En Cuba, si uno es un deportista de elite y quiere competir a nivel mundial, tiene tres opciones: hacerlo cada tanto con la selección; pedir autorización a las instituciones oficiales para fichar por un equipo internacional o, directamente, fugarse. La mayoría de los atletas tomó dos de las tres alternativas: algunos eligieron vivir en el país e ir, como máximo, a panamericanos, centroamericanos o Juegos Olímpicos mientras que otros se inclinaron por la decisión más drástica. Como históricamente ha sido casi imposible conseguir el consentimiento estatal para irse al exterior, no han sido pocos los que se han escapado en viajes de delegaciones o directamente buscaron abandonar el país en balsas, aventuras en las que muchas veces han encontrado la muerte.
Marlies Mejías García, quizá la joya más brillante de la cantera ciclística femenina de Cuba, asegura que nunca pensó en fugarse ni tampoco puso techo a su proyección. Por eso luchó desde adentro hasta que, hace pocos meses, luego una negociación de más de un año, logró el permiso de su gobierno para fichar con el Weber Shimano Ladies Power, equipo femenino con sede en Argentina que es el único de Latinoamérica compitiendo en el máximo nivel mundial (UCI).
Una movida histórica porque ella fue la primera ciclista en concretar una salida legal desde Cuba, abriendo una puerta para los demás... Así fue que rápidamente, con 24 años y en su primera temporada, Marlies se convirtió en la estrella del team y en los últimos días le ha dado al equipo las dos primeras victorias en su joven historia (está en su cuarta temporada). Este finde pasado, por caso, Mejías repitió en Arlington (Texas) en The Armed Forces Cycling Classic, competencia que contó con la presencia de equipos prestigiosos y con presupuestos top.
“Hubo muchos momentos en que pensé que se iba a poder conseguir el permiso de Cuba. Ya lo habían intentado equipos de España e Italia, pero era muy difícil cumplir los requisitos de la Federación Cubana de Ciclismo y, a la vez, del Instituto del Deporte Cubano (Inder).
Pero Verónica (NdeR: Martínez, la manager del Ladies Power) tuvo mucho tezón, nunca se rindió y lo consiguió luego de un año de muchas idas y vueltas”, explica Marlies.
Habla de Verónica, argentina de 43 años que maneja al equipo desde su residencia en Pennsylvania (Estados Unidos). “Fue una contratación muy difícil. Comencé las conversaciones en enero del 2016, primero con el coach de Cuba, luego con la Federación y por último con el INDER. Ahí me di cuenta por qué ninguna cubana estaba afuera… Ellos quieren saber todo, cuánto va a ganar, las comodidades, la seguridad, el calendario, porque exigen que siga representando a Cuba. Hubo momentos de tensión y trabajamos contrarreloj porque debíamos presentar al equipo en la Unión Internacional (UCI). Pero se terminó dando y fue una enorme satisfacción. También un gran acierto porque Marlies es una figura, una ciclista muy completa que nos da un salto enorme de calidad”, expresa Martínez.
Nicolás Muszkat, creador y director del Weber Shimano Ladies Power, rescata el hecho histórico del fichaje. “El suyo fue el primero y luego se dio alguno más. Fue abrir un mercado, una fuente de talento como lo es ciclismo femenino cubano. Como cuando se produjo la apertura de la URSS o la NBA empezó a contratar extranjeros… Haberlo logrado desde el equipo es un orgullo y va con nuestro objetivo de desarrollar talentos y tener a las mejores de Latinoamérica”, asegura el mentor de este team.
La histora de Marlies es emocionante. Hasta los 12 años nunca se había subido a una bici. Ni había practicado ningún deporte. Nacida en Guantánamo, ciudad famosa en el mundo por tener la cárcel de máxima seguridad que los estadounidenses usan para aislar a terroristas,
Marlies comenzó de grande, junto a su hermana gemela Marlín, casi obligadas por las áreas deportivas que tienen en las escuelas de La Habana.
“Mi hermana era mejor, pero tuvo que abandonar por una enfermedad y seguí yo. De a poco me di cuenta que me gustaba mucho, que podía tener un futuro y de allí en más no paré de trabajar para ser lo mejor que pueda ser", cuenta Marlies desde Estados Unidos. Fue sorprendente su explosión porque en un año y medio, a los 14, ya estaba en la preselección cubana.
“Empecé a ganar en la escuela, luego a nivel municipal, después provincial y ahí me pasaron a otro nivel. Nunca pensé que llegaría tan rápido, aunque se dio naturalmente”, dice ella, quien impresionó en los Panamericanos juveniles (dos oro y una plata) y enseguida fue a un Mundial de mayores y terminó 4° siendo junior. "Y eso que en tecnología estábamos muy atrás de las potencias. ¿Cómo lo hice? Creo que el corazón nos diferencia a los cubanos”, explica con orgullo.
Marlies es de pocas palabras, pero ideas claras. En relación al régimen cubano y a sus convicciones. “Nunca pensé en fugarme. Yo no lo haría por nada, ni por 1.000.000 de dólares. Estoy orgullosa de lo que me da mi país y se lo agradezco. Tampoco, por suerte, tengo amigos o familiares que lo hayan hecho. Sí conozco algunos, y sus historias no terminaron bien. Incluso algunos quieren volver, afuera tampoco hay un paraíso… Es verdad que en el exterior mucha gente habla del régimen sin conocerlo, tiene una visión equivocada… Cree que la gente está presa, que no hay libertades y en Cuba hay muchas cosas buenas de las que no se habla. A veces todo está teñido de lo político. Yo siempre estuve cómoda en mi país y si no se hubiese dado la salida por la vía legal, estaría todavía ahí, sin problemas”, dice quien tiene un pasaporte oficial y la posibilidad de salir y entrar cuando quiere.
Para Marlies el fichar con el Ladies Power y ganar un sueldo le permite mantener a toda su familia, incluyendo a su abuela, hermana y sobrina. "Sabe que toda su familia depende de ella", revela Martínez. Con los muy importantes incentivos que da el gobierno cubano por resultados, Marlies logró comprarse su casa y puede vivir mucho mejor que la media de los cubanos. "Pero ella es muy humilde, sencilla y no tiene divismos. Eso sí, es una competidora nata que siempre está buscando ganar”, completa Vero.
La lealtad de Marlies también es para destacar. Tras los últimos triunfos, varios equipos poderosos se acercaron para ofrecerle más dinero y sacarla del Ladies Power. Y su respuesta fue la misma cuando pudo tener la chance de fugarse de Cuba: “No, gracias, estoy bien así”. Convicciones que le dicen.