Con lo justo pero con el oficio de un experimentado. Crucero del Norte derrotó 2-0 a Huracán Las Heras, dio vuelta la serie en Santa Inés y se metió en la tercera etapa de la Reválida del torneo Federal A.
Los goles de Ramón Cardozo y Iván Molinas fueron suficientes para revertir el 1-0 de la ida y generar muy buenos augurios por delante.
Crucero salió decidido a buscar el resultado apremiado por el tiempo y las circunstancias. Si bien se hizo dueño del juego en mitad de cancha, la estocada final fue el principal déficit en los primeros 45 minutos.
El cerrojo parecía no abrirse. La experiencia de Damián Bastianini fue el timón en los contraataque de un Huracán que apostó a la faceta defensiva y dejó libre al habilidoso Matías Navarro en zona de gigantes.
Rivoira apostó en cancha un equipo de buen pie con Dujaut, Bruno y Oviedo en el mediocampo, aunque las falencias se vieron en la ofensiva con la pobre colaboración de Perussato, quien tuvo la difícil tarea de reemplazar a Marinucci.
Sin recursos de conexión, la pelota parada fue el arma más utilizada a la hora de romper la muralla defensiva. Y la misma que tuvo la filtración esperada en la agonía de la primera mitad.
Sobre los 47' Bruno remató desde afuera, el arquero dio rebote y Cardozo, que hasta el momento no gravitaba en el juego, definió con clase sobre la humanidad de un Gonzalo Gómez vencido por la desesperación.
El golpe fue muy duro en el sistema del Globo que en el complemento sintió el rigor del campo y el cansancio. Crucero se fue a los vestuarios con la tranquilidad en el marcador, sin la superioridad esperada, pero con lo justo y necesario.
Por eso el capítulo final encontró mejor al local. Los volantes misioneros encontraron el balón y aparecieron los toques. ¿Huracán? Decidió sostener su plan y esperó agazapado, esperando la posibilidad de lastimar con alguna salida rápida de contragolpe.
La tuvo en los pies de Navarro, en una de las pocas chances claras con que contó el Globo, al quedar mano a mano con Argüello, pero su remate se fue pegado al palo.
Huracán LH encendía la esperanza con algunos signos vitales, pero apareció en el local el pibe Molinas para despejar dudas con una obra de arte. Sobre los 32’, Damián Rivas apiló dos jugadores visitantes y cedió para Molinas, quien definió con mucha clase por encima de Gómez. Fue un golazo desmoralizador. El 2-0 esperado.
El golpe significó que Huracán fuera desesperado en busca de la igualdad y dejara espacios en su afán por llevar la historia a los penales. Sin embargo, nada cambió. El Colectivero mostró toda su experiencia y selló la clasificación a la próxima fase.
