Paro general y protestas en Cataluña contra la represión policial y el discurso del rey

La gente tomó las calles para mostrar su indignación luego de que Felipe VI criticara a dirigentes catalanes por los incidentes del domingo.

Paro general y protestas en Cataluña contra la represión policial y el discurso del rey
Paro general y protestas en Cataluña contra la represión policial y el discurso del rey

"Que nos escuchen", "Europa reacciona", fueron las consignas que gritaron en las calles de Barcelona los cerca de 700.000 manifestantes que protestaron contra la respuesta policial al referéndum del domingo, una multitud que recibió como un balde de agua fría el discurso del rey de España.

"No se entera de nada" resumió Marta Domenech un enfermera después de escuchar el discurso del rey de España, Felipe VI, que habló 48 horas después del referéndum de autodeterminación, que pese a la prohibición judicial, se celebró en la región.

El rey español pidió al Estado defienda el orden constitucional de "la deslealtad" de los independentistas, pero sin mención al diálogo.

"Es una verdadera vergüenza", dijo Domingo Gutiérrez, un camionero hijo de andaluces que vio el discurso desde un bar en Barcelona.

"No ha dicho ni una palabra de los heridos. Imagino que para él no existen, no son españoles, las mujeres con la cabeza abierta serían un montaje", afirmó indignado.

Para Gerard Mur, un periodista desempleado de 25 años, parte de la decepción radica en que en ningún momento mencionó a las víctimas.

"Pensaba que abogaría por el diálogo, que diría que todas las partes se sienten a hablar pero no", resumió con encono.

Durante la jornada una multitud de 700.000 personas, según cifras de la policial municipal, protestaron contra la violencia policial el día del referéndum, una manifestación transversal que incluyó a personas de todas las edades y agrupó a independentistas y también a personas contrarias a la secesión.

La jornada del domingo dejó numerosos heridos y 900 personas requirieron atención médica, según el gobierno catalán.

"Es una manifestación de catalanes por la libertad y por la dignidad", dijo Georgina Asín, una profesora de comunicación de 35 años, que cantó emocionada junto a la multitud el himno catalán frente a la plaza de la Universidad.

"Es un sentimiento muy fuerte de estar juntos, así, y eso que no soy independentista y mis padres tampoco", dijo acompañada por su familia, que tradicionalmente vota por el Partido Socialista o por la formación de izquierda Podemos.

"Es impresentable lo que han hecho los policías y guardias civiles, un atropello a la dignidad: agarrar mujeres por los pelos, pegar a unas abuelas, la gente sólo quería votar", dijo José María Asín, ex ejecutivo de recursos humanos de 62 años que precisa que su protesta "no es contra España sino contra el gobierno de Mariano Rajoy".

En uno de los pocos restaurantes abiertos en la plaza Universidad a la hora del almuerzo, unas enfermeras comían chorizo y patatas bravas tras manifestarse al grito de "Independencia".

"Hasta ahora tenía mis dudas, porque no veía claro que la independencia nos beneficiase, y voté 'no' el domingo. Pero con la represión me doy cuenta de que tenemos que irnos" de España, explicó una de ellas, María Dolores Pardillo, de 59 años.

El gobierno de la región parece dispuesto a declarar la independencia de manera unilateral, basándose en la victoria del "sí" en el referéndum (con 90% de los votos), que sin embargo no tuvo las garantías habituales. Algo que inquieta a una parte importante de la sociedad catalana.

La manifestación partió desde la plaza España en dirección a plaza Cataluña.

Numerosas pancartas en inglés llamaban a la mediación internacional. "UE no puedes ignorar esto" o "Europa reacciona".

A 500 km al noreste de Madrid, una multitud de todas las edades y bajo todos los estados de ánimo -exaltación, felicidad y también tristeza - dio la impresión de estar viviendo ya "su" emancipación.

Seis estudiantes de 14 años se hacían fotos ante un edificio decorado con una inmensa pancarta que decía: "Welcome to the Catalan Republic" (Bienvenido a la República Catalana), en un punto muy transitado por los turistas que llegan del aeropuerto.

Para Jordi Martí Bautista, un exfuncionario de aduanas jubilado, de 68 años, votante del partido independentista de extrema izquierda CUP (Candidatura de Unidad Popular), sin importar si se llegue a la independencia "mentalmente somos libres".

"íLo que han hecho las fuerzas de seguridad del Estado no lo vamos a olvidar en una generación! El 1 de octubre fue el día de la fundación de la nueva República", afirmó Martí. Fue "el detonante final".

Un manifestante alzó bien alto su pancarta, que rezaba: "no soy independentista".

Este arquitecto técnico de 38 años, Lluís Fusté, tenía un mensaje para Rajoy y Puigdemont. "Uno: me parece lamentable que no dejen votar a nuestro pueblo para decir lo qué quiere. Y dos: no quiero la declaración unilateral de independencia, y si Puigdemont la hace, también será lamentable".

Paro generalizado y forzado

Hubo momentos de tensión cuando un puñado de manifestantes obligaron a algunos negocios a cerrar sus puertas en la turística zona de Las Ramblas, pero en otras partes las manifestaciones fueron bastantes pacíficas. 
Varios sindicatos y organizaciones proindependentistas convocaron a paros parciales en apoyo de los líderes catalanes que buscan proseguir con la declaración de independencia. Pero muchos no separatistas también tomaron las calles después de la represión policial del domingo contra la votación.

"La gente tiene rabia, mucha rabia", dijo Josep Llavina, trabajador autónomo de 53 años y que viajó a la capital catalana desde una localidad cercana para participar en la protesta afuera de la sede de la Policía Nacional en Barcelona.

Esta sede fue el foco central de los manifestantes, que sumaban miles al mediodía y gritaban consignas calificando a la policía española de "fuerza de ocupación". También pidieron la renuncia del presidente Rajoy. 
"Han traído la violencia con ellos. Han atacado a gente que tenían las manos abiertas y arriba. ¿Cómo no podemos tener rabia en esta situación?", agregó Llavina.

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