Historias nacionales: un año en el que no tuvo paz

La llegada del ex ‘10’ de Racing y la selección uruguaya auguraba una mejoría, pero Godoy Cruz tuvo una conflictiva temporada 95/96.

Historias nacionales: un año en el que no tuvo paz
Historias nacionales: un año en el que no tuvo paz

La ilusión se esfumó como agua entre los dedos y los sueños de ver esa espléndida pegada de zurda dibujar efectos en el cielo de la Bodega se evaporó en un abrir y cerrar de ojos.

Rubén Walter Paz Márquez, el uruguayo que había jugado dos mundiales (México ‘86 e Italia ‘90) junto a Enzo Francescoli en la Celeste, ese que ostenta la chapa de ídolo nada menos que de un grande como Racing, pisó suelo mendocino  el miércoles 17 de enero de 1996 para incorporarse a Godoy Cruz, el equipo de Alberto Isaías Garro que venía de hacer un más que aceptable torneo Apertura ‘95 y se aprestaba a afrontar el Clausura 96.

“Para mí es muy importante venir a Mendoza. Con la gente de Godoy Cruz convenimos un contrato por cinco meses y medio en donde existe principalmente la palabra y el respeto, después lógicamente tendremos que ver el trabajo y los partidos que se vayan a jugar. Lo que yo pretendo y seguro que Godoy Cruz también, es tener un buen rendimiento y que quede satisfecho con el trabajo del equipo y con el individual”, anunciaba Paz, quien en 1991 había coincidido con Alejandro Abaurre en La Academia de Avellaneda.

“Tuve la suerte de conocer a Rubén (Paz) y jugar con él en Racing y en Godoy Cruz. Como jugador era una figura internacional, tenía una pegada extraordinaria. Y como persona era un buen tipo, sencillo y muy tranquilo. En Racing me pasaba a buscar en su auto para ir a los entrenamientos porque yo andaba a en bondi”, recuerda el Cachorro, goleador histórico de Godoy Cruz en el Nacional B con 107 tantos.

Los cronistas de Los Andes que seguían de cerca los entrenamientos de Godoy Cruz de la época reflejaban en su notas que "la calidad de la prodigiosa zurda de Paz continúa intacta. Transita con fluidez la cancha, no ha perdido el buen tranco y ese panorama del juego lo hicieron un futbolista distinto". El 'Tomba' lo esperaba para su debut. El fin de semana siguiente, Godoy Cruz debía visitar nada menos que a San Martín de San Juan en Pueblo Viejo, aunque para ver el estreno del uruguayo con la "10" tombina sobre sus espaldas hubo que esperar hasta la noche del viernes 26 de enero, cuando el Expreso derrotó 2 a 0 a Huracán de Corrientes en el Feliciano Gambarte.

Los correntinos que habían tomado la plaza que dejó vacante Mandiyú, venían de obtener el torneo Apertura casi de punta a punta y luego vencerían por penales a Talleres de Córdoba en la recordada final por el ascenso a Primera.

Sin ser determinante ni mucho menos, luego fue titular en los empates ante Instituto de Córdoba (1-1), Douglas Haig de Pergamino (0-0), Almirante Brown (1-1) y Atlanta (1-1), en la victoria ante Atlético Tucumán (1-0) y en la derrota ante Chacarita (0-1). No  sólo no gravitó; además faltó a algunos entrenamientos y hasta se dijo que se negó a ocupar un departamento que los dirigentes le habían conseguido en la calle Rivadavia de Godoy Cruz. “Ni siquiera se bajó del auto para mirarlo”, contaron.

El uruguayo jamás se convirtió en la figura esperada, tampoco entabló una gran relación con Alberto Garro y su paso casi exactamente dos meses después de haber llegado. El viernes 15 de marzo documentó la deuda y rescindió su vínculo con la CD y el “Grupo de la Plaza”, una subcomisión de apoyo que integraban, entre otros, el actual vicepresidente Alejandro Chapini y el ex presidente Mario Contreras, uno de los impulsores de la llegada del uruguayo.

Fue una temporada tempestuosa en la vida deportiva de Godoy Cruz. La deuda con el plantel profesional llegó a los 600 mil dólares y al club llegaron demandas de jugadores de la casa como De Luca, Vargas, Villalobos, y otros como Riquelme, Núñez, Paz y Janín. El Tomba no tuvo paz...

Los chicos le pusieron el alma 

El domingo 24 de marzo de 1996 no fue un día más en la historia del Expreso. Por aquel entonces, Godoy Cruz estaba sumergido en la profunda crisis económica y luego de la práctica del sábado 23, el plantel profesional decidió no viajar a Buenos Aires para enfrentar al otro día al Deportivo Morón.

¿Motivo? La incumplida promesa de pago de los sueldos al plantel. El Tomba perdió los pasajes en avión y comenzó la búsqueda de los jugadores del sub 23 y otros chicos del Tombita que ese domingo debían enfrentar a Rivadavia por la Liga Mendocina.

Horas más tarde, algunos jugadores mostraron su arrepentimiento ante la decisión tomada y expresaron su deseo de viajar. ¿Quiénes? Manchado, Oldrá, Iglesias, Abaurre, Astudillo, Dierna y Daine. Se realizó una reunión y por unanimidad la Comisión Directiva determinó rechazar el pedido ya que estaban arribando los juveniles (algunos de ellos todavía no habían jugado ni siquiera en la primera local). Luego de un viaje agotador, los pibes hicieron un esfuerzo sobrehumano porque llegaron al estadio apenas un par de horas antes en colectivo. Ya en cancha de Morón, hicieron un verdadero partidazo.

El Gallito empezó ganando 2-0, pero el Tombita de Diego Pozo, Daniel Leguizamón y Marcos Lama, los más conocidos, lo empató 2-2. Morón lo ganó sobre el final. Los chicos comenzaron a crecer de golpe.

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