Las leyes Jim Crow, que tuvieron vigencia en Estados Unidos entre 1876 y 1965, aseguraron la exclusión racial en todos los espacios públicos bajo la reseña "separados pero iguales". Esta legislación se aplicó especialmente a los estadounidenses negros (aunque también a algunos blancos pobres) garantizándoles desventajas económicas, educativas y sociales.
Uno de los principales objetivos de las Jim Crow fue evitar a la población negra votar o actuar como jurados. La discriminación era parte de lo cotidiano.
Así, por ejemplo, los afroamericanos tenían asignados ciertos espacios dentro del ómnibus y si un blanco quería sentarse debían darle el lugar; estaban prohibidos los matrimonios interraciales; no podían usar los mismos bebederos ni lavabos (el Pentágono tiene el doble de los baños que necesita justamente por este motivo); existían lugares por donde ingresaban los blancos y otros por donde lo hacían los negros; los niños iban a distintas escuelas, asistiendo los alumnos blancos a las de mayor calidad educativa; se pertenecía o no a un equipo según el color del deportista, etc.
Desde luego, Hollywood no fue la excepción. Al estreno de "Lo que el viento se llevó", el 15 de diciembre de 1939, sólo se permitió concurrir a los actores de "raza" blanca. Pero Hattie McDaniel, la célebre criada negra del filme, rompió la barrera del color al ser la primera persona afroamericana en asistir a los premios de la Academia y en ganar un Oscar. Aunque durante la ceremonia ella y su esposo fueron ubicados en la parte trasera del salón, cerca de la cocina.
Este gran éxito, sumado a otros trabajos cinematográficos, permitió a McDaniel comprar una casa en 1942. Lamentablemente se vio envuelta en una batalla legal para poder quedarse con su hogar, las Jim Crow también limitaban el derecho de los afroamericanos a ser dueños de inmuebles. Finalmente, Hattie pudo enfrentar el sistema racista en tribunales con éxito y conservó su vivienda.
Nuestra protagonista nació en junio de 1895, en Wichita, Kansas. Hija de dos esclavos liberados (Henry McDaniel y Susan Holbert) heredó de su madre el talento artístico. Siendo una entre 13 hermanos, supo desde pequeña que sería actriz y en 1930 se mudó a Los Ángeles con el sueño de triunfar en el cine. Durante años realizó trabajos domésticos para sobrevivir y consiguió solamente papeles muy secundarios. Soportó ser ridiculizada por familiares y amigos, quienes veían como algo absurdo aquel afán por el séptimo arte.
Por suerte no dio su brazo a torcer y al fin el destino le sonrió: logró actuar junto a Will Rogers en "El juez Priest". Luego vino una pieza con Shirley Temple en "La pequeña coronela". Las puertas de Hollywood se abrieron a McDaniel, al punto de que prácticamente no tenía competencia para su papel en "Lo que el viento se llevó".
Desgraciadamente tuvo que dejar sus trabajos en radio y televisión al ser diagnosticada de un cáncer de mama. La enfermedad estaba ya muy avanzada y la actriz falleció poco tiempo después, a los 57 años, el 26 de octubre de 1952. Miles de personas asistieron a su funeral y 125 limusinas escoltaron la procesión. El racismo no faltó al encuentro, acompañándola literalmente hasta la tumba, ya que el cementerio principal de la ciudad la rechazó. No se permitía que las personas con piel oscura fueran sepultadas junto a las blancas.
Sin hijos y divorciada por cuarta vez, la última voluntad de Hattie fue donar su Oscar a la Universidad Howard, pero la estatuilla se remató por orden judicial y actualmente se desconoce el paradero.
Una historia de racismo en Hollywood
Lo Más Destacado