Las especulaciones y suspicacias se van al diablo con el diario del lunes (en este caso, del domingo). En este caso, el fin justifica claramente los medios. Porque, mucho más allá de las formas, Godoy Cruz hizo la suya y se favoreció a sí mismo. La victoria ante Patronato es un bálsamo y una arista de que, al menos de este lado de la General Paz, el fútbol goza de buena salud.
Es cierto que con su triunfo, el equipo alternativo de Bernardi le dio una vida más a Tigre, San Martín de San Juan y Belgrano de Córdoba. Tan cierto como que el éxito renueva las esperanzas de meterse en otra copa internacional y lo pone en un lugar beneficioso de cara a lo que viene (el miércoles en Concepción) en la competencia más importante de ese plano.
Para aclarar un poco el panorama bastaría con hacer el ejercicio de la memoria. Y pensar que, hace una semana, pasó del cadalso inexorable a la misericordia divina (perdía 1-0 ante Armenio y lo dio vuelta en un minuto y medio con dos goles de Ramis), de la incertidumbre a la certeza, de la desilusión a la expectativa y confianza.
El desafío de ratificar ese punto de inflexión estaba ahí, a la vuelta de la esquina. Triunfar en la Superliga era algo que el Tomba no lograba desde ese lejano 10 de febrero en el que venció 3 a 2 a San Martín de Tucumán con un gol agónico de Miguel Merentiel, el mismo que ayer, con un zapatazo impecable que se metió como un puñal contra el palo izquierdo de Sebastián Bértoli, le dio la victoria en el campeonato de Primera División casi dos meses después.
El partido fue cambiante. Pasó de un primer tiempo aburridísimo, lleno de imprecisiones y abulia que daba la sensación de un pacto de no agresión a un complemento en el que Godoy Cruz fue otro.
Salió con todo. Y a los 3 minutos sacudió la modorra de la siestita mendocina. Fue cuando Ángel González, uno de los pocos inspirados de la tarde, se asoció con Victorio Ramis y el ex Talleres demostró que está bien dulce en la definición. Gol, 1 a 0 y tercer tanto de Pipe en dos partidos.
No le duró mucho la alegría a Godoy Cruz. Mario Sciaqua movió el banco y acertó. Porque en la primera pelota que tocó, el debutante y recién ingresado Faustino Dettler igualó la historia con un toque cruzado, en el punto del penal, tras una asistencia del ex Godoy Cruz Gabriel Ávalos. Y si antes del 2-1 de Merentiel, el Toma merecía la ventaja, después de consumado el gol justificó la victoria. Ahora queda ganar en la Copa.
