Y finalmente apareció el eslabón perdido. Una expedición del equipo de antropología periodística descubrió, enterrada en el Valle de los Faraones santacruceños, la escritura de un lote compartido entre Cristina Fernández de Kirchner y Lázaro Báez. Esto pone fin a la discusión en el campo científico, donde muchos decían que ambas especies pertenecían a líneas evolutivas patrimoniales diferentes.
El hallazgo en sí no es ciertamente un resto óseo, aunque bien podría ser “el huesito de la suerte”: 87.000 metros cuadrados sobre la margen sur del lago Argentino, en El Calafate. Dicen que Cristina y Lázaro tomaron el huesito de la suerte, uno de cada lado y, antes de tirar a ver quién se quedaba con la parte más larga, pidieron un deseo: “Que nos lo vendan bien barato”. Se les cumplió a los dos: en 2006 pagaron $ 1,19 el metro.
Pasando el pincel al polvoriento hallazgo, el antropólogo exhibe orgulloso la escritura: “¿Se entiende por qué es tan importante? Lean acá: ‘Copropietarios’”.
Ya Darwin habló de la selección natural: el azar produce mutaciones y las más adaptativas triunfan. Esto explicaría por qué un homínido bancario cualquiera tarda 30 o 40 años -o a lo mejor no lo hace nunca- en lograr la bipedestación, mientras que Lázaro, al haber nacido con una moral más pequeña y a la postre más adaptativa al ambiente, “se paró” en menos de 10.
Otra curiosidad científica: ¿puede alguien celebrar que las Abuelas hayan recuperado el nieto 109, pero a la vez condenar que Cristina y Lázaro sean socios a 1,19? En la Argentina de hoy, no. O se está con la primera parte de la oración, o se está con la segunda. En eso, no hay “evolución”.
¿Es Sergio Massa una mutación del spheniscus magellanicus, más comúnmente llamado pingüino de Magallanes o pingüino patagónico? Y en todo caso, ¿terminó ya de mutar o quedó atrancado en algún gen? Porque pico tiene poco (la que tiene es la mujer). Y cuando lo abre, no se sabe si es pato o gallareta (Inseguridad: que Massa no ponga más cámaras. Cada vez que le hacen una entrevista televisiva, con tres preguntas lo desvalijan y queda desnudo).
Los psicólogos afirman que, así como en el estado de enamoramiento uno completa al otro y “esa persona, más que ser lo que es, es lo que yo quiero que sea”, en el estado de hartazgo ocurre lo mismo: los anti K ven a Massa tal como quieren que sea. Pero ¿será?
Los principales argumentos de “El origen de las especies”, que Darwin publicó en 1859, son un manual de instrucciones perfecto para el político argentino.
Dice textual el científico inglés:
- Los tipos biológicos o especies no tienen una existencia fija ni estática sino que se encuentran en cambio constante (del Nunca Más al “nunca menos”, con el general Milani).
- Hay especies que usan el engaño como mecanismo de supervivencia (el “tero” Solanas grita en TN, pero puso los huevos en todos los proyectos de ley K).
- La lucha por la supervivencia provoca que los organismos que menos se adaptan desaparezcan y los mejor adaptados se reproduzcan. Se lo llama “selección natural” (“Si la UCR no se recompone, tiene que ser sustituida”, dijo Terragno).
- La selección natural requiere de un enorme período de tiempo, tan largo que en una vida humana no se pueden apreciar estos fenómenos (Darwin porque no vio cuántas veces cambió el plumaje Pato Bullrich).
Otra vez estamos en El Calafate. Mientras Atahualpa rasga un lamento y canta: “Las penas son de nosotros, las escrituras son ajenas”, Charles Darwin pide clemencia: “Si me preguntan por ‘El origen de las especies’, les cuento. Pero por el origen de los fondos”…