La ley 25.929 de parto humanizado, aprobada en 2004 y a la que nuestra provincia adhirió en 2009, fue finalmente reglamentada ayer por la Nación. De esta forma, tanto los efectores públicos como las obras sociales y las prepagas deberán instrumentar las medidas y ejecutar los cambios necesarios para garantizar el cumplimiento de esta práctica.
Se trata del derecho de toda mujer a ejercer la maternidad de forma natural respetando el desarrollo del proceso de nacimiento con los recursos propios del cuerpo, sin prácticas invasivas ni medicamentos innecesarios, con información y autonomía de decisión. Es decir, va contra la llamada “violencia obstétrica” que los impulsores de la ley rechazan.
La reglamentación llega en un momento en el que el parto humanizado ha ganado terreno: cada vez más parejas lo adoptan como método para traer al mundo a sus hijos.
Según la norma, toda mujer tiene derecho “al parto natural, respetuoso de los tiempos biológico y psicológico, evitando prácticas invasivas y suministro de medicación que no estén justificados por el estado de salud de la parturienta o de la persona por nacer”.
Un nuevo impulso
Especialistas locales destacaron que con esta reglamentación se hará mucho más fácil su implementación en ámbitos públicos y privados. "Para nosotros que haya salido esto es muy importante. La atención de hoy está muy medicalizada, los partos son muy intervenidos. Esta reglamentación permite, por ejemplo, que la mujer pueda decidir si quiere tener a su hijo sentada", explicó Fernanda Ruiz, tutora de obstetricia de la Universidad del Aconcagua.
Explicó que lo que se busca con los partos humanizados, o “partos respetados”, es no intervenir a las personas como si se tratase de una enfermedad.
“La OMS ha establecido que solo un 15% de cesáreas son necesarias, sin embargo en clínicas privadas el porcentaje es de 60%. Aunque en los hospitales públicos no llega al 15%”, agregó Ruiz.
También destacó que realizar partos respetados no es caro, porque solamente se utiliza una camilla: “Se puede realizar en cualquier sala común y fomenta la lactancia, por ejemplo, que no conlleva ningún dinero de más. Esto es una tendencia que sigue creciendo y les da a los padres derecho a reclamar, por lo que cada institución está obligada a adecuarse”.
Por su parte, la licenciada en Obstetricia Jessica Carreño opinó que la reglamentación de la ley les da a quienes apoyan la causa un empuje muy importante. “Nos hace tener esperanza para que se logre una reglamentación provincial. La adhesión en 2009 vino de la mano de un diputado radical y esperamos que con el próximo gobierno podamos tener reglamentada la ley local”, comentó.
Además, agregó que este es el punto de partida para otras leyes, como por ejemplo la que actualiza la incumbencia profesional de las parteras, la posibilidad de que las parejas puedan elegir el parto en casa y la ley de violencia obstétrica, entre otras.
“La reglamentación va más allá de abrir posibilidades a nivel material. Es el cambio de mentalidad de los profesionales. Es lo que va a permitir llevar adelante capacitaciones”, enfatizó Carreño, representante local durante 5 años de la Red Latinoamericana y del Caribe para la Humanización del Parto y el Nacimiento (Relacahupan).
En tanto, el ginecólogo y obstetra Ariel Calderón explicó que lo positivo es que se le va a dar mayor difusión al parto respetado y obligará a los prestadores a implementar este servicio: “Actualmente las parejas no lo piden, más por desconocimiento que por miedo. No se informa sobre esta posibilidad y a la gente le da temor cuando en realidad, mientras más natural, es menor el riesgo”.
Por otra parte, coincidió en que el parto humanizado es más barato, aunque agregó que también es cierto que hay que tener mayor tiempo disponible ya que en las cesáreas los especialistas tienen conciencia cierta de cuando será el parto y que de la otra forma solo hay que esperar.
“El parto humanizado requiere otra infraestructura. Además de la camilla, hace falta una sala de parto adecuada, con mayor intimidad. Actualmente las mujeres tienen a sus hijos en salas con dos o tres camas”, dijo Calderón.
Por último, indicó que no puede hablarse aun de una tendencia: “Por ahora está instalado en aquellos que tienen una postura vegana, que se dedican a la horticultura. Pero todo pasa por la información”.
Derechos de la mujer en la sala de parto
Según el artículo 2 de la ley 25.929, cada persona tiene derecho a elegir de manera informada y con libertad el lugar y la forma en la que va a transitar su trabajo de parto (deambulación, posición, analgesia, acompañamiento) y la vía de nacimiento.
“El equipo de salud y la institución asistente deberán respetar tal decisión, en tanto no comprometa la salud del binomio madre-hijo/a. Dicha decisión deberá constar en la institución en forma fehaciente. En caso de duda se resolverá en favor de la persona asistida”, dice la norma.
También señala que ante un parto vaginal, el médico deberá evitar aquellas prácticas que impidan la libertad de movimiento o el derecho a recibir líquidos y alimentos durante el trabajo de parto -cuando las circunstancias lo permitan-, evitando prácticas invasivas innecesarias.
Además, la mujer tiene derecho a estar acompañada por una persona de su confianza y elección durante los controles prenatales, el trabajo de parto, el parto y el posparto.
Además, los profesionales deberán fomentar el contacto del recién nacido con su madre y familiares directos y acompañantes. Y el hospital o lugar donde se produzca el parto deberá brindar a la mujer las condiciones necesarias y adecuadas para que pueda amamantar, desde la sala de partos y durante toda su internación.
Otro aspecto que regula la norma es sobre las obligaciones de los establecimientos de salud, que deberán adecuar sus instalaciones para contar con centros de lactancia materna conforme a la legislación nacional vigente.
Por último, estipula que “el equipo de salud deberá brindar información y apoyo suficiente a la mujer para los casos en que sea necesaria la extracción de su leche para ser administrada al recién nacido”.