Historias de desconectados: los chicos que quedan fuera de las clases virtuales

Desde que no se puede ir a la escuela presencial, varios alumnos no pudieron recibir educación.

Historias de desconectados: los chicos que quedan fuera de las clases virtuales
Historias de desconectados: los chicos que quedan fuera de las clases virtuales

El 15 de marzo, cinco días antes de que entrara en vigencia el aislamiento decretado por el presidente de la Nación, el dictado presencial de clases fue suspendido en todos los niveles. El motivo fue el mismo que luego desencadenó en el aislamiento social, preventivo y obligatorio ya mencionado: la pandemia de coronavirus.

En todo el país, la decisión de suspender las clases presenciales fue acompañada por la puesta en marcha de un dictado de clases online, con plataformas específicas y las distintas herramientas que brinda la tecnología para que el contacto "docente - alumno" no se interrumpiera y los más chicos pudiesen ir cumpliendo con tareas, trabajos y metas rediseñadas a fin de dar continuidad al ciclo lectivo 2020.

Incluso, hubo hasta convenios para que ciertas plataformas educativas -Escuela Digital Mendoza, en nuestra provincia- estuviesen disponibles para los alumnos y sus familias sin el consumo de datos móviles en los celulares.

No obstante, y más allá de los esfuerzos e iniciativas oficiales; la realidad evidencia que no todos los chicos mendocinos pueden acceder a este sistema educativo virtual. Y muchos de ellos, ya sea por problemas de conectividad o por situaciones de vulnerabilidad, no han logrado reinsertarse en la escuela.

Tal como informó Los Andes hace unas semanas, aunque no hay aún datos oficiales de la Dirección General de Escuelas (DGE), según estimaciones del propio gobierno escolar hay en Mendoza 37.000 chicos sin acceso a internet para hacer las tareas. Y si se tiene en cuenta que se contabilizan unos 377.000 alumnos en todos los niveles educativos (inicial, primario y secundario), se desprende de que una de cada 10 chicos no tiene cómo hacer las tareas o mantenerse en cursado.

También de acuerdo a otras estimaciones -extraoficiales- dos de cada 10 alumnos tiene algún problema de conectividad o no tienen acceso. Sin embargo, desde la DGE destacan que esto no significa que estos chicos no estén en contacto con los docentes, pues el desafío en estos días no está centrado en quienes están cursando y completando los deberes, sino en recuperar a aquellos que han quedado marginados.

En ese sentido, la DGE impulsa desde hace días la campaña "Tu ayuda nos conecta", que apunta a recolectar celulares en desuso -pero en buen estado- para donar a los chicos más vulnerables, así como fondos para comprar esos aparatos o módems para conectarse a las computadoras.

El titular de la DGE, José Thomas, indicó que esperan que durante la primera quincena de mayo ya se pueda conectar a entre 4.000 y 5.000 familias para regresar al cursado.

"Uno de los problemas que nos ha mostrado la pandemia es la falta de conectividad y la falta de recursos que tienen los sectores más vulnerables para poder estar conectados a internet. En este momento es la mejor forma que tenemos de conectar a los estudiantes con sus maestros", explicó Thomas.

Pero, además, hay profesores -como Ernesto Ullua (57)- que aprovechan las salidas para repartir bolsones de verduras en las zonas más carenciadas para repartirles también fotocopias con trabajos y tareas a sus alumnos. Incluso, lo hace cuando no hay mercadería que repartir, y él mismo pasa a retirar el material por las casas.

Y también hay familias como la Hinojosa (en la zona más castigada de Capilla las Nieves, Guaymallén) en las que en días de suerte los cinco niños pueden cumplir con las tareas; siempre y cuando su mamá tenga dinero para cargarle una tarjeta al teléfono prepago. Pero hay otros días en que no, porque su papá -albañil- tiene que llevarse al trabajo el único celular con que cuenta la humilde familia.

Tarea en mano

Ernesto es profesor de Educación Física y trabaja en dos escuelas de zonas "muy conflictivas" en Las Heras y en Guaymallén. Es coordinador en dos Aulas de Aprendizaje de Experiencias Protegidas (ADEP), que nuclea a chicos de entre 14 y 17 años y con repitencia, sobreedad o no escolarizados en la secundaria.

