Un año diferente. Alejado de la pantalla, Hernán Piquín, el artista fetiche y favorito de “ShowMatch”, se bajó de los escándalos y vericuetos de la televisión y decidió dedicarse solo al teatro. Recuperado de una dura lesión que le dejó la última edición de “Bailando por un Sueño”, se tomó un respiro, recargó energías y volvió a casa: los teatros.
El objetivo para esta temporada, era el mismo que en sus anteriores espectáculos; contar una historia desde el cuerpo, donde la danza es el lenguaje, su lenguaje. Como en “Freddie, el musical”, ahora eligió otro clásico, Los Beatles, como el hilo conductor de su obra.
“Estoy descansando. Anoche tuvimos función en Olavarría y salimos a las tres de la mañana para Venado Tuerto. Me gusta la gira, pero es agotador”, afirma entre risas el bailarín desde la habitación de un hotel.
El ajetreo del viaje en el colectivo de gira, ajustar detalles antes de cada presentación, el armado del escenario, sumado a las exigencias escénicas, el bailarín sortea con alegría la posibilidad de a sus 41 años, seguir bailando y alimentar la escena de la danza, revitalizando el espíritu de la disciplina.
En “Let it Be… una historia de amor”(ver aparte), el show con el que vuelve a Mendoza (el sábado 14 de noviembre, en el auditorio Ángel Bustelo y el domingo 15, en el teatro Ducal de Rivadavia), monta una propuesta dinámica, fresca, con la que mueve la fibra del espectador.
-¿Por qué elegiste los Beatles en tu nuevo espectáculo?
-Me gustan los Beatles. Cuando decidimos no estar en “ShowMatch” este año, quería hacer un espectáculo que contara una historia. Entonces empezamos a buscar; apareció Frank Sinatra, Sandro. Y un día mi representante me dijo de hacer algo con Los Beatles. Me encantaría, ¿pero cómo hago a los cuatro Beatles? ¿Qué contamos? Entonces la pensamos como una historia de amor con los Beatles. Son 29 canciones, de las cuales bailo 27. Y es una historia donde predomina y triunfa el amor. La gente que lo vio está muy contenta.
Luego de cada función subo una foto a mi Facebook y ahí recibo todos los comentarios de la gente. Es un espectáculo emocionante, donde la gente se levanta de la butaca para bailar.
-Un nuevo desafío de crear nuevas piezas, para conquistar al público desde el movimiento…
-Es lindo contar una historia desde el movimiento. Cada canción fue elegida para el momento en que se baila. Y está bueno llegar a la gente desde el movimiento y que lo entienda. El trabajo es fuerte, pero es lindo. Porque ves el crecimiento, como se adapta. A veces uno se da cuenta, pero es hermoso poder vivir y trabajar de lo que uno ama hacer. Quizás estás pendientes de otras cosas y no se da cuenta de eso.
El escenario, su lugar
Criticado y aplaudido, desde su actuación en el certamen comandado por Marcelo Tinelli, Hernán Piquín rompió esa barrera entre la popularidad y la danza clásica. Mucho antes, a los 10 años, debutó en el teatro Colón y luego, recorrió escenarios del mundo, con la compañía de Julio Bocca, lo cual le valió experiencia y reconocimiento internacional.
Referente de las nuevas generaciones e inquieto como pocos, sabe que su tiempo en el escenario se acorta. Sin embargo, no deja de sorprender al público, con el talento y carisma que lo caracterizan. “Con 41 años cuesta hacer 27 canciones seguidas... ¡es cómo que te quedas sin aire! Mi cuerpo gracias a Dios no tuvo mucha lastimadura. Si bien tuve mucha exigencia; hacíamos dos clases por día con Julio Bocca, eso te prepara el cuerpo”.
Tras dos semanas de gira por distintas provincia, en enero volverá al teatro Astros y se repartirá en el verano, entre la ciudad de Buenos Aires y Mar del Plata. En abril comenzará su gira internacional.
-¿Te preocupa el éxito, a la hora de empezar un nuevo proyecto?
-No. A mí no me preocupa el hecho de llenar una sala. Lo que quiero es que la gente salga contenta después de ver la función. Que la función no sea que paguen una entrada y nada más. Si no que la disfruten, puedan reflexionar lo que vieron. Que me escriban y me den una devolución. Y lo que me importa es que la gente que labura conmigo esté bien. Porque no es fácil encontrar trabajo de lo que uno ama hacer. Entonces cuando está esa posibilidad, que la puedan disfrutar.
-Sobre todo en el mundo de la danza donde el espacio es acotado y sobre todo, mucha competencia, envidia…
-Lo que pasa es que la envidia siempre estuvo, desde que el mundo es mundo. Quizás es más evidente que en otros ambientes. Hay gente en el ballet que es envidiosa o no comparte el éxito que uno puede llegar a tener. Pero yo les deseo lo mejor, que llenen un teatro, que puedan bailar. En eso no me meto, me gusta que a la gente le vaya bien. Porque eso habla bien de la gente, que apuesta a ir al teatro, que le gusta. Eso es importante.
-¿Te gustaría dirigir el ballet del Teatro Colón?
-Me encantaría. Sí, el Argentino de la Plata, el Colón. Me encantaría dirigir una compañía.
-¿No te llegó alguna propuesta?
-Por el momento no, pero sé que puedo llegar a ser capaz. Y creo que tendría buena recepción de la gente del ballet. Además lucharía muchísimo para que bailen. Para que tengan funciones y funciones; no que solo tengan treinta funciones al año. Si no llegar a tener más de cien.
Nosotros con Julio Bocca teníamos 180 funciones anuales. Lograr eso para una compañía, es darle vida. Para un bailarín estar arriba del escenario es lo más importante. Y si se te pasa el tiempo y tener pocas funciones, de las cuales el primer bailarín baila la mitad, se te pasa la vida entre clases y ensayos.
-Julio Bocca llevó esa renovación al Ballet Nacional Sodre de Uruguay…
-Totalmente. Tienen la suerte de tenerlo a Julio como director, que cuando nosotros estábamos en su compañía viajábamos y bailábamos por todo el mundo. Ahora lo está haciendo con el Sodre, aprovechando sus contactos como artista. Es buenísimo para un bailarín que le pase eso.
-¿Y cómo te imaginás como maestro?
-Sería respetuoso, me gusta que las cosas se hagan como corresponde. Me gustaría ser director y trabajar con las figuras, transmitirles lo que yo aprendí. Todo eso me fascina. Poder trabajar y luchar por los derechos de los bailarines.
Un amor a través de los Beatles
En su nuevo espectáculo "Let it be… una historia de amor", Hernán Piquín junto a doce bailarines en escena, propone una relato coreográfico, fresco y dinámico, donde las canciones del cuarteto de Liverpool, son el engranaje del guión.
Una romance prohibido, una dramática historia traducida en movimiento, música e imágenes. Con coreografías de Georgina Tirotta, los arreglos musicales de Gerardo Gardelin, la voz de Matías Mayer, el artista recrea, a través de 29 canciones, un relato intenso, con la belleza y la estética de su danza.
Ficha
"Let it be… una historia de amor"
Tour sdsdfsdfafsda 2015.
Funciones: sábado 14 de noviembre, a las 21.30 en el auditorio Ángel Bustelo. Domingo 14, a las 20, en el Teatro Ducal (Rivadavia).
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