tipos como James Stewart y Alec Guinness. Pero, si me hubieran dado una libra por cada vez que me han descrito como 'actor improbable', ahora sería rico. Aunque ya lo soy.
—Gracias a un médico cojo y avinagrado, ¿no?
—No lo puedo negar, aunque el éxito fue tan grande como, curiosamente, 'improbable', sobre todo porque yo soy inglés y la serie era típicamente estadounidense. Y hace diez años no era como ahora le pasa a Damien Lewis con 'Homeland', por ejemplo. Pero mi inclinación natural es a no ser yo mismo, a esconderme, y eso es algo que resulta atractivo para un personaje como House.
—¿Volvería a hacer una serie de largo recorrido?
—Si me lo hubiese preguntado al terminar el rodaje, le hubiera dicho que no rotundamente. Fue tan agotador como rodar diez películas seguidas casi sin ver la luz del día. Al final me volví un poco loco, así que, cuando regresé a casa, me fui de gira con mi banda de música durante cinco meses para desconectar. Pero, en las últimas dos semanas, he empezado a pensar de nuevo en la televisión, y en la energía dinámica y estimulante que desprende. Aún estoy de luto por 'House', pero cada vez menos.