Algo faltó para que la fiesta estuviera completa en la Catedral de calle Montes de Oca. Pero luego del tradicional campanazo, cuando los caballos ingresaron en las gateras, la liturgia del Turf recuperó todo su esplendor. Así, en poco más de dos minutos, el caballo sanjuanino Hortensius (con monta de Lucas Díaz) inscribió su nombre en el historial de los campeones de las “Reinas”.
“Al principio el caballo estaba nervioso”, repetía el santiagueño Díaz luego de una faena contundente en la octava carrera del programa. El Clásico Vendimia estaba en sus manos, luego de una aventura casi solitaria de 2’16”4/5 para cumplir con los 2.200 metros sobre la arena.
Para él, ya no será una carrera más; horas antes, en la primera prueba de la reunión la caída de Ojeda (el jockey de Hortensius), cambiaría su destino.
Sin saberlo, en su primera visita a nuestra provincia, el jinete nacido en Santiago del Estero a las 17.20 se alzaría con mucho más que una experiencia. Entró en la gatera, intentó calmar al caballo. Los nervios eran mutuos. El público estaba expectante. Sobre la pizarra de apuestas terminaron las últimas anotaciones.
La arena estaba mojada, era como un océano rumbo al disco. El sonido repentino de las puertas, como un relámpago, y la musculatura de los animales marcando el primer paso... ajustando -con la respiración- su andar mecánico. Hortensius fue ganando el lugar interior de la pista.
Desde el inicio el caballo sanjuanino resistió el ataque de Pedrint (montado por Ledesma) y Sin Rencor (Miranda). Un cuerpo atrás, en el primer paso por el disco, el mandril n° 3 señala un corte en el pelotón. Hortensius resiste el ataque y saca a relucir diferencias al abandonar el segundo codo, se acomoda.. se acerca a los palos... el disco está cerca, Hortensius primero.