Las ventas de frutas y verduras no repuntan en los mercados concentradores y cada vez se reducen más las cantidades que se compran, a pesar de que los precios están accesibles y en algunos casos hasta más económicos que en 2015.
“Nosotros hace un par de años no alcanzábamos a bajar la mercadería del camión que ya la vendíamos. Algo así de 1.700 cajas de tomate. Ahora traigo menos, no más de 700 cajas, y siempre me quedan restos para vender en el puesto”, retrató Juan Ángel Zárate, un puestero del Mercado Cooperativo de Guaymallén.
El cajón de tomate perita, que trae 18 kilos, se puede adquirir entre los $ 150 y los $ 100; las bolsas de zapallo de 10 kilos rondan los $ 70, mientras que las de cebolla, de 18 kilos, están cerca de $ 50.
“Las ventas están paradas. Ya no importa si los precios suben o bajan. Literalmente no hay consumo. Los verduleros que se llevaban entre 3 o 4 cajones para vender por semana, hoy compran uno y con suerte”, remarcó Zárate.
Las historias se repiten una y otra vez mientras se recorren los pasillos de los mercados concentradores. Julio, que lleva 40 años trabajando en un puesto en el mercado de Guaymallén, contó que vendían cerca de 15 pallets por semana de naranjas (cada pallet tiene 56 cajones) y que hoy a duras penas vende tres.
Miriam Hugo, quien tiene su lugar en el Mercado del Acceso Este desde hace 20 años, manifestó que las ventas cayeron por lo menos 30%, que cada vez hay menos consumo y que de tres camiones semanales que entraban el año pasado, actualmente sólo lo hace uno.
“Estamos vendiendo la bolsa de papa en $ 70 cuando tendría que estar por lo menos en $ 100, y lo mismo pasa con la cebolla que está en $ 50 cuando su valor no debería ser menor a $ 90. Hoy la verdura literalmente no vale nada y así y todo el consumo no remonta”, remarcó Hugo.
Además explicó que antes los que compraban por mayor se llevaban 10 bolsas de papa y ahora sólo una e incluso que algunos verduleros están comprando por kilo directamente.
“Nosotros solíamos traer 350 bolsas de papas en un chasis de un camión. Ahora no alcanzamos a las 70 bolsas y no se venden todas”, explicó.
Con los cítricos pasa algo similar. El cajón de naranja no supera los $ 130 los 18 kilos, “esto significa que el que compra al por mayor está pagando $ 7,20 el kilo. No es nada. Pero el problema es que la plata no vale nada”, ejemplificó Paula Astudillo, quien trabaja en el Mercado de Acceso Este.
La única explicación que encuentran los puesteros de las diferentes ferias es que no hay plata, porque la verdura se encuentra dentro de los valores más económicos del año, debido a la sobreoferta y a la nula demanda.
A modo de ejemplo, muchos ponen a la cereza, que durante 2015 se la podía conseguir a valores cercanos a los $ 50 el kilo, y hoy está entre los $ 30 y los $ 35 y que incluso algunos días se pueden adquirir dos kilos por $ 50.
“Mientras más barata ponemos la fruta o la verdura, menos la compran. Nunca habíamos visto algo así”, sostuvo Zárate quien fue mucho más pesimista que sus colegas y aseguró que las ventas cayeron cerca de 60%.
En la recorrida que realizó Los Andes, se pudo comprobar que la situación no sólo no se modificó a lo que ocurría por agosto de este año, sino que se está profundizando la caída del consumo de frutas y verduras.
Lo que más preocupa es que se trata de productos perecederos por lo que muchos manifiestan que “ya no se sabe qué traer y cuánto, porque los días pasan, las ventas no repuntan y hay que pagar el mes y no dan los rendimientos”, dijo Hugo.
Espacios en crisis
Los administradores de los mercados concentradores esperan que la situación mejore.
“Por lógica tiene que ir mejorando. Algunos precios están cayendo pero hay mucha producción, tenemos buenas expectativas que esta baja en las ventas se revierta”, sostuvo Gerardo Martí, gerente del Mercado Cooperativo del Acceso Este.
Su colega del Mercado Cooperativo de Godoy Cruz, Antonia Fazio, remarcó que “calculamos que se sigue manteniendo esa caída en las ventas de alrededor del 30%. El consumo está parado y la gente está endeudada. Entonces a duras penas llega a fin de mes”.
Vanesa Escaray, quien trabaja desde hace 20 años en un puesto en el Mercado Cooperativo de Guaymallén, se mostró más optimista, y si bien destacó que las ventas bajaron mucho, se está comenzando a ver un poco más de movimiento.
“Por lo que nos dicen los productores, se vienen tiempos buenos. Ahora va a entrar toda la fruta y verdura fuerte de Mendoza, por lo que esperamos que los precios bajen un poco más y eso haga que más gente venga a comprar”, se esperanzó Escaray.
Aunque admitió que antes, el año pasado, quienes compraban al por mayor lo hacían entre 3 y 4 veces por semana, mientras que ahora lo hacen cada una semana. A su vez también bajaron las cantidades que llevaban.
Sobrestock
“Hay mucho de todo y poca venta”. Ésa fue la definición que usó Sergio Flores, quien tiene su puesto en el que se dedica principalmente al zapallo coreano y la cebolla valenciana.
Y acá se está dando una situación peculiar, porque el consumo está caído no sólo en Mendoza sino también en todas las provincias productoras, por lo que en la búsqueda de ventas están inundando el mercado de la producción lo que genera sobrestock.
A esto se le suma un dato no menor. La producción fuerte de la provincia está empezando a ingresar a los diferentes mercados concentradores, por lo que la oferta podría incrementarse aún más y vaticinan que podrían incluso llegar a bajar más los precios.
Cabe recordar que desde el Instituto de Desarrollo Rural (IDR) estimó que el cultivo de hortalizas en Mendoza se incrementó 8% en comparación con 2015 llegando a contar con un total de 13.615 hectáreas.
Esto es principalmente cebolla, zanahoria, papa, tomate, lechuga, ajo, acelga. Todos productos que ya tienen un importante sobrestock en los mercados concentradores y que podrían provocar que los precios se sigan desplomando, teniendo en cuenta que se trata de alimentos perecederos y que, de no venderse, ocasionaría importantes pérdidas.
Se espera contar con 1.064 hectáreas de zanahoria esta temporada, más cantidad en comparación con 2015. Las cebollas valenciana y torrentina alcanzaron las 919 hectáreas y se mantuvieron igual que el año pasado, mientras que la lechuga alcanzó las 578 hectáreas y subió 61% respecto de la temporada anterior.
Incluso cuando se daban estos pronósticos, a principios de setiembre, se hablaba de que la bolsa de cebolla estaba en $ 100 y que cuando ingresara la valenciana de Mendoza podría bajar a $ 80.
Esto fue peor de lo que imaginaron en ese momento ya que la bolsa se puede comprar en $ 50.
En ese momento también se hablaba de precios depreciados de las verduras y que productos como el fardo de acelga (son 10 atados) estaba en los $ 30. “No vale nada la verdura. Un fardo de Acelga hoy está en $ 10. Al final los precios bajan y la gente sigue sin comprar. Es peor”, evaluó Graciela Llull, otra puestera del Mercado de Acceso Este.
Algo similar ocurre con el tomate. Cuando Los Andes realizó la misma recorrida en agosto de este año, los puesteros comentaban que ni con la pronunciada baja de los precios que se dio en ese momento se lograba recuperar el consumo.
Esta hortaliza pasó de costar entre $ 500 y $ 400 el cajón (que tiene 20 kilos), a valer en agosto entre $ 200 y $ 180, para estar en la actualidad entre $ 150 y $ 100.
A los problemas existentes se le agrega el agravante de la importación. Según muchos puesteros consultados, ingresaron muchas hortalizas de Brasil e incluso llegaron manzanas de Chile.
Algunos justificaron la situación en que por cuestiones climáticas las producciones locales no alcanzaban a abastecer el mercado.
Sin fe en las fiestas
Una de las fechas que más podrían movilizar las ventas son Navidad y Año Nuevo. Mientras algunos puesteros se esperanzan en que puedan subir un poco las ventas, otros aseguran que no habrá grandes cambios.
Astudillo sostuvo que “a lo sumo se moverán las ventas dos días, pero después volvemos a lo mismo que está pasando ahora. Va a terminar siendo un fin de semana y nada más”.
Julia Arancibia, otra de las puesteras del Mercado Cooperativo de Guaymallén, se mostró esperanzada en que puedan moverse más para las Fiestas de Fin de Año, aunque se mostró preocupada porque después le siguen los meses de enero y febrero cuando las ventas caen considerablemente.
Fazio manifestó que “las fiestas vienen defraudando hace muchos años. Nada que ver lo que se vendía hace unos 8 años. En esa época, encargaban con anticipación y te decían: “Guardame, no me vayás a dejar sin tal o cual verdura o fruta.” “Ahora es lo mismo que cualquier otro día”.
Verduras cada vez más caras
Más allá del gran parate del consumo, desde los mercados concentradores se apunta también a los sobreprecios que colocan a los productos los comercios que se dedican principalmente a las ventas minoristas. Son uno de los principales problemas.
Puntualmente hablan de que verduleros y supermercados llegan a duplicar y hasta triplicar el valor de lo que puede costar la hortaliza o la fruta en el mercado mayorista, y aseguran que esto “ahuyenta a los consumidores de la compra de frutas y verduras”, algo que termina perjudicando a largo plazo porque, al ser productos perecederos, lo que no se vende, se pierde.