Luego de 15 días de búsqueda el vocero de la Armada Argentina anunció esta tarde que "no habrá salvamento de personas". La primera submarinista de Sudamérica, un cabo que planea casarse en dos semanas y un padre a quien su mujer le escribe cartas de amor.
Estas son algunas de las historias de vida de los 44 tripulantes del submarino "ARA San Juan" desaparecido en el Atlántico, sin esperanza de ser hallados con vida.
Oriunda de Oberá, provincia de Misiones, Eliana Krawczyk soñaba con ser ingeniera industrial pero la muerte de un hermano en un accidente y de su madre por un infarto cambió su vida.
Se inscribió en la escuela Naval y en 2012 se convirtió en submarinista, la primera en Sudamérica. A los 35 años, era la jefa de Armas del ARA San Juan.
"Lo viví siempre bien, y siempre me gustó. No tuve ningún freno ni intervención de nadie, y nunca tuve ningún problema. Duermo con dos compañeros en el mismo camarote. Soy la única mujer a bordo y me siento bien, contenta y feliz" contó Eliana en una entrevista.
El capitán de fragata Pedro Martín Fernández, 45 años, era el comandante del submarino. Nacido en Tucumán, estaba casado y tenía tres hijos adolescentes.
El 2 de marzo de 2015 se había mudado a la ciudad costera de Mar del Plata, 400 km al sur de la capital, apostadero del "ARA San Juan" y donde residía casi toda la tripulación.
Fue quien envió el último mensaje desde el submarino, en el que reportó el ingreso de agua de mar por el sistema de ventilación de baterías, que ocasionó un cortocircuito y principio de incendio. No lo consideró alarmante.
Al cabo primero Luis Niz, de 25 años, nacido en La Pampa, egresó en 2016 como destacado de su promoción, lo que le permitió ser destinado al "ARA San Juan". En Mar del Plata lo esperaba la cabo primera Alejandra Morales, música. Tenían todo listo para casarse el próximo el 7 de diciembre.
Quien también esperaba casarse, pero el próximo años era el teniente Renzo Martin Silva, de 32 años. Había ingresado a la escuela Naval a los 18 años y soñaba con ser submarinista desde su niñez en su ciudad natal, San Juan. Vivía con su futura esposa, María Eugenia Ulivarri Rodi, militar como él.
El palmirense Fernando Santilli, de 35 años, era submarinista desde 2010. Ingeniero de profesión, dejó muy joven nuestra provincia, para buscar su sueño de ser submarinista.
Su hijo Stefano, de poco más de un año, aprendió a decir "papá" mientras él estaba desaparecido en alta mar, contó su esposa Jessica Gopar. "Fue mi gran amor, estuvimos siete años de novio, seis de casados y tenemos un hijo, Stéfano, que nos costó mucho que Dios nos mandara", contó su esposa.
El capitán Mario Armando Toconás Oriundo, de 36 años, ingresó a la Marina hace 13 años. Dejó su Patagonia natal para instalarse en Mar del Plata, cerca de la base naval adonde fue destinado. Allí lo esperaba su niño de 8 años y su compañera embarazada de cuatro meses.