Allá lejos y hace tiempo quedó la metáfora conceptual derivada de la pequeña casa en la pradera de "La familia Ingalls", en donde la organización familiar estaba dada sólo por mamá, papá y hermanos. El tiempo y las diversas formas sociales hicieron espacio para sucumbir a nuevas formas familiares, unidas por vínculos de amor, que aunque no sanguíneos por completo se entrelazan desde el sentimiento a nuevas maneras de convivencia.
Se trata de las denominadas "familias ensambladas", las cuales se originan a partir del segundo matrimonio, o unión de hecho, cuando uno o ambos integrantes de la pareja tienen hijos de una unión anterior. Es una configuración familiar no tradicional que cada vez tiene mayor presencia en nuestra sociedad.
Como en toda familia, la convivencia, límites y conflictos aparecen entre sus integrantes, y es desde una mirada integradora y conciliadora que en esta nota, dos profesionales especialistas responden pautas, y dan su opinión.
No existen "familias perfectas" sólo familias de formación diversa cuya "perfección" radica en el vínculo forjado, más allá de toda diferencia.
- ¿Cuándo es adecuado plantear la convivencia de todos?
- Es recomendable que las parejas convivan sin sus hijos por lo menos seis meses antes de ensamblar una familia, previo haber escuchado lo que los hijos piensan acerca de vivir con una persona que no es su padre o madre. Como hay muchas piezas en el rompecabezas conviene ir de a poco. Hay que hacer muchas negociaciones antes y hablar ciertos temas, ver las necesidades de cada niño y también tener en cuenta al padre o la madre biológica. No hay un tiempo determinado que sea óptimo, depende de la fluidez y de cuánto se conozcan los integrantes de la pareja.
Hogares ensamblados: el desafío de los límites claros
Uno de los aspectos a desarrollar para potenciar el vínculo en este tipo de lazos, se trata de negociar y no invadir espacios propios. Las voces de las especialistas.
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