“¿Has visto algo más poderoso que mi gran esperanza?”, decía, o mejor dicho cantaba, el gran Atahualpa Yupanqui. Al conocer la historia de lucha de los pueblos originarios mendocinos, más precisamente de la comunidad huarpe, esta frase del músico y poeta argentino viene a la memoria. Es que verdaderamente estas personas lucharon (sufrieron también) mucho por hacer valer sus derechos, que durante siglos no fueron reconocidos por el resto de la sociedad.
Cuáles son esos derechos, qué consiguieron y qué no, cómo los ven hoy los ciudadanos mendocinos, son algunos de los tantos interrogantes que buscamos responder aquí. ¿El motivo? Saber por qué los huarpes y sus descendientes representan un ícono de la cultura provincial.
Como no podía ser de otra manera, nos trasladamos hasta Lavalle, ya que ese es el departamento que más población aborigen alberga en todo Mendoza.
Allí, en las Lagunas del Rosario, nos recibieron Juan Eudes Nievas (65) y su hija Erika (25). Él es el representante de la comunidad huarpe de ese distrito lavallino y se dedica al cuidado de los animales que tiene en su puesto. Su hija, que se define como una militante de la causa indígena, estudia Administración de Empresas en la UTN.
En un día de calor, a la sombra de un quincho hecho por la familia, nos abraza una conjunción de elementos que resulta casi mágica: una cómoda silla de totora, una botellita con agua fresca y la sabiduría ancestral sobrevolando en las palabras de estas dos generaciones. Esa calidez, esa hospitalidad que actualmente en la ciudad no se ve tanto -o al menos no tan sincera y desinteresada- nos invitan a charlar, como se dice, largo y tendido.
-La historia que conocemos nos dice que como pueblos originarios han sido marginados desde siempre. ¿Por qué?
-Juan: Hemos estado soportando durante años la discriminación. Tanto es así que se creía que en esta zona no habitaba nadie, nadie nos tenía en cuenta. El reconocimiento a los pueblos empieza con la democracia. Anteriormente la gente ocultaba su origen por miedo a la discriminación. A mí me pasó cuando era muy joven; iba a algún lugar, decía que era de Lagunas del Rosario y me hacían esperar para ser atendido o me decían que fuera otro día. Es como decir: 'Vos no sos de acá, atendemos primero al blanco y después al negro'.
A mí me pasó, a mucha gente le pasó –continúa don Nievas–. Porque no teníamos educación ni instrucción, éramos analfabetos. Pero tenemos el mismo derecho que cualquiera porque la Constitución nos reconoce como pueblos originarios y preexistentes a los estados provinciales y nacionales. Eso quiere decir que nosotros estuvimos antes que los blancos.
-¿Y hoy, sienten esa discriminación?
-Juan: Todavía hay gente que tiene a los pueblos huarpes marginados. Pero en estos últimos años hubo un cambio muy importante en lo que se refiere al trato y al espacio que se les está dando a los pueblos originarios. Nos están dando espacios a nivel municipal, provincial y nacional. Por lo cual estamos recurriendo a distintos eventos o foros que se realizan dentro del país para tratar la problemática que tenemos en este momento. La presidenta de la Nación (Cristina Fernández) apoya mucho nuestros derechos.
-Erika: Hoy no, pero en realidad eso también depende de un crecimiento personal, de un desarrollo del auto reconocimiento. No sé si depende tanto de la discriminación de los demás. Hasta hace unos cinco años el tema discriminatorio era más fuerte y también el no reconocimiento. Pero hoy la sociedad, debido a la información que hay, está tomando más interés por la realidad indígena.
-¿Qué están reclamando actualmente?
-Juan: La parte territorial está bien ahora. Ese tema está cerrado porque fue escriturado, tenemos la mensura. Cada habitante tiene una copia autentificada en su domicilio. Eso está solucionado. Lo que estamos gestionando ahora es una escuela secundaria para la zona. Ahora hay una pero está a 35 kilómetros. También mejorar el tema salud, porque hay algunas falencias.
Juan se refiere a la escrituración de sus tierras (las de los huarpes), que se hizo efectiva el 10 de octubre de 2010 tras más de 200 años de reclamo por parte de los habitantes laguneros. "Nosotros somos dueños de 72 mil hectáreas, que es lo que abarca la comunidad de las Lagunas del Rosario. No dueños privados -aclara-, sino comunitarios. Todos los que habitamos aquí tenemos el mismo derecho".
-Erika: Los pueblos originarios queremos que apliquen distintos derechos que aún no se cumplen. Entre ellos: educación intercultural bilingüe, reconocimiento de la consulta libre, previa e informada; el concepto de territorio y de qué significa la propiedad comunitaria y que se respete como tal; personería jurídica para las comunidades que todavía no tienen. Y uno de los más importantes es la conformación de un ministerio que represente, dentro de Mendoza, a nuestros pueblos y que esté integrado por nosotros.