Llevan y traen alimentos, combustibles, insumos médicos y distintos tipos de elementos esenciales para el abastecimiento de todo el país. Desde un principio fueron exceptuados de la cuarentena y siguieron trabajando a pesar del miedo y de que la mayoría de la población estaba resguardada en su casa. Pero desde el 29 de mayo, cuando se dieron a conocer tres contagiados con Covid-19 con supuesto nexo epidemiológico por haber estado en contacto con uno de ellos, pasaron a estar en el centro de la escena en la provincia.
Se trata de los choferes de transporte de cargas, quienes por estos días siguen sus tareas cotidianas con todos los cuidados que la pandemia exige, pero que además enfrentan la estigmatización por su trabajo y por ser vistos como un nuevo foco de contagio. Ellos dicen estar de acuerdo con los controles y con los testeos, pero piden un trato igualitario.
Pablo Brea (43) nació en Buenos Aires, pero desde hace más de 20 años vive en Junín. Su rutina laboral lo lleva a visitar sus pagos en su camión dos veces por semana, aunque desde antes de la cuarentena no ha vuelto a ver a sus padres, que todavía residen allá.
"Vengo con verdura al Mercado central y a los centros de distribución de los supermercados grandes", contó Pablo desde Buenos Aires, donde pasa sus horas de espera encerrado en su vehículo, cuando antes le gustaba salir a caminar para matar el tiempo. "Me debo cuidar porque tengo una familia, no puedo andar por ahí", aseguró. Y comentó que siempre fue bastante obsesivo con la limpieza y que continúa así, además de usar los correspondientes elementos de protección.
Cuando llega a su hogar cumple estrictas medidas de limpieza. "No salgo, me quedo encerrado. Y si hace falta algo de la diaria, va mi señora", indicó el trabajador. Sobre los controles, recordó que previamente le pedían llenar declaraciones juradas. "Como todavía no he vuelto desde las nuevas disposiciones no me lo han hecho, pero me parece perfecto. Porque si doy positivo no vuelvo a mi casa y no contagio a nadie", consideró Brea.
Si bien Pablo no ha vivido situaciones de estigmatización recientemente, sabe en qué lugares puede parar comer o cargar combustible y en cuáles no. "Se ha generado toda una psicosis, la gente se mal informa y cada vez se nos hace más difícil", se lamentó.
El menor contacto posible
A Ángel Quenan le toca transportar cargas tanto a nivel nacional como internacional por lo que ayer se encontraba en Chile.
"Nosotros llevamos cargas generales y a veces carga peligrosa, también alimentos como azúcar, aceite, entre otros", enumeró. Cuando le toca su descanso en la provincia, que suele ser entre un día o dos, permanece en su domicilio con su familia. "Comparto con ellos pero tengo los recaudos necesarios de tener el menor contacto posible y desinfectarme todo el tiempo", dijo.
Por otra parte, aseguró que cuando le tocan sus horas laborales utiliza máscara facial, alcohol en gel y permanece dentro del camión de forma permanente.
Según su experiencia, antes del caso del camionero que suponían estaba infectado (pero dio negativo) los controles eran muy pocos. "Más de tomarnos la temperatura, no me han hecho nada. Pero ahora han empezado con los tests para corroborar que las personas que ingresan al país no tengan el virus", relató.
Quenan se lamentó del trato general que reciben en el país. "No te dejan parar en ningún lado. Te tratan como el infectado más peligroso, aunque todos sabemos que la mayor parte del país se mueve gracias al camión", expuso, y pidió que los traen de forma más gentil. Como ejemplo de esta situación detalló que en San Luis les prohíben detenerse y les exigen que permanezcan como máximo seis horas en esa provincia.
Por su parte Federico, quien viaja de Mar del Plata o Rosario hacia Chile, relató que cuando vuelve intenta no vincularse mucho con su familia. "Porque no sé si tengo el virus o no. Así que mi rutina en sociedad es un poco más aislada, trato de no frecuentar en grupo, ni compartir ciertos elementos", precisó a la vez que contó que le presta más atención a la higiene por su salud.
Quenan se lamentó del trato general que reciben en el país. "No te dejan parar en ningún lado. Te tratan como el infectado más peligroso, aunque todos sabemos que la mayor parte del país se mueve gracias al camión", expuso, y pidió que los traen de forma más gentil. Como ejemplo de esta situación detalló que en San Luis les prohíben detenerse y les exigen que permanezcan como máximo seis horas en esa provincia.
Por su parte Federico, quien viaja de Mar del Plata o Rosario hacia Chile, relató que cuando vuelve intenta no vincularse mucho con su familia. "Porque no sé si tengo el virus o no. Así que mi rutina en sociedad es un poco más aislada, trato de no frecuentar en grupo, ni compartir ciertos elementos", precisó a la vez que contó que le presta más atención a la higiene por su salud.
Desde Uspallata opinó que siempre hay gente que los va a discriminar por ser transportistas, pero él trata de hacer caso omiso y hacer cuarentena en su camión. "Sin nosotros el país no caminaría, porque la mercadería que transportamos es para que llegue a cada una de sus casas. Ese es mi pensamiento y no lo voy a cambiar, soy camionero y cuido a esta sociedad", manifestó.
En tanto Óscar Broculo, quien se mueve de Argentina a Chile, contó que su rutina semanal antes de la Covid-19 era mucho más calma. "Realizaba los viajes tranquilo y sin miedo", observó. Tras la declaración de la pandemia le tocó vivir muchas circunstancias en la ruta, como que les cierren los comedores, las duchas, los baños, hasta las puertas de los camiones sin dejarlos bajar, tal como enumeró.
"Es una falta de respeto, no tenemos derecho a nada. Somos un rubro de los que más nos cuidamos porque tenemos una familia atrás y no queremos contagiarlos", subrayó.