Hasta el momento hemos hablado en particular acerca de la historia del té. Pero hoy vamos a abrir un paréntesis para referirnos a los beneficios reales y comprobados del té en la salud.
La infusión de las hojas de Camellia sinenesis contiene múltiples sustancias que son incorporadas por nuestro organismo y generan aportes beneficiosos. Entre ellas encontramos a los fluoruros, vitaminas (A, B, C, D, E) y minerales como el potasio, el magnesio y el sodio.
El té también tiene dentro de su composición antioxidantes, cafeína, hidratos de carbono, lípidos, proteínas y aminoácidos (el más especial se llama L-teanina, ya te contaremos por qué).
A través de sus antioxidantes (llamados Catequinas, Teaflavinas y Tearrubiginas), el té “inactiva” sustancias dañinas llamadas radicales libres y de esta forma previene el daño a las estructuras del ADN, lípidos y proteínas.
En definitiva, disminuye el daño que sufren nuestras células y colabora en la prevención de enfermedades. Además, estas sustancias son responsables del color, sabor, aroma y astringencia del té de acuerdo a la distinta proporción de ellas en cada variedad.
Por otra parte, tenemos a la cafeína del té. A veces se la llama Teína, pero es la misma sustancia presente en el café. 1 gramo de té contiene más cafeína que 1 gramo de café.
Sin embargo, 1 gramo de té rinde para muchas más tazas que uno de café; por lo tanto 1 taza de éste último tiene más cafeína que una taza de té.
La cafeína tiene efecto estimulante entre otros, por lo que mantiene alerta a la persona al igual que el café. Sin embargo, existe en la hoja de Camellia sinensis una sustancia llamada L-teanina capaz de modular los efectos del café.
Este aminoácido ingresa al cerebro y promueve la liberación de sustancias que generan sensación de bienestar, relajación y concentración.
Desde este punto de vista, ciertamente es muy beneficioso consumir té en vez de café para obtener los mejores efectos de la cafeína sin sufrir nerviosismo.
Los efectos comprobados del té en la salud son múltiples, entre los que se encuentran la hidratación (similar a la ingesta de agua) y reducción de la predisposición a las caries.
También disminución del colesterol, de las reacciones inflamatorias dañinas y del daño tisular, colaborando de esta forma en la prevención de enfermedades metabólicas, cardiovasculares e inflamatorias, entre otras.
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