El papa Francisco invitó ayer a los líderes israelíes y palestinos al Vaticano para rezar por la paz, tras haber tocado con su propia mano en Belén el denostado muro de separación entre Israel y Cisjordania, en uno de los momentos más emotivos de su visita a Tierra Santa.
En una iniciativa sin precedentes, el Pontífice argentino invitó tanto al jefe de Estado israelí Shimon Peres como al presidente palestino Mahmud Abbas a orar por la paz en Medio Oriente, un sueño que parece inalcanzable después de más de seis décadas de conflictos y varias tentativas infructuosas de acercamientos.
El Pontífice llamó a los líderes de Palestina e Israel a "elevar una intensa oración pidiendo por la paz" y sentenció que "construir la paz es difícil, pero vivir sin ella es un tormento", al iniciar su segundo día de gira con una misa para más de 8.000 fieles en la ciudad donde, para los católicos, nació Jesús.
"Señor Presidente Mahmoud Abbas, en este lugar donde nació el Príncipe de la paz, deseo invitarle a usted y al Señor Presidente Shimon Peres, a que elevemos juntos una intensa oración pidiendo a Dios el don de la paz", manifestó Francisco.
Los mandatarios aceptaron concurrir al encuentro a realizarse en el Vaticano, en fecha todavía no definida, pero que sería en las próximas semanas ya que el cargo de Peres finaliza a finales de junio.
Este mensaje de paz entre los pueblos tuvo un enorme gesto simbólico cuando, de camino a la plaza del Pesebre en Belén, y en un acontecimiento que no estaba previsto en el cronograma oficial, el Pontífice descendió del coche que lo trasladaba para rezar ante el muro de separación erigido por Israel y que aísla a Cisjordania.
"Ofrezco mi casa, en el Vaticano, para ese encuentro", repitió Francisco al llegar a Israel, tercera etapa de su periplo de tres días por Tierra Santa, después de Jordania y Belén (Cisjordania).
La propuesta fue equiparada a la jornada masiva de ayuno y oración promovida en setiembre pasado por el Pontífice por la paz en Siria, en oposición a una intervención militar estadounidense que en ese momento parecía inminente.
La invitación fue aceptada inmediatamente por Abbas, quien anunció que viajaría al Vaticano el 6 junio.
Se espera una respuesta oficial de Peres, cuyo mandato como presidente de Israel termina el 27 de julio.
La iniciativa del Papa, que será sin duda la marca de su primera visita a Tierra Santa, tiene ribetes de tentativa de reactivación de las negociaciones entre israelíes y palestinos, en punto muerto desde el fracaso el mes pasado de una tentativa de mediación norteamericana.
"Llego con el corazón adolorido por el feroz atentado del sábado en Bruselas. Acto criminal de odio antisemita", dijo el Papa al condenar el tiroteo contra el Museo Judío de Bruselas, que causó la muerte de cuatro personas, entre ellas dos israelíes.
"Que no haya lugar para el antisemitismo, en cualquiera de sus formas, ni para manifestaciones de hostilidad, discriminación o intolerancia hacia las personas o los pueblos", clamó el jefe de la Iglesia católica en su primer discurso ante las autoridades israelíes, entre ellas el presidente Peres y el primer ministro Benjamin Netanyahu.
"Que 'la solución de los dos Estados' se convierta en una realidad y no se quede en un sueño", instó.
Las negociaciones de paz entre israelíes y palestinos topan con cuestiones esenciales: las fronteras, las colonias israelíes en territorios palestinos ocupados, la seguridad de Israel, el estatuto de Jerusalén y los refugiados palestinos.
"Construir la paz es difícil"
"Construir la paz es difícil, pero vivir sin ella es un tormento", proclamó el Papa ante unas 10.000 personas que asistieron a la misa que ofició en Belén, donde según la tradición cristiana nació Jesús.
El Papa hizo una parada imprevista ante el muro de separación entre Cisjordania e Israel, que el Estado hebreo considera indispensable para su seguridad pero que los palestinos denominan "muro del apartheid" y denuncian como un odiado símbolo de la ocupación. (Ver aparte)
Belén se convirtió este domingo en una suerte de capital del "Estado de Palestina", que el Vaticano reconoce oficialmente desde 2012.
"Que se redoblen pues los esfuerzos y las iniciativas para crear las condiciones de una paz estable, basada en la justicia, en el reconocimiento de los derechos de cada uno y en la recíproca seguridad", pidió Francisco.
La agenda en Palestina terminó con la visita del líder de la Iglesia Católica al campo de refugiados de Dheisheh.
"No dejen nunca que el pasado les determine la vida. Miren siempre adelante, trabajen y luchen por lograr lo que ustedes quieren", fueron las palabras de Jorge Bergoglio ante decenas de chicos que con carteles demandaron el fin de la ocupación en el territorio.
"Sepan que la violencia no se vence con la violencia. La violencia se vence con la paz, con el trabajo y la dignidad de llevar la Patria adelante", explicó.
Tras su paso por Cisjordania, el Pontífice arribó al Aeropuerto Internacional Ben Gurion de Tel Aviv donde fue recibido por el presidente Shimon Peres y el primer ministro Benjamin Netanyahu.
En Ammán (Jordania) abogó por negociaciones para poner fin a la guerra civil en Siria y por dar respuesta a los dramas de los refugiados de ese conflicto.
"Constato con dolor que sigue habiendo fuertes tensiones en la región medio-oriental", proclamó el Papa.