Entre las causas congénitas se encuentran:
-Factores hereditarios o no hereditarios.
-Complicaciones en el embarazo o en el parto. Por ejemplo, falta de oxígeno al momento de nacer, ictericia grave durante el período neonatal, bajo peso en el nacimiento.
-Infecciones que haya sufrido la madre durante la gestación, como rubéola o sífilis.
-El uso incorrecto de determinados fármacos durante el embarazo. Por ejemplo, aminoglucósidos, medicamentos citotóxicos, antipalúdicos y diuréticos.
Entre las "causas adquiridas" se destacan las siguientes:
-El envejecimiento.
-Padecer infecciones crónicas del oído. En los niños, la otitis media crónica -presencia de líquido en el oído- es una causa frecuente.
-Sufrir enfermedades infecciosas como meningitis, sarampión y parotiditis.
-La obstrucción del conducto auditivo por cerumen o cuerpos extraños.
-Padecer traumatismos craneoencefálicos o de los oídos.
-El consumo de algunos medicamentos como los que se prescriben en el tratamiento de infecciones neonatales, el paludismo, algunos tipos de tuberculosis y algunos tipos de cáncer.
-Exponerse a un ruido excesivo (la OMS recomienda un límite de 65 decibeles). Esta circunstancia puede producirse en el puesto de trabajo, si está relacionado con maquinaria ruidosa o explosiones, o durante actividades y eventos recreativos en bares, discotecas o conciertos, donde se alcanzan a veces los 110 decibelios. También puede ser perjudicial usar auriculares para escuchar música a un volumen excesivamente alto.
¿Se puede prevenir?
Hay muchas maneras de prevenirla:
-Realizar todos los controles prenatales durante el embarazo.
-Recibir todas las vacunas del Calendario Nacional.
-Pedir para los recién nacidos la Prueba de Pesquisa Neonatal Auditiva antes de salir de la maternidad o dentro del primer mes de vida.
-Llevar a las niñas y niños al control periódico de salud, aunque estén sanos.
-Limitar el volumen y el tiempo de uso de los auriculares y evitar los ambientes ruidosos.
¿Cuáles son sus síntomas?
En la etapa anterior al desarrollo del lenguaje, puede no haber síntomas, pero sí algunas señales de alarma:
-Falta de reacción del niño ante ruidos fuertes.
-El bebé no balbucea o deja de hacerlo.
En otras etapas de la vida, la pérdida de audición se puede manifestar con síntomas como:
-Problemas para seguir una conversación que se produce entre dos o más personas.
-Dificultad para oír en ambientes con mucho ruido.
-Problemas para diferenciar sonidos agudos.
-A veces puede producirse sensación de falta de equilibrio o mareo, sensación de presión en el oído o escucharse un zumbido.
¿Cómo se trata?
La detección e intervención oportuna son fundamentales para disminuir las consecuencias de la pérdida de audición en edades tempranas. En cualquier caso y en función del tipo de hipoacusia, su grado y el momento de aparición, existen varios tipos de tratamientos:
-La utilización de audífonos: amplifican el sonido hasta volverlo audible para la persona.
-La intervención fonoaudiológica temprana y la habilitación/rehabilitación auditiva.
-Otras herramientas que pueden favorecer la comunicación de estas personas: la lectura de los labios, los textos escritos o el lenguaje de señas.
Por la vía quirúrgica, y de acuerdo con la clínica y patología del paciente, existen las siguientes opciones:
-La cirugía de reparación del oído medio: puede consistir en la colocación de una prótesis que remplaza el estribo, en la reparación de perforaciones del tímpano, etc.
-El implante coclear: es un tratamiento muy común en caso de hipoacusia profunda. Se trata de un dispositivo electrónico que sustituye al oído externo, medio e interno, capaz de recoger los sonidos, transformarlos en estímulos eléctricos para transmitirlos al nervio auditivo y restablecer el flujo de información auditiva que llega al cerebro.
-El implante de tronco cerebral: es una técnica similar a la anterior, pero los electrodos que se implantan estimulan directamente los núcleos cocleares en el tronco cerebral.
-El implante de conducción ósea: se coloca bajo la piel un dispositivo que transmite al hueso del cráneo vibraciones, que el oído interno percibirá como sonido.
Fuente: Gobierno de Mendoza