Fue un viernes a la tarde, en el edificio de la calle Viamonte. Había varios dirigentes, con Luis Segura,Daniel Angelici y Rodolfo D'Onofrio como actores principales. El clima era cordial.
El consenso, mutuo: el árbitro sorteado estaría en el primer superclásico de la Libertadores. En el centro de la escena, una bolsa y cinco papelitos con los nombres de los referís pre-seleccionado por los representantes de Boca y River. El presidente de AFA ofició de “secretario” y realizó el sorteo. Diego Ceballos, el elegido.
Abel Gnecco, representante argentino en el Comité de Árbitros de la Conmebol, llevó “la recomendación de los clubes” al organismo internacional. Sin embargo, no fue escuchado. La poca experiencia del árbitro y la valoración sobre su presente fueron los argumentos para rechazar el pedido. Germán Delfino terminó dirigiendo.
La discutida actuación del referí en el primer Boca-River abrió el camino para el futuro reclamo de los dirigentes. Por eso, cuando Néstor Pitana se posicionaba como el encargado de impartir justicia el jueves, en la Bombonera, Angelici y Juan Carlos Crespi, como abanderados del reclamo xeneize, “conversaron” con Juan Angel Naput, presidente de Conmebol, para torcer la decisión y lo lograron. River, beneficiado en el primer cruce con la tolerancia del árbitro, ofreció poca resistencia.
Los encargados de la formación de árbitros de AFA están disconformes con la designación de Herrera. Entienden que “es un referí joven y con mucha proyección” y que este partido puede ser una bisagra tan positiva como negativa. “Es un juez muy respetuoso del reglamento, que es muy severo. Aunque eso también le puede jugar en contra si se pasa de rosca”, le contó a canchallena.com una persona ligada al mundo del referato.