Homicidio de Guadalupe: la madre, Débora Di Falco, fue absuelta

La joven mendocina no fue condenada en el juicio al que debió someterse, en San Luis, por abandono de persona. En cambio, le dieron perpetua al matrimonio que asesinó a la pequeña de cuatro años.

Homicidio de Guadalupe: la madre, Débora Di Falco, fue absuelta
Homicidio de Guadalupe: la madre, Débora Di Falco, fue absuelta

Un día antes de cumplir 23 años, Débora Di Falco, la mendocina que estaba acusada de abandono de persona en el caso de la muerte de su pequeña hija Guadalupe (4), resultó absuelta lisa y llanamente por el tribunal que la juzgaba en San Luis.

En contrapartida, Miguel Riquelme (48) y su pareja, la también mendocina Dora Videla (32), recibieron una de las penas más extremas del Código Penal: prisión perpetua, ya que ambos estaban acusados de homicidio doblemente calificado con ensañamiento y alevosía.

Tanto Riquelme como Videla estaban a cargo de Guadalupe en setiembre de 2010, cuando la nena falleció luego de ser víctima de un sin fin de malos tratos en la capital de San Luis.

Mientras Videla y Riquelme "cuidaban" a la menor en una casa pequeña y con seis menores de edad más, Débora trataba de buscar dinero ejerciendo la prostitución debido a que la pareja "no le dejaba ver a la nena" si no les pasaba dinero, según salió a la luz en el juicio. En el momento de la muerte de la pequeña, Débora se prostituía en Mendoza, pero antes había vivido con la pareja y todos los niños.

La última jornada del debate comenzó ayer en la Sala Penal II de San Luis con el alegato del fiscal de Cámara, Fernando Rodríguez, quien solicitó prisión perpetua para Videla y Riquelme y seis años con ocho meses de cárcel para Débora Di Falco.

En sus argumentos contra la mendocina de 23 años, el representante del Ministerio Público opinó que Di Falco había actuado con desdén a la hora de cuidar de sus hijas, ya que además de la fallecida Guadalupe, Débora era madre de Fátima, una nena de meses que después de la muerte de su hermana fue entregada a una familia cuidadora.

Lágrimas y cara lavada

Débora llegó al juicio en libertad, de hecho vive en Mendoza y trabaja en un hostel desde hace un año y medio. Por eso, no se sentaba al lado de los otros acusados sino junto con su abogada defensora, Nidia Sartor, quien hizo una muy buena defensa de la chica, que hoy está de cumpleaños.

Con su cabello rubio levemente recogido y sus ojos celestes siempre humedecidos por las lágrimas, Débora siguió todas las jornadas del debate con la mirada en el piso. Ayer volvió a llorar cuando escuchó que el fiscal decía que tenía que volver a la cárcel nuevamente (ella estuvo presa en San Luis desde setiembre hasta noviembre de 2010, cuando logró la excarcelación).

Promediando la mañana de ayer, tuvieron su turno los abogados defensores de Videla y Riquelme (Claudia Ibáñez y Guillermo Zalazar, respectivamente), quienes solicitaron al tribunal el sobreseimiento de ambos, "o al menos el cambio de carátula por el de homicidio simple", como solicitó Zalazar.

Al filo del mediodía fue el turno de Nidia Sartor, quien realizó un detalle de cómo llegó Débora a San Luis acompañada de su madre Graciela, de su hija Guadalupe y además embarazada de 4 meses. Eso fue en 2009.

Hizo referencia a que la chica, de por entonces 19 años, "ya venía de una vida de abandono, por parte de su madre, que la hacía prostituirse cuando tenía 13 años. Hablamos de una nena que estuvo internada en centros por negligencia de su madre, mujer que ni siquiera vino a declarar a este juicio. Otra vez la abandonó...", decía Sartor.

Del mismo modo, la abogada oficial hizo mención a las fallas del sistema que no evaluó la situación y por lo tanto no previno lo que luego aconteció: "A Débora se la sacaron a la madre porque ésta no la cuidaba, que era verdad; pero al año se la devolvieron, y la mujer más tarde la hizo iniciarse en la prostitución. Nadie controló lo que pasaba con la menor; acá fallaron las instituciones".

En otro tramo de su alegato, la abogada Sartor les indicó a los camaristas que "para entender este caso es necesario contextualizar los hechos", en clara referencia a que Di Falco fue prácticamente una niña cuando la iniciaron en la prostitución y que su mundo se circunscribía sólo a lo que conocía. "Además, con 19 años (ya) era madre de una nena de 3 y estaba embarazada cuando llegó a San Luis con su madre, teóricamente en busca de trabajo. ¿Quién la iba a tomar?", se preguntó.

Este y otro tipo de intervenciones similares entusiasmaban a las integrantes del colectivo "Ningunas santas", una ONG de la Universidad de San Luis que predica contra la discriminación femenina.

Luego de un cuarto intermedio y después de que el calor reinante del mediodía le dejara paso a una lluvia refrescante, volvieron los jueces, que en menos de diez minutos leyeron sus sentencias.

Mientras eso ocurría, la abogada Sartor abrazaba a su defendida hasta que escucharon la frase "absolver a Débora Di Falco...", y todo terminó. O bien, todo empieza para la chica de Mendoza que hoy, con 23 años de edad, pretende reencauzar su vida.

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