Por primera vez, según los memoriosos, incluso cuando el actual Agasajo Vendimial que cada año reúne a referentes de la industria era todavía el tradicional Almuerzo de las Fuerzas Vivas, un gobernador dejó plantados a los asistentes y a la organización de Bodegas de Argentina. El evento en el marco de los festejos 2014 tuvo esa arista destacada y a Francisco Pérez como protagonista excluyente. ¿El motivo? Oficialmente se lo justificó como un intento por evitar la conflictividad de la protesta que los productores y otros sectores impulsaban apostados en los accesos a bodega Los Toneles, la sede del encuentro empresario en Guaymallén.
Finalmente fueron los ministros de Hacienda, Marcelo Costa, y de Agroindustria, Marcelo Barg, las únicas figuras del gobierno provincial que llegaron pasadas las 14 a la bodega acompañados por el titular del INV, Guillermo García. Y lo hicieron en medio de bombas de estruendo y gritos de un grupo variopinto que mezcló consignas de los productores del Este por un mejor precio para la uva, con las del SUTE y hasta trabajadores de la cadena Átomo (de familia Millán, dueña de Los Toneles), pero sin impedir el acceso a la bodega.
"Nos dijeron que estaba a cinco minutos de acá pero no iba a poder entrar. A pesar de la protesta, mucha gente accedió. ¿Cómo no va a poder ingresar el gobernador?", dijo desencajado y con indisimulable fastidio el presidente de Bodegas de Argentina, Juan José Canay. Afuera, esperaban al mandatario Autoconvocados, Productores en Acción y Productores Independientes de Rivadavia quienes sostenían banderas que rezaban "No al oligopolio".
Entre los manifestantes, Daniel Giúdice, dueño de 15 hectáreas de viñedos en Medrano, reclamaba "un mecanismo para que el oligopolio no nos arrolle y créditos para cosecha y retención de stocks más accesibles porque, así, no llegamos a setiembre". Por su parte, Mabel González, viticultora de San Martín, se embanderó en un pedido de muchos: "Hace falta una ley que nos asegure un porcentaje del precio final del vino".
Adentro, la noticia del desplante de Pérez desconcertó a varios de los casi 800 asistentes al Agasajo. "Es un error político garrafal", se lamentaba un bodeguero de larga militancia peronista, mientras en el INTA, y a punto de sentarse a degustar un jugoso corte de carne junto a 500 viticultores de todo el país, el mismo Pérez intentó bajar los decibeles al decir que "hay 18 mil productores en Mendoza y ahí (en el ingreso a la bodega) sólo había un grupo de 50".
Contra el operativo e inflación
A la hora de los mensajes, el titular de Bodegas de Argentina fue crítico con algunas medidas anunciadas por el Ejecutivo a principios de año, especialmente el operativo de compra de uva ($ 2,20 por kilo) y de vino ($ 3) para tonificar el precio de ambos productos.
"Las intervenciones de los gobiernos en el mercado de uva y vino pueden ayudar en situaciones puntuales, pero si queremos una industria pujante, desarrollada y competitiva no debe depender de la ayuda gubernamental. El Estado debe considerar la viabilidad del negocio para no colocar parches año tras año y sí poner énfasis en las acciones de su razón de ser y donde poco podemos hacer como salud, educación y seguridad", señaló Canay.
A su turno, Barg se encargó de responderle. "Obviamente, sabemos que no son mecanismos permanentes, pero buscamos asegurarle una rentabilidad mínima al pequeño productor y, como los precios no son los del mercado, vamos en auxilio de grupos vulnerables", argumentó el funcionario.
Antes, Canay había hecho hincapié en el doble filo de la devaluación en un contexto inflacionario, al considerar "bienvenida la actualización del tipo de cambio para recuperar mercados a vinos fraccionados, siempre que el beneficio no se pierda con los importantes aumentos de los insumos desatados por la nueva cotización del dólar". Y lo ejemplificó con incrementos de hasta el 100% en los insumos "que no se compensan con la suba de precios", pero sin dejar de mencionar el "excesivo gasto público, que afecta a las inversiones y la rentabilidad mínima para contener a todos".
Abajo, en el auditorio, algunos asentían con la cabeza. "El precio que se pretende para la uva ahora es insostenible si no se controla la inflación", aseguraba un dirigente sanrafaelino.
La industria ya había hecho un planteo afín al secretario de Comercio Interior Augusto Costa, semanas atrás. Al respecto, el ministro se limitó a asegurar que "estamos trabajando para que no suban los precios de insumos. De hecho, Tetrapak ya retrotrajo un ajuste en el envase del 20% al 7%, y a 0 en el caso de Precios Cuidados. Pretendemos lo mismo con el cartón", dijo Barg.
Pero ni el anuncio de la puesta en marcha del Fondo Estabilizador de Stocks ($ 200 millones en fondos de la Nación) en un año que augura escasez de volúmenes, ni el inherente a los fletes (un recorte del 60% si se transporta el vino en tren) dados en la mañana, terminaban de convencer al sector bodeguero. Para Carlos Caselles, de Sinfin, "hay un problema estructural a atender, que es la baja productividad". Mientras Andrés Arena de Salentein reclamaba "más profundidad" en los anuncios, un productor maipucino afirmaba: "Este es un año para que el que pueda elaborar que lo haga y si tiene vino que retenga, porque el precio va a dar una estampida".