"Cuando comenzó el aislamiento, en Guaymallén empezamos a trabajar por WhatsApp con algunos chicos. Mandaba la tarea por ahí, y ellos la contestaban. Pero no todos podían, porque muchos se quedaban sin conexión. Entonces empezamos a trabajar con (la aplicación) Drive y como también seguíamos con problema de conectividad, nos pasamos a la plataforma de la DGE. Ahí yo subo las tareas, los chicos las descargan para resolverlas, y vuelven a subirlas ya completadas. El tema es que muchos de mis alumnos no la entienden bien ni pueden conectarse. Entonces, de 270 chicos que tengo en total, apenas cuatro o cinco suben las tareas", destacó el profesor, quien agregó que cuando hacían el intercambio por WhatsApp y mantenían las clases por esa herramienta llegaron a ser 60 alumnos en el grupo.

Ante estas complicaciones con las que se encuentran docente y alumnos, Ernesto trata de mantener la comunicación por WhatsApp. Pero no son muchos ("en las escuelas donde estoy yo, 70% de los chicos no tienen celular ni computadoras" destacó). Y esto fue lo que lo empujó a garantizar la forma en que las tareas les lleguen a los chicos: llevárselas presencialmente a sus casas. "El lunes vamos a hacer una entrega de bolsones de comida. Y yo me ofrecí a llevarlos a las casas, para llevarles además fotocopias a 20 de mis alumnos. Voy a aprovechar y decirles a los padres que cuando vayan a buscar la comida, lleven la tarea", sintetizó Ullua.

En Las Heras está la otra escuela en la que el profe es coordinador. Aquí ya ha llevado a la práctica la estrategia de llevar tareas y material de forma presencial a los hogares de los chicos. "Me pongo el tapabocas, los guantes, me protego bien y voy. Me quedo en la puerta de las casas o en el auto, y los padres salen a buscar las fotocopias para los chicos. Lo he repetido dos o tres veces ya. Incluso hay chicos a quienes les dejo la tarea con los vecinos", contó el hombre.

El vínculo con muchos de estos chicos no es sólo académico, sino también humano. De hecho, los padres muchas veces lo contactan al profesor por otras situaciones conflictivas por las que han pasado. 

“Recibo las tareas de todas las áreas, y las mando. Por WhatsApp o en persona. Muchas veces también hago de nexo entre los otros profesores y los chicos. Ellos están permanentemente en situaciones de riesgo y vulnerabilidad”, se lamentó.

Un solo celular para cinco personas

Teresa Cisneros vive en un humilde barrio de Capilla Las Nieves. Comparte su casa con su marido (de apellido Hinojosa) y sus tres hijos: Brisa (13), José (11) y Abdías (9).

"Los chicos reciben las tareas por WhatsApp y las mandan a los profesores. En la casa se van turnando los tres para usar el teléfono y hacer las tareas. A veces imprimimos las tareas y mandamos las fotos a los profesores y también les pide que manden videos de otros trabajos. Yo siempre trato de tener algo de crédito cargado en el celular, para que puedan mandar", se explayó Teresa.

Pero hay días, como el miércoles, en que el papá de los chicos tuvo que llevarse el teléfono para trabajar. Y ese día los chicos no pudieron conectarse ni completar las tareas. "A veces trato de explicarles las cosas yo, pero no entiendo todo. Por suerte Brisa entiende algunas cosas y también le explica a sus hermanos", resumió.

La difícil tarea de controlar el presentismo

A lo largo de estos días de clases online, los docentes continúan registrado el presentismo de los chicos en el sistema GEM. El director general de Escuelas, José Thomas destacó que se trata de un ausente "no computable" y que la intención es detectar -por medios de las reiteradas inasistencias- a aquellos chicos que han quedado fuera del cursado.

"La importancia con que mantenemos la carga del presente en el GEM es para saber qué chico está o no está en el sistema. Hoy es un ausente no computable, pero esto nos permite saber a qué chicos no estamos llegando ni con papel, ni con la televisión ni con la tecnología para poder ayudarlo. Donde vemos que un chico tiene una trayectoria débil, vamos a ir desde el Estado con todos los recursos que tengamos y vamos a intentar ayudarlos. En este caso, acercándoles un celular o una computadora", dijo. Esta semana se anticipó que la DGE no tendría en cuenta las calificaciones obtenidas en este período "virtual".

Tenemos algo para ofrecerte

Con tu suscripción navegás sin límites, accedés a contenidos exclusivos y mucho más. ¡También podés sumar Los Andes Pass para ahorrar en cientos de comercios!

VER PROMOS DE SUSCRIPCIÓN

COMPARTIR NOTA