Camila tiene 25 años y es bióloga recién recibida. Acude a la consulta diciendo: “No sé lo que me pasa, estoy desganada, con ganas de llorar a cada rato, me duele la cabeza casi todos los días. No puedo concentrarme en mi trabajo, y no sé por qué, ya que hago lo que me gusta. Tengo problemas para dormir y Lucía, mi pareja desde hace 4 meses, también está preocupada por mí. Con ella está todo bien, con mi trabajo también. No entiendo lo que me pasa. Estoy angustiada y eso está afectando también la relación. Lucía no sabe cómo contenerme. No quiero arruinar nuestra relación porque estamos muy bien. El año pasado terminé una relación de cuatro años con Tiago y después estuve sola un tiempo hasta que conocí a Lucía, que es un sol.”
Cursando la segunda entrevista aparece un indicio de lo que podía llegar a ocurrirle: “Hablo con mi mamá por internet (su madre vive en Europa) y percibe que algo me pasa, no quiero preocuparla. Ella no sabe que estoy en pareja con Lucía, no sé cómo lo va a tomar. Para mí lo importante es el amor, antes fue con Tiago, ahora con Lucía. Para mi familia las cosas son diferentes, no sé cómo abordar el tema. Ella va a pensar que soy rara, pero es una cuestión de amor, cómo uno se siente con otra persona más allá de su género. Miro a los hombres, pero ahora estoy enamorada de Lucía”.
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