En notas anteriores te contamos sobre los inicios del té y cómo empezó su viaje hacia el mundo. Hoy nuevamente te invitamos a viajar con nosotras. Taza de té en mano, y vamos...
La versión más difundida dice que el té se introdujo en Marruecos a comienzos del siglo XIX. A pesar de esto, hay noticias anteriores de Ismaíl de Marruecos, cerca de 1680, que pidió como rescate de marineros europeos unas bolsas de té.
La cultura del té en Marruecos se define por las tradiciones en la forma de servirlo. Suele ser junto con los alimentos. El té ocupa un puesto muy importante en la cultura y es considerada una expresión artística.
Desde el punto de vista social es considerado como una bebida de cortesía y hospitalidad servido como agasajo a los huéspedes.
Rechazar la invitación a un té es considerada una falta de educación.
Es costumbre que el té sea elaborado por hombres (generalmente por el cabeza de familia). Se utiliza el té Gundpowder (*) mezclado con hojas de menta y azúcar y se bebe sólo o acompañando las comidas.
Para el ritual del té se usa tetera metálica, vasitos de cristal con bordes dorados y motivos arabescos. El azucarero y la bandeja deben ser también metálicos, como la tetera.
Una vez depositadas en la tetera las hojas de té, la menta y el azúcar, se vierte en el vaso desde una altura considerable y luego se vuelve a vaciar el contenido del vaso en la tetera. Esta operación se repite varias veces, hasta que el té empieza a formar una espuma en el vaso. Es entonces cuando se debe degustar.
En Turquía son amantes de las bebidas calientes y el té es la más consumida. El té turco se cultiva en la zona oriental de la región del Mar Negro, en un pueblo llamado Rize, y la principal variedad consumida es el té negro.
Casi el 60% del té es producido por la empresa estatal AYKUR, y al ser una bebida básica para los turcos, la industria está regulada por el gobierno.
Se prepara la infusión en un “Çaydanlik” (“Çay” significa “té” en turco) o tetera de dos cuerpos apilados. La parte inferior es la caldera, y suele ser más grande que la superior. La caldera está llena de agua hirviendo, similar al “Samovar” ruso.
Al igual que este último, en la tetera superior se prepara un té muy concentrado que después se diluye con el agua caliente de la caldera.
Se sirve en unos delicados vasos en forma de tulipán. Estos vasos se llaman "Ince Belli". Se puede añadir un poco de azúcar y se consume habitualmente sin leche.
El té se toma en el desayuno y después de las comidas en Turquía. En los restaurantes y los zocos es una bebida de cortesía y no nos cobrarán nada por un vaso de té.
También son tradicionales algunas infusiones de hierbas que se suelen tomar durante días fríos de invierno y son muy populares entre los turistas. Ellas son el Ihlamur (tisana de flor de tila), Ada çayi (tisana de salvia), Kusburno çayi (tisana de rosa mosqueta) y el Elma çayi (tisana de manzana). Esta última es la que suelen conocer la mayoría de los viajeros que visitan Turquía.
En Paquistán el té se sirve como cortesía para los visitantes y los huéspedes. Se hierve agua con semillas de cardamomo, canela y anís estrellado y allí se infusionan las hebras de té. Se endulza y mayormente lo consumen con leche.
En Tíbet la costumbre es totalmente distinta. La forma tradicional de elaborarlo es mezclar té seco en un mortero con agua de arroz y después prensarlo en bloques. Los restos del té se mezclan con harina de cebada hasta obtener una pasta, que luego se cocina con trozos de té prensado, bicarbonato y agua, se sala y por último se adereza con especias. Más tarde, esa masa de té se mezcla con agua caliente y mantequilla de yak de olor rancio. La bebida se llama Bo Chá, tiene color similar al del cacao y es muy espesa. Con frecuencia se acompaña de una torta de maíz y cebada. Se honra al anfitrión al beber 2 tazas de Bo chá.
En las próximas notas seguimos viajando y tomando té.
(*) Té Verde de China cuyas hojas están enrolladas manualmente en pequeñas bolitas como "pólvora de cañón" que "explotan" al abrirse en infusión.
