Desde hace tres años, llueve menos de lo normal sobre dos tercios de España. En Portugal, la sequía nunca fue tan prolongada según los meteorólogos y el 94% de su territorio se encuentra en "sequía extrema".
Los primeros en notarlo son los agricultores, que ven sus negocios golpeados con fuerza. “Es una situación ruinosa”, se lamenta José Ramón González, un pequeño ganadero que ha visto a los agricultores tirar la toalla uno tras otro en Galicia, noroeste de España.
Ante la falta de pasto, ha tenido que comprar forraje desde julio, cuatro meses antes de lo habitual, con costes de miles de euros.
“Hay ríos, fuentes, que ni yo a los 45 años, ni mis padres, ni mis abuelos, vieron secos y que se han secado” en esta región conocida por su pluviosidad, señala.
Para el 31 de octubre la entidad a cargo de los seguros agrícolas españoles, Agroseguro, contabilizó 1,38 millones de hectáreas de cereales, girasoles u olivos afectadas por las sequías o las heladas en España, lo que ha ocasionado más de 200 millones de euros en indemnizaciones.
Las cuencas hidrográficas muestran niveles anormalmente bajos: en Portugal, 28 de 60 de ellas tenían a fines de octubre un nivel inferior al 40% de su capacidad total.
Este fin de semana, un centenar de camiones de bomberos empezaron a trasvasar de una presa a otra a 60 kilómetros, que alimenta la ciudad de Viseu, aprovisionada actualmente con camiones cisterna.