Hoy Paula Pareto vuelve a mirar a las alturas

La campeona mundial en la categoría -48 kilogramos comenzará su campaña en los Juegos Olímpicos. La “Peque” desea regresar al podio.

Hoy Paula Pareto vuelve a mirar a las alturas

La grandeza de la judoca argentina Paula Pareto trasciende su altura, unos escasos 150 centímetros que se multiplican en la competición. la “Peque” abrazó al agloria el año pasado en Astana (Kazajistán), donde capturó el título mundial en menos de 48 kilogramos, y desea volver a sentirse campeona en Río.

El Arena Carioca 2, de la ciudad brasileña, es el escenario en el que se desarrollará la competición de judo aunque fue a escasos kilómetros, concretamente en el Parque de los Atletas -una zona habilitada para el entrenamiento de los deportistas- donde la argentina ultimó su preparación.

Allí cerró una semana de aclimatación en la que combinó carga y descanso y, se enfocó en la competencia, exhibió su determinación de erigirse en la próxima medallista de oro en la categoría de menor peso en modalidad femenina.

El temperamento el la principal fuerza de la judoca de San Fernando, de 30 años, bronce en la cita olímpica de Pekín (2008) y quinta clasificada en Londres (2012). Un mejor registro busca en Río. Pareto es una de las grandes esperanzas de medalla de la delegación celeste y blanca.

Consciente de la importancia del aspecto físico, mental y anímico, decidió refugiarse en las últimas fechas en el calor de sus familiares, en los consejos del psicólogo Gustavo Ruiz, en la doctrina de su entrenadora Laura Martinel y en la oposición de Oritia González, su sparring.

Junto a ellos alimentó el sueño de triunfar en la ciudad brasileña, custodiada por el inmenso Cristo de Corcovado. Una figura de más de 30 metros que guarda la ciudad y los anhelos de la menuda atleta.

La competitividad de la categoría es lo único que amenaza el reinado de Paula Pareto, decidida a prorrogar el nivel que hace un año mostró en la capital de Kazajistán.

Después de Río le esperan sus responsabilidades como médica, pero antes la oportunidad de pisar el tatami como campeona olímpica.

Ésa es la meta que lleva persiguiendo desde que su nombre irrumpió en la primera plana del deporte argentino, allá por 2008. Ocho años después considera insuficiente ese metal de bronce y se lanza a la conquista del oro.

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