Los expertos recomiendan a los viajeros, que lleguen a Catamarca para la gran competencia del verano, que degusten un buen vino a la sombra de los parrales de alguna bodega y que coman un asado junto a las aguas termales de Fiambalá. Pero éstas son algunas de las opciones que ofrece la provincia que combina sus variados paisajes de valles y montañas con la hospitalidad de su gente y un rico acervo cultural.
Entonces habrá que ser hábil para dedicar horas siguiendo el trazado de aventura de camionetas, camiones, cuatri y motos, sin perderse la oportunidad de descubrir lo que el territorio tiene para ofrecer.
Los fanáticos del rally, que no quieran alejarse del circuito, podrán ver desde la Ruta 60 que lleva a Chile, por el paso San Francisco, los espectaculares paisajes del valle de Chaschuil, con los volcanes y montañas de "los Seismiles" y sus picos todos superiores a los 6.000 msnm que conforman la segunda zona más alta del mundo, después del Himalaya.
Para maravilla de los ojos, podrán ver las llamadas "laderas de los 14 colores", con predominio de rojos, amarillos y verdes, además de praderas amarillentas de coirones por las que corren vicuñas y ñandúes, en tanto en las lagunas resaltan los flamencos rosados.
La tradición intacta
"Ruta del Adobe" da cuenta de las costumbres más arraigadas en esos poblados que parecen detenidos en el tiempo, en los que numerosas viviendas y templos históricos de gruesas paredes hechas de paja, estiércol y barro, son moneda corriente. En ellos podrá visitar a las famosas tejedoras, quienes en telares manuales y con lana de alpaca, vicuña y llama, hacen los típicos ponchos y colchas bordadas. Además las ferias de artesanos con toda la producción catamarqueña.
Para relajarse nada mejor que un baño en aguas termales. Las más importantes de la provincia están en una estrecha quebrada vecina a Fiambalá, en 17 piletones naturales de roca cordillerana, donde el agua surgente, de propiedades relajantes y curativas, puede disfrutarse a diferentes temperaturas.
Y si de relax hablamos, el vino local puede colaborar con la empresa. Para conocer los mejores de la provincia hay bodegas y viñedos que están abiertos al público, en especial en Fiambalá, cerca de las aguas termales. Los establecimientos hacen recorridos turísticos y degustaciones.
Ya que estamos en el camino, a sólo 25 km las Dunas de Tatón, consideradas entre las más grandes del mundo, ofrecen la opción de divertirse con sandboard o practicar manejo de cuatriciclos y vehículos 4x4 con adrenalina asegurada.
El cerro Incahuasi, de 6.623 msnm, es otro imperdible del verano ya que su cima resguarda las segundas edificaciones precolombinas más altas de la Tierra, después de las del volcán Llullaillaco en Salta. Hay expediciones para el ascenso de turistas, quienes deben aclimatarse en el refugio de altura Las Grutas, a 4.000 metros, con maravillosas vistas panorámicas de la cordillera y sus valles.