Fue uno de los tantos hoteles construidos en la época de Perón para fomentar el turismo social en el país. Funcionó como sede de la comisaría departamental. Sirvió como escenario de congresos, fiestas familiares, eventos sociales.
Transita una gestión pública, pero también supo estar en manos de privados. Sólo el año pasado, alojó en sus habitaciones a unos 13 mil turistas. Sin declaratoria oficial, es considerado un bien patrimonial por los tupungatinos.
Ahora, el Hotel Turismo Tupungato pertenece definitivamente al departamento.
Pese a que en sus casi 60 años de vida, fue el municipio quien tomó la decisión de administrarlo o darlo en concesión, este edificio ubicado en el corazón de Tupungato era propiedad del gobierno provincial. El pasado 14 de agosto, la cámara de Diputados aprobó por ley la donación del inmueble -y los bienes que encierra- a la Municipalidad, respondiendo así a un reclamo de décadas.
La transferencia abre un desafío para la comuna. Las autoridades municipales deben decidir si continúan por el mismo camino o implementan cambios para dinamizar la afluencia turística, sobre todo en temporadas bajas. En este sentido, el intendente Joaquín Rodríguez expuso que evalúan políticas para potenciar el lugar como destino turístico de la tercera edad o para viajes de egresados de alumnos primarios.
"Son algunas de las posibilidades", apuntó, "pero tendremos que acompañar la decisión con mejoras de las instalaciones, con la creación de propuestas turísticas en el departamento, con el desarrollo de los operadores locales y con apoyo del proyecto en el presupuesto".
Mientras tanto miles de mendocinos y visitantes de otras provincias eligen hoy sus instalaciones para pasar un fin de semana en una ciudad cercana a la montaña. Mejoras estructurales en el edificio y un reacondicionamiento de su parque con pileta pueden ser las causas por las que el número de pasajeros ha crecido entre un 10 y un 35 por ciento cada año, en el último tiempo. El 2012 fue 'excepcionalmente' bueno, pues pasaron por el hotel 13 mil pasajeros.
La construcción, cuya fachada da a la calle céntrica Belgrano, tiene capacidad para unas 90 ó 100 personas. El verano es su temporada fuerte, porque dispone de un enorme parquizado con pileta y cancha de pádel. El perfil de los visitantes está mayormente conformado por familias o matrimonios adultos, que gustan de la tranquilidad.
Para Agustín Claudio Rossi, el actual administrador del hotel, uno de los valores del emprendimiento es que se ha convertido en un 'paseo ritual' para turistas tradicionales que lo eligen desde hace décadas. "Los empleados más antiguos tienen un rol especial en esto. Son municipales, llevan años en la actividad, ya son parte del mobiliario. Conocen a los pasajeros, sus gustos. Conversan con ellos. Les dan una atención personalizada", destacó.
Fernando Florencio Lemos (65) es uno de ellos. Ingresó a trabajar en el hotel como encargado cuando la administración pasó a manos del municipio en el '97. Hoy está a cargo de la cafetería. "Para mejorar el servicio, los empleados tenemos que profesionalizarnos y deberían ofrecer promociones por fin de semana en temporada baja", acota.
Creció con el pueblo
En una de sus visitas a Mendoza, el general Juan Domingo Perón firmó el acta acuerdo de construcción del hotel en 1948. Allí queda sentada la factibilidad del proyecto, que ocuparía casi una hectárea en el centro de Tupungato. "Ese terreno era la cancha del Club Social. Al lado -actualmente comparten la misma manzana- estaba la vieja iglesia Nuestra Señora del Socorro. Contaba la gente de esa época que el querido padre Fernández abandonaba a los fieles en plena misa y salía a gritar los goles", comenta el historiador Amílcar Maslup.
En ese terreno, comenzaron las tareas de edificación del hotel en el '52 y la gran inauguración fue en el '55. Aunque es el único que sigue funcionando con este tipo de gestión, el hotel tupungatino comparte la época de creación y el concepto de "familiar y económico" con los estatales de Uspallata, Potrerillos y Villavicencio, tal como refieren desde la administración.
Entonces, se creó una nave central con ocho departamentos con cochera y un diseño pensado
para el disfrute de la familia. En los inicios, también se incluyó el parque y la piscina.
"Después, en el '76, fue sometido a una fuerte remodelación y ampliación pensando en el mundial del '78", consigna Juan José Giménez, titular de Turismo del departamento. Fue por eso que se edificó el ala oeste (planta alta y baja), los depósitos y la casa del sereno. "No podría faltar. Es parte de nuestra ciudad. Todos en algún momento hemos pasado un buen rato allí", comentó Javier Rubiales, un vecino de la zona que realizó en los amplios salones y parques del establecimiento la fiesta de su boda.
Aunque recién ahora figura en los papeles como propiedad tupungatina, hace tiempo que la comunidad se apropió del lugar. Desde fiestas familiares hasta congresos, eventos culturales lo tuvieron como escenario. Incluso hay quienes sostienen que allí funcionó provisoriamente una escuela, pero los lugareños no recuerdan el nombre. La que sí ocupó las habitaciones como sede fue la Policía zonal. Por problemas en su edificio, en 1971 y por dos años el hotel hizo las veces de Comisaría 20.
En el último tiempo, se suspendió el alquiler para fiestas y el municipio priorizó su rol turístico. Rossi explicó que ha invertido en el "detrás del telón", con el arreglo de cañerías que estaban poniendo en riesgo la estructura. Después, refuncionalizó la piscina, el parque e instaló como bienvenida un viñedo en la entrada, donado por la familia Giaquinta.
Aunque el municipio destina una partida anual al mantenimiento del hotel, las mejoras se realizan con la rentabilidad del mismo. "Cuando los ingresos repuntaron, empezamos con la modernización. Ahora, hay que plantearse destinarle más presupuesto. Este hotel es una carta de presentación de Tupungato", expuso el administrador.
