Como todos los años, cada 1 de agosto son muchos los argentinos que, por superstición, miedo, prevención o simple tradición, toman caña con ruda. Simplemente algunos tragos y siempre en ayuna, como homenaje al Día de la Pachamama.
Se sabe que en el nordeste del país, los mayores juran que la caña con ruda prolonga la vida, espantan la mala suerte, promueven alegrías y despojan a la gente de los malos augurios. Es una mezcla de caña blanca paraguaya o ginebra con hojas de ruda, una hierba calificada como medicinal por sus excelentes efectos en el aparato digestivo y también en el circulatorio.
No son pocos los que preparan la caña con ruda desde el 1° de agosto del año anterior, y la toman en igual fecha, 365 días después. Según cuenta la leyenda, quien bebe de esa preparación se previene de enfermedades, pero, además, se siente bien.
La mezcla se bebe en ayunas, preferiblemente a la madrugada y su propósito es de protección. Es una medicina casera y ancestral para mejorar la salud y atraer la buena suerte, pero también funciona como desparasitante. Se toma en tres sorbos, siete sorbos o de un trago largo.
La fiesta de la Pachamama encierra el concepto de finalizar ciclos, renovarse y comenzar nuevos proyectos. Además es un ritual de agradecimiento a la Tierra. La celebración comienza el 1° de agosto y continuará durante todo el mes.
Dicen las creencias que a la Pachamama se la invoca para buscar su protección contra las enfermedades y que, con sus lágrimas, esta madre fecunda la tierra.