Reconocer un ACV en el momento que ocurre es fundamental para poder acudir de inmediato a un centro médico donde el paciente pueda recibir el tratamiento adecuado a tiempo.
Para identificar un probable ACV, se recomienda estar atentos a la posible aparición de manifestaciones tales como:
- Asimetría de la cara (la sonrisa se observa “torcida”).
- Disminución de la fuerza en un brazo o en una pierna (se le puede pedir a la persona posiblemente afectada que eleve los brazos y el más débil tiende a caer).
- Alteraciones del habla: se puede solicitar que repita una frase y si lo hace mal o directamente no puede hacerlo hay que sospechar un posible ACV.
- Alteraciones visuales: se puede perder una parte del campo visual.
En algunos casos, como en las “hemorragias subaracnoideas” (por ruptura de un aneurisma u otra malformación vascular), un dolor de cabeza de máxima intensidad puede dominar el cuadro.
Frente a cualquier manifestación que sugiera un ACV hay que concurrir de inmediato a un hospital, donde luego de un rápido examen neurológico se realizará una tomografía computada o una resonancia magnética.
Cuanto antes se pueda llegar a recibir el tratamiento más posibilidades de completa recuperación habrá, y sobre todo si se comienza antes de las 4 horas y media desde la aparición de las primeras dificultades.
No hay que “esperar a ver si se me pasa”… ”esperar a que me vea mi médico”….”esperar a que llegue mi familia”… Básicamente no hay que esperar. Rápidamente hay que solicitar ayuda y trasladar al paciente al Hospital. Confirmado el diagnóstico, y si el paciente tuvo la obstrucción de un vaso sanguíneo, eventualmente se podrán usar medicamentos (trombolíticos: rTPA), para intentar “destaparlo”.
En algunos centros especializados hoy también se puede recurrir al cateterismo cerebral para intentar desobstruir el vaso afectado. En el caso de las hemorragias cerebrales el tratamiento inmediato también es clave para evitar el daño neurológico definitivo.
Independientemente de ello, el camino hacia la recuperación o la rehabilitación se inicia inmediatamente de realizado el diagnóstico
El ACV tiene muchas posibilidades de prevenirse, controlando la tensión arterial, evitando y tratando la diabetes, evitando el tabaquismo, controlando el colesterol y los triglicéridos, conociendo (y tratando si se tienen ) las arritmias cardíacas, evitando el sobrepeso, haciendo ejercicio físico, evitando el stress… Básicamente interesándose y aprendiendo sobre cómo ir generando hábitos cada vez más saludables, realizando los controles médicos adecuados.
Es fundamental estar bien informados para actuar rápidamente y multiplicar las posibilidades de resolver el cuadro o atenuar sus consecuencias. Cada minuto que pasa sin recibir tratamiento son células del cerebro cuya función puede perderse y cada minuto en que adelantamos el comienzo del tratamiento son mayores las posibilidades de una recuperación completa.
Con los avances médicos y el rápido reconocimiento y atención hemos visto cómo en las últimas décadas el ACV se transformó de un diagnóstico interpretado como una adversidad definitiva en una oportunidad de recuperación en muchos casos completa. ¡Ante la sospecha de un ACV debemos actuar con toda celeridad!.
Fuente: Consenso Salud