Hicieron un bolsillo para celulares

Alumnas de una secundaria idearon un “depósito temporal” de sus móviles para dejarlos durante las clases. De esta forma, además de cumplir con las normas vigentes, buscan fomentar valores como el respeto y la confianza mutua.

Hicieron un bolsillo para celulares

Los teléfonos inteligentes forman parte de la vida cotidiana, en especial de los adolescentes quienes son quizás los que están más conectados durante todo el día. Por esta razón, en las escuelas de  Mendoza se tomó la decisión de que los celulares deben apagarse durante las horas de clase como lo establece una normativa de 2008.

Así, durante el ciclo lectivo 2016 los teléfonos no deberán interrumpir las clases,  en caso contrario podría ser sancionado el alumno propietario del mismo.

“Ante esa resolución de la Dirección General de Escuelas (DGE), los directivos colocaron una caja en cada aula donde debemos dejar los teléfonos durante la clase”, contó un grupo de alumnos de la escuela N° 4-004 “Mercedes de Segura”, del departamento de San Rafael. Allí surgió la idea de hacer algo diferente, que a la vez sirviera para decorar el aula y que generara el respeto por las normas y el cuidado de los elementos personales.

De esta manera, en una de las  materias -Proyecto Integrado- comenzaron a idear la forma de cumplir todos esos objetivos y a la vez decorar el aula. “Pensamos en hacer un receptáculo, algo donde dejar los celulares, porque la caja en realidad no se usa. Nadie quiere dejarlo ahí, sólo lo hacemos en casos extremos cuando un profesor lo exige”, contaron Rocío Mesas y Celeste Peñalbé, de 5° 1ra.

“Con la temática de nuestra promoción que se llama “Pineapple” decidimos hacer una piña grande con los colores de nuestro buzo que son rosa y verde agua”, explicó Rocío. Está hecha en tela, tiene bolsillos donde se colocan los teléfonos y se colgará junto al pizarrón, a la vista de todos los estudiantes del aula, “aunque todavía no pusimos la piña gigante porque van a pintar el curso y nos pidieron que esperáramos”, dijo.

Para llegar a esta idea previamente realizaron un diagnóstico del uso de los teléfonos celulares por parte de los jóvenes. “La dependencia que tenemos todo el día, el uso que le damos, tanto en las redes sociales como para navegar en internet para buscar información, o escuchar música nos llevó a buscar la forma de desprendernos de los teléfonos mientras estudiamos”, afirmaron las chicas.

Pero como el dejar sus aparatos a la vez genera en los estudiantes temor de que pueda perderse o dañarse un celular, intentaron generar un sistema que les dé seguridad. En un principio habrá una persona encargada que confeccionará un listado de los alumnos que dejan sus celulares, aunque un objetivo a largo plazo es que no haga falta que nadie controle.

“La idea es que por confianza mutua se deje el teléfono durante las horas de clase, que no se retire en los recreos del bolsillo, sino que recién cada uno lo saque al terminar la jornada escolar”.

Como se trata del resultado de un proyecto que dirige la profesora Gabriela Gil, primero se realizó el diagnóstico de la situación y luego, cuando ya transcurra tiempo de uso, se hará una evaluación de los resultados.

“Como la idea gustó en la escuela, además que se observó que nadie utiliza las cajas provistas por las autoridades, desde la dirección promueven que cada curso tome esta iniciativa y la replique, con su diseño propio”, relataron las chicas, que forman parte de un curso integrado  por 30 mujeres y un varón.

“Si bien todos dependemos del celular nos dimos cuenta que es necesario dejarlo a un lado, no sólo tenerlo en silencio en las horas de clases”, señalaron. “Uno se siente partícipe de algo como este proyecto, por eso queremos que dé resultados, que podamos acostumbrarnos a dejarlos teléfonos al entrar a clases, a retirarlos cuando nos vamos a nuestras casas, sin pensar que alguien puede llevarse uno que no le pertenece”, agregaron.

El silencio de ringtones en la clase, o de la vibración de un teléfono, es parte de que los docentes puedan impartir sus clases sin interrupciones que perjudiquen el aprendizaje de los estudiantes. “Que no estemos mirando el teléfono todo el tiempo, o atentos a una notificación son algunas de las cosas a las que nos tenemos que acostumbrar”, concluyeron las jóvenes.

Una ley provincial que se cumple a medias

En mayo de 2008 se aprobó en la provincia de Mendoza la Ley 7861 que prohíbe el uso de celulares y otros dispositivos electrónicos durante las horas de clase para los alumnos  y docentes. Sin embargo, hasta ahora no se había hecho cumplir sino a medias, ya que incluso los profesores  reconocen que los celulares forman parte de la vida cotidiana de cualquier persona.

Ante esta realidad, y como son utilizados por las familias que están todo el día fuera de casa como forma de estar en contacto permanente, en otros países se optó por ejemplo que los celulares estén apagados durante las horas de clases, reglamentar que sólo puedan utilizarse antes o después del horario escolar, como también de colocarlos en lugares alejados de la vista y del alcance del usuario, en modo silencio, en espacios especiales como  cubículos o bolsillos.

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