El Hotel Potrerillos está nuevamente en funcionamiento y, de esa forma, el turismo mendocino recuperó un ícono de primera línea, con trascendencia nacional e internacional.
La puesta en marcha de este hotel público, de gran valor patrimonial, concesionado a Gonzalo Sarriguren -presidente de Nell Joy- y Fernando Porretta -titular de Ceosa-, tuvo postergaciones pero ahora concluyen largos años de abandono. Inclusive las instalaciones corrieron el riesgo de perderse para siempre por los reiterados saqueos y robos que sufrió.
En 1940 comenzó la construcción. Fue diseñado por el arquitecto Arturo Civit, con estilo californiano español y construido por el Estado provincial, a través de la empresa constructora José Cartellone. El 25 de enero de 1942 se produjo la apertura.
El hotel otorgaría un nuevo impulso a la región, tradicionalmente ganadera, minera y con agricultura de subsistencia, que trajo como consecuencia el desarrollo de actividades de servicios. Así comienzan a construirse atractivas cabañas y casas de fin de semana. En 1967 se produjo el cierre del establecimiento, por diversos factores que contribuyeron a un proceso de decadencia de los hoteles de montaña (lentitud de obras viales, etapa ascendente del turismo en otras plazas).
Luego vinieron períodos de altas y bajas, con cierres y el peligro de pérdida de una infraestructura patrimonial. En la década pasada hubo promesas, licitaciones que se cayeron y concesiones que no prosperaron, con una intervención muy meritoria de los empleados quienes, en algún momento, intentaron mantener la fuente laboral. Se recuerdan momentos en que el abandono se apoderó del lugar y se temió que su deterioro fuera irreversible.
Con la actual e importante participación del sector privado, más el control del Estado y una concesión por 20 años para la explotación del bien, se ha dado un gravitante paso adelante.
Las instalaciones primigenias conservan su alto valor patrimonial, aspecto adecuadamente respetado por los inversores; se han agregado construcciones modernas, bien resueltas, que brindan comodidades y estándares de calidad de servicios en el estilo de las grandes estructuras hoteleras. Es así entonces que los alojamientos de montaña, tan requeridos por los viajeros de otras partes y también por el habitante de este suelo, han dado un paso adelante.
Desde su inauguración en 1942 este ícono de la hotelería se destacó por su riqueza patrimonial y la idea es que en el futuro inmediato sea un modelo de prestación de servicios turísticos en el perilago de Potrerillos.
El actual proceso contiene además el ordenamiento del perilago, impulsado mediante la Comisión Provincial Perilago Potrerillos. Hace falta un desarrollo armónico e integral de las zonas de propiedad del Estado y de titularidad privada. Éste es un aspecto con ejecución incompleta, lo mismo que el ordenamiento de toda la villa de Potrerillos, con la participación del municipio de Luján.
Con estos pasos, cuando se den íntegramente, el visitante disfrutará del alojamiento reinaugurado y del entorno. Otro punto pendiente es la terminación de una vez por todas de la vinculación del camino (ruta 82), que pasando por el coronamiento de la presa, tras atravesar la montaña, se unirá al circuito que rodea el lago.
Se dispone entonces de un lago entre montañas, del cual puedan disfrutar todos y en forma ordenada, preservando las condiciones naturales y ambientales con un histórico hotel ubicado en uno de los puntos más altos del borde de la presa, en funcionamiento y con servicios de calidad. La condición turística de la provincia logra un punto a favor.