El mundo entero habla de las condenas a los sacerdotes Horacio Corbacho (59) y Nicola Corradi (83), quienes fueron sentenciados a 45 y 42 años de prisión respectivamente por los abusos a niños y niñas sordos y sordas en el instituto Próvolo. Junto a ellos fue condenado también -y por los mismos delitos- el ex jardinero Armando Gómez a 18 años de prisión.
Más allá de esta condena histórica, el Caso Próvolo continúa. En Mendoza, el 17 de diciembre está prevista la audiencia preliminar del juicio contra la ex representante legal del instituto, Graciela Pascual; la monja Asunción Martínez y un grupo de ex directoras y profesionales que están imputadas como partícipes por omisión (es decir, contaban con todos los elementos que evidenciaban que algo no iba bien en el lugar y jamás hicieron la denuncia.
Además, en otra de las causas tiene 7 imputaciones la monja japonesa Kumiko Kosaka; como autora de abusos sexuales simples y agravados y como partícipe y encubridora. Si bien estas dos causas están separadas, hay intenciones dentro del fuero judicial de unificarlas y hacer un único juicio que nuclee a los imputados restantes del Caso Próvolo.
Además, la fiscal de La Plata, Cecilia Corfiel (quien investiga las denuncias por abusos en la sede platense del Próvolo y donde también está acusado Corradi) insistirá en el traslado del octogenario sacerdote a la Ciudad de las Diagonales. La intención es notificarlo formalmente de la imputación y avanzar con la causa, que se destapó luego de que se conocieran los abusos en Mendoza; pero que tuvieron lugar en las décadas del 80 y 90.