Por Fabián Galdi - editor de MÁS Deportes digital -
Esa tendencia a la dicotomía y el antagonismo que parece regir el gen argentino es la que en este año saliente se incrustó en dos figuras futbolísticas de nivel premium: Gonzalo Higuain y Carlos Tévez. Los dos atravesaron situaciones personales de signo similar y ciclos que alternaron las altas y bajas - respectivamente - hasta finalizar 2016 en un pico de alza conforme a la trayectoria de excelencia que se supieron conseguir. Uno recuperó su autoestima a partir de su presente exitoso en la Juventus; el otro está en lo más alto del podio mediático, a partir de tres ítems: su casamiento formal, la posible ida a China y la consolidación del vínculo afectivo con el hincha de Boca Juniors tras los dos tantos en el Superclásico ante River Plate y la posterior ovación- gol incluido - en La Bombonera frente a Colón. Los vaivenes en los cuales transitaron estos doce meses tanto en Pipita como en el Apache marcan una línea histórica del fútbol: un jugador de alta competencia debe estar preparado para afrontar estas oscilaciones y salir airoso de esa lucha personal permanente consigo mismo hasta volver a posicionarse en el centro de la escena.
Como si fuera una paradoja del destino, Higuain y Tevez tuvieron puntos de contacto en dos oportunidades de las cuales puede calificárselas como históricas.
En primer lugar, los dos atacantes compartieron el plantel que disputó el Mundial de Sudáfrica 2010. Inclusive, en el triunfo 3-1 frente a México, en octavos de final, se repartieron los goles - dos el oriundo del xeneize y el restante, obra del surgido en el millo - pero fue tras el golpe duro de la eliminación en cuartos, tras el lacerante 0-4 contra Alemania, que los caminos se separaron para siempre.
Ocurrió que Carlitos salió en defensa firme de la continuidad del cuerpo técnico encabezado por Diego Maradona, en tanto que el por entonces jugador del Real Madrid hizo causa común con su grupo más afín: Lionel Messi, Kun Agüero y Ángel Di María, quienes se abstuvieron de demostrar en público cuáles eran sus posiciones sobre el mismo caso.
Apenas un mes después de la derrota en Ciudad del Cabo, el seleccionado argentino debía afrontar un compromiso frente a Irlanda - en Dublin - y un día antes del juego sucedió un hecho determinante: Tevez hizo declaraciones con respecto a que Julio Humberto Grondona había asegurado la permanencia de Maradona y el propio presidente de la AFA lo llamó para conversar a solas.
Ya nada fue igual para el nacido en Fuerte Apache. Hasta fue llamativo su aislamiento dentro del plantel que disputó la Copa América 2011, ya bajo la conducción de Sergio Batista, y esa conducta grupal pareció extenderse bajo el mandato de Alejandro Sabella, quien nunca lo convocó durante sus cuatro años de gestión.
Con la llegada de Gerardo Martino, Tevez atravesaba un momento esplendoroso en la Juve - subcampeón en la Champions League 2014/2015 - pero apenas disputó pocos minutos en la Copa América 2015, en Chile. Llamativamente, también, luego de su importante aporte en el triunfo ante Colombia - convirtió el penal decisivo en la tanda definitoria - ni siquiera jugó un solo minuto en el revés de la final en el Estadio Nacional de Santiago frente a La Roja.
Sin embargo, el regreso a su nivel más apreciable se dio en la primera quincena de este mes y hasta el propio Edgardo Bauza señaló que podría regresar a La Selección si es que se va al fútbol chino y mantiene su actual rendimiento en el equipo de Guillermo Barros Schelotto.
El segundo motivo vinculante entre ambos futbolistas fue el sentido de pertenencia que desarrollaron con una de las camisetas con más historia en el #Calcio italiano, ni más ni menos que de La Vecchia Signora. Luego de su paso por la Premier League, en la cual alcanzó logros significativos con el West Ham, Manchester United y Manchester City, Carlitos necesitó lo que le faltaba en el fútbol inglés: calor y clamor popular.
Ya en su último tiempo con los citizens, Tevez había perdido su lugar de gravitación dentro del grupo y además atravesó una etapa de conflicto con el entonces entrenador Roberto Mancini. En Turín, en cambio, encontró su lugar en el mundo fuera de la Argentina - permítase la metáfora - y al igual que le había pasado cuando llegó al Corinthians en 2004 junto con Javier Mascherano y de la mano del empresario iraní Kia Joorabchian. En el Timao fue ídolo, la misma categoría a la que accedió en La Juve. Ni siquiera su paso productivo por el ManU de Alex Ferguson, Cristiano Ronaldo, Paul Scholes y Ryan Giggs, entre otros, le dio esa categoría de idolatrado por los fans.
Tras su formidable temporada 2014/2015, el Apache presionó para retornar a Boca, aún sabiendas que sólo le faltaba un año de contrato. La ingeniería financiera que desplegó el club conducido por Daniel Angelici le reportó al jugador el sello de entrada al país en el pasaporte. Y el hueco que dejó Carletto en el bianconeri no tardó en cubrirse con otro argentino, en una de las transferencias más complicadas y polémicas de los últimos años. Porque Juventus fue directamente a arrebatarle el artillero del campeonato al Napoli, el adversario que gestó el duelo Norte-Sur desde la época de Diego en contraposición a Michel Platini. Y se quedó con Higuain, nomás, quien le viene rindiendo en un nivel superlativo a fuerza de goles y buenas producciones a base de la conexión con su compatriota Paulo Dybala.
Pipita jugó su primera Copa del Mundo en 2010 y Carlitos, la última hasta ahora. (Archivo)
A Higuain se lo pulverizó a través de las ironías y los bastardeos por intermedio de los memes. Inclusive, su satirización se prolonga como ejemplo de quien toma decisiones equivocadas a partir de un estado de confusión generalizado. La carga pesada que sobrellevsa en sus espaldas proviene de las chances de gol desperdiciadas en la final de la Copa del Mundo Brasil 2014, la Copa América Chile 2015 y la Copa América Centenario EstadosUnidos 2016. Sin embargo, de a poco está recuperándose aunque en modo completo en Juventus y en modo parcial en el seleccionado, en el que marcó un gol - vs Perú, en Lima - en cuatro partidos de las eliminatorias rumbo a Rusia 2018. A Tevez le pasó igual cuando no hallaba su lugar ni mejor forma en el xeneize, al punto de que las críticas lo tenían como centro.
El final de año encuentra a los dos en un punto alto de productividad y a la altura de las circunstancias. Como si se hubiera consumado una venganza... aunque ésta tenga más que ver con uno mismo y para demostrar que aún no han llegado al final del recorrido de sus respectivas y pródigas trayectorias.