La música antigua es un río que merece ser navegado, o una puerta que hay que terminar de abrir tarde o temprano: Mendoza, en este panorama, es un lugar privilegiado. Cuando en otras ciudades, incluso más grandes que la nuestra, son raras las oportunidades de acceder a una buena ejecución de música preclásica, como el barroco, aquí son muy frecuentes. Hay público y hay talento, incluso de exportación.
La Secretaría de Cultura, atenta a este semillero, prepara regularmente espacios para sacarla a la calle, aceitando circuitos de difusión y dando la posibilidad, a la vez, de que el público se forme escuchando un repertorio que, en general, es desconocido (pese a ser tan inmenso) y que está también en permanente “redescubrimiento”.
Recordemos aquí que el ciclo que hoy termina, después de haberse desarrollado por un mes en el Templo de La Merced, tuvo su precedente el año pasado, pero en el Museo de la Educación.
Y a los protagonistas de hoy hay que destacarlos: desde Chile, nos visita el tenor Gonzalo Cuadra Balagna, a quien ya vimos antes (Música Clásica por los Caminos del Vino en 2009, por ejemplo), quien acompaña a la soprano Griselda López Zalba, que ya participó en este mismo ciclo con el dúo Nautas (que forma con el arpa de Ramiro Albino).
Pero como las voces requeridas esta vez son muchas, se formó un ensamble de seis voces, que tuvo la preparación de Elisabeth Guerra. Completa el conjunto el Violetta Club, que está por cumplir sus 15 años de meritorio trabajo y que lo integran Sebastián Alcaraz y Magdalena Scattolini (violines), José Luis Di Marco (chelo barroco), Enzo Paolo Rossi (contrabajo), Gustavo Richter (clave y órgano) y Gabriela Guembe, viola da gamba y directora.
La fiesta barroca
En la primera parte se escuchará “Historia de Jephte”, oratorio del compositor italiano Giacomo Carissimi (1605-1674), que narra escenas de la vida de este juez de Israel, que luchó en contra los Amonitas y que pasó por un crudo sufrimiento: sacrificar a su propia hija como resultado de una promesa irresponsable.
Y aunque sobre esta misma historia existe otro oratorio (y con otro libreto) de Georg Friedrich Händel, esta pieza poco interpretada tiene su importancia y su encanto: introduce ya una figura emblemática del género, como el Narrador, y nos pasea por situaciones bélicas, cantos triunfales, adioses y lamentos.
Ya en la segunda parte, Claudio Monteverdi (1567-1643) será el protagonista. Y cómo no serlo, si este año se cumplen 450 años de su nacimiento.
Es un acontecimiento que no puede pasar inadvertido, puesto que es la figura más importante de transición entre la música del renacimiento y el barroco: vivió, curiosamente, cada mitad de su vida en un siglo diferente. Y lo recordamos por ser el autor de algunos de los madrigales más famosos, aunque también es considerado hoy en día el padre de la ópera: sí, la música escénica adquirió en su arte una nueva dimensión.
Y oportunamente, el repertorio trae desde esa era algunas piezas de su “Octavo Libro de Madrigales”, publicado en 1638. Porque sí, no se puede recordarlo sin estremecerse con el famoso “Lamento della ninfa”, por ejemplo. Otras piezas, como “Hor che ‘l ciel e la terra” o “Ardo, ardo, avvampo”, son al mismo tiempo dolientes y furiosas. El barroco es una unión imprevista: los extremos que conviven, el devenir de climas.
La ficha
Ciclo de Música Antigua
Último concierto: Con Gonzalo Cuadra (Chile), Griselda López Zalba, el ensamble Violetta Club y coro, formado por Julieta Caparotta, Luciana Orellana Lanús, Gloria López Sandmann, Pedro Garabán, Simón Abecasis, Mariano Orozco, bajo la preparación de Elisabeth Guerra.
Fecha y hora: Hoy, a las 19.30.
Lugar: Iglesia de La Merced (Montecaseros 1647).
Entrada: Colaboración de una caja de leche para el Centro Asistencial La Merced, que atiende a personas en situación de calle.
