Reconocido por los argentinos como uno de los próceres de la historia y el más grande del siglo XX, dejó un legado ejemplar de patriotismo (esfuerzo, sacrificio y constancia).
A ello sumó el amor y la generosidad por los enfermos cardíacos que no disponían de recursos para su costosa atención, y así nació en l970 su hija dilecta: la Fundación Favaloro.
Transformado en un mendigo, según sus propias palabras, que intentaba en vano recuperar los fondos millonarios que el Gobierno Nacional adeudaba a la Fundación, con la esperanza de que los recursos aparecieran? (y aparecieron, como él lo previera) el Dr. René Favaloro se inmoló el 29 de julio de 2000, disparándose un tiro en el corazón.
Su legado
A 13 años de su desaparición física, su legado de excelencia científica y de grandeza intelectual y moral sigue intacto.
Su lucha contra la corrupción, que lo llevara a la muerte -abriéndole al mismo tiempo las puertas del reconocimiento perpetuo de los argentinos de bien-, sigue hoy más vigente que nunca.
Porque Favaloro, mejor que nadie, supo advertir que este flagelo si no es corregido a tiempo, termina destruyendo la armónica convivencia, preludio de la inevitable desintegración nacional.
Fuego que destruye
La crónica dice que una fría madrugada de julio, "jóvenes inadaptados" quemaron el Jardín Favaloro en Perdriel, destruyendo las sueños de los niños del lugar.
Opino que no es cierto que se tratara de "inadaptados" como difundió la prensa, porque quienes consumaron este hecho son simplemente "adaptados a la circunstancia histórica o atmósfera social creada o tolerada por la sociedad en su conjunto".
No correspondería por ello que se los castigara, porque simplemente -como dijo un mártir de la humanidad condenado hace 2.000 años por predicar el amor-, "no saben lo que hacen".
Verdaderos responsables
Sí sabemos en cambio, y a ciencia cierta, que los auténticos responsables son:
1. Quienes permitieron que en los inicios de la década 1990-2000 la degradación se instalara en la televisión nacional (no puede llamarse "argentina"), donde sigue cómodamente asentada.
2. Quienes han desempeñado el poder con soberbia, incapacidad o simplemente mintiendo o delinquiendo en el ejercicio de funciones gubernativas o legislativas (principalmente en gobiernos nacionales).
3. Quienes por acción u omisión permitieron que la violencia -en un país que no tiene motivo o razón que la justifique- haya sido predicada, provocada y practicada. Esto alcanza a casi todos los canales nacionales de televisión que hoy siguen contaminando y degradando impunemente.
4. Quienes como representantes del pueblo, han hecho oídos sordos al reclamo popular que demanda, ya hace mucho tiempo, que las funciones que ejercen por mandato constitucional sea ejercida en resguardo y no para el saqueo de la Patria.
5. Quienes habiendo podido destinar su inteligencia y habilidades al servicio público, han dilapidado sus capacidades en aras exclusivas de sus mezquinos intereses.
6. Los ministros de los distintos cultos autorizados en la República Argentina, que no han hecho el esfuerzo suficiente para evitar el estado actual de degradación, indiferencia y corrupción estructural que vive el país.
7. Quienes han tolerado de una u otra forma y también propiciado, la degradación de la mujer argentina, arquetipo de la unidad familiar y la concordia social.
8. Quienes contribuyeron a la instalación del facilismo, la desunión y la indiferencia en los hábitos sociales, olvidando que la Argentina se hizo con el esfuerzo, sacrificio y sufrimiento de muchas generaciones.
9. Quienes a diario informan sembrando el desconcierto y la desesperanza, mediante la difusión de miserias humanas que sólo sirven para excitar la morbosidad y halagar y provocar las pasiones más infames (el procurador de la Corte Suprema de Mendoza, Dr. Rodolfo González, se ha referido a la televisión como "un caballo de Troya que se ha metido en todos los hogares").
10. En síntesis: quienes no aman a la Patria, y que en razón de hallarse ella en peligro de desaparecer, deben de inmediato irse o ser expulsados de nuestro territorio.
Fuego que construye
Con fuego en sus corazones, ese que no se extingue, miles de argentinos agradecidos al Dr. Favaloro, lo recuerdan en estos días. En la hermosa escuela de Perdriel que lleva su nombre más de quinientas personas de la Comunidad (niños, jóvenes y mayores) rindieron sentido homenaje a su memoria leyendo el decálogo del "buen médico" que nos legara, reiniciando además las tareas de recuperación del jardín incendiado.
Conclusión
La desintegración que amenaza a la sociedad argentina debe combatirse con la solidaridad y el esfuerzo de todos: provincianos y porteños.
Los gobernantes conciliando y no dividiendo, los legisladores dictando leyes que combatan el negocio del odio y de la violencia que genera.
Los fiscales denunciando a los responsables del envenenamiento físico y espiritual de la juventud, y los jueces haciendo recaer sobre ellos el peso de la ley
Los dignatarios predicando el amor (sólo el amor) y los representantes y miembros de la sociedad civil redoblando sus esfuerzos por alcanzar el bien de todos.
Esperanza en el futuro
Combatir "a muerte" la corrupción, todos y en toda circunstancia, es y seguirá siendo para la Argentina el único camino. La propuesta es dura y tomará sacrificios, pero el premio es grande: la recuperación de la Patria.
Seguramente así, y de ello no tengo ninguna duda, dejaremos de tener "adaptados" al caos y a la indiferencia. Seguramente así, recuperaremos una juventud sana, comprometida solo con el amor y la esperanza.
Será el mejor homenaje a René Favaloro... una señal clara e inconfundible que nos indique que su inmolación por su Argentina tan querida, no fue en vano.
Las opiniones vertidas en este espacio, no necesariamente coinciden con la línea editorial de Diario Los Andes.