Su padre, el "Lauchón", fue asesinado hace horas. Sin embargo, a Leonardo Viale se lo escucha entero del otro lado del teléfono sólido, aunque también suena preocupado. Porque considera que ahora, con las acusaciones y las sospechas que rodean la muerte de su papá, su familia vive "una situación sumamente delicada".
Leonardo acepta la charla por una razón que para él resulta fundamental. "Quiero que limpien el nombre de mi viejo. Él no es narco", asegura este odontólogo de 36 años. "Ni tampoco truchaba títulos. Siguen ensuciando", acusa, sobre las últimas versiones. Y para justificar su defensa, asegura que su padre sólo se dedicaba a su trabajo como agente secreto del Servicio de Inteligencia (SI).
"¿Con 40 años de servicio, a vos te parece que va a tener drogas en mi casa?", pregunta sin esperar respuestas Viale.
Según relata, el martes a la mañana el Grupo Halcón entró a la casa de su padre "como ellos si fueran los ladrones". En esa propiedad, ubicada en la calle Rocha Blaquier al 1500, en La Reja, vivían su padre, su madre y el menor de los tres hermanos. Esa mañana, de acuerdo a lo que cuenta Leonardo, el hermano había salido a llevar a la novia a su casa. Sus padres dormían cuando irrumpió el equipo especial de la Bonaerense.
"Lauchón" se despertó sobresaltado por el ruido a explosión que se generó cuando el Grupo Halcón violentó la puerta de entrada a la casa, después saltar los ligustros.
"Mi vieja estaba durmiendo y él se identificó. Pero empezaron a los tiros", dice Leonardo. La balacera fue en la puerta de la habitación donde dormían "Lauchón" y su esposa. Viale asegura que cuando su padre reaccionó al sonido de la puerta, todos los policías estaban adentro de la casa, esperándolo en la puerta de la habitación.
"¿Cuánto pudo haber tardado en levantarse y llegar a la puerta, que es donde empezaron los tiros?", pregunta, pero en realidad busca demostrar que a su padre lo ejecutaron sin darle chance a que se identifique como espía. "Ya estaban todos ahí. Y mi viejo defendió. Quiso cuidar su casa. Pensó que eran ladrones. Si no, él jamás le tiraría a policías", jura el odontólogo, quien considera que la Policía debió "haber rodeado la casa y con megáfono decirle que se entregara".
Leonardo explica que, por el tipo de trabajo de su padre, nunca hablaban sobre qué hacía, qué investigaba: "Eso nunca se preguntó en la familia. Nadie sabía". Pero en lo que insiste es en que su papá no tenía nada más que esconder que no fueran los detalles de su trabajo. Y que con eso vivía, sin lujos. "Mi viejo no tenía nada. Su casa estaba hipotecada".